Argo
(EE.UU., 2012, 120 min)
Dirección:
Ben Affleck
Guión:
Chris Terrio
Intérpretes:
Ben Affleck
Bryan Cranston
Alan Arkin
John Goodman
Victor Garber
Clea DuVall
Scoot McNairy
“Argo” es la tercera película de Ben Affleck, un actor que curiosamente está logrando muchísimo más prestigio como director que como actor. El film, que tiene unas críticas excelentes y le está yendo muy bien en taquilla (en Estados Unidos ha conseguido algo rarísimo: alcanzar el número 1 en su tercera semana; y se lo debe a un boca a boca envidiable), está libremente inspirado en un caso ocurrido durante en la Crisis de los rehenes de Irán (1979 – 1981), en el que un agente de la CIA se inventó un plan rocambolesco para sacar de extranjis a seis estadounidenses de Irán.
A finales de 1979, mientras el Sah de Persia está en Nueva York para recibir un tratamiento contra el cáncer, el ayatolá Jomeini inflama al pueblo para que se rebele contra los estadounidenses. Una turba enfurecida sitia la embajada de Estados Unidos, y acaba penetrando al interior, donde coge como rehenes a varios diplomáticos y ciudadanos americanos, exigiendo que EE.UU. les devuelva al Sah para que sea juzgado en su país (para que sea ahorcado en su país). En la confusión, seis trabajadores de la embajada logran huir y se refugian en casa del embajador de Canadá, quien los mantiene ocultos. En Estados Unidos, la CIA baraja planes para sacar a los seis fugados, pero ninguno tiene muchas probabilidades de éxito, hasta que al agente Tony Mendez (Ben Affleck) se le ocurre uno que parece menos malo: inventarse que Hollywood quieres dirigir un film de ciencia ficción en Irán, y que los rehenes realmente son el equipo técnico que está buscando localizaciones.
“Argo” es una película entretenidísima, de ahí su excelente boca a boca, que tiene grandes momentos y cosas muy tontas (y una elección de casting terrible: Ben Affleck podía haberse reservado únicamente las tareas de dirección, porque no es buen actor y aquí está muy soso).
Comienza con mucha fuerza con la toma de la embajada, pero ahí mismo aparece una cosa idiota: cómo se cuelan los iraníes dentro (no me creo que nadie voluntariamente decida ponerse a dialogar con una masa enfurecida, que lo último que va a hacer es razonar). Es una pena, porque el aumento de la tensión está muy conseguido y muestra muy bien el caos; por lo que Affleck podía haber mostrado que simplemente echaban una puerta abajo, que el espectador se lo iba a tragar.
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Ben Affleck |
Después vienen unos minutos un poco confusos, que a mí no hacían más que sacarme de la película. El problema es que Affleck tarda muchísimo en decir qué ha pasado con la gente que estaba en la embajada. Yo pensaba que los habían matado salvajemente, y que por eso la CIA se centraba en los seis que habían huido. Entonces me preguntaba por qué no habían puesto las muertes, para subir la tensión; hasta que más tarde descubrí que los de la embajada simplemente estaban retenidos. Y entonces la pregunta era por qué eran tan importantes esos seis, si tenían a un montón de gente en la embajada. La película nunca responde la pregunta ni muestra que la CIA esté desarrollando un plan alternativo para la embajada (no hacía falta detenerse mucho, porque la película no va de eso, pero sí indicarlo). Viendo la película, la sensación que daba era que la CIA había abandonado a su suerte a los rehenes de la embajada y se había volcado por completo con los seis huidos.
A continuación vienen unos minutos divertidísimos con toda la parafernalia de Hollywood, donde John Goodman y Alan Arkin están hilarantes. A mí me parece, junto a la huida final, lo mejor de la película.
A mitad del metraje, Affleck, para mantener la atención del espectador, sube de tensión de forma muy forzada en dos escenas que no van a ninguna parte: las fotos en el bazar y la posible delación de la criada de los canadienses.
Y luego viene una huida espléndida. Ya conoces a los personajes (y por lo tanto, hay empatía) y conoces los riesgos, y Affleck no hace más que arrojar obstáculos y obstáculos para subir más y más la tensión. La huida es larguísima, y Affleck logra que no te agotes y estés todo el rato mordiéndote las uñas, a pesar de que hay cosas muy forzadas.
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