Ghost in the Shell 2.0 [4]
Kōkaku Kidōtai 2.0
(Japón, EE.UU., 1995, 2008, 85 min)
Dirección:
Mamoru Oshii
Guión:
Kazunori Itō
Intérpretes (v.o.):
Atsuko Tanaka
Akio Ōtsuka
Iemasa Kayumi
(Japón, EE.UU., 1995, 2008, 85 min)
Dirección:
Mamoru Oshii
Guión:
Kazunori Itō
Intérpretes (v.o.):
Atsuko Tanaka
Akio Ōtsuka
Iemasa Kayumi
Definitivamente, no me gusta el anime. Cada vez veo más claro que para que lo disfrutes, o bien te has leído el manga en el que se basa, o has visto tantísimo anime y leído tantísimo manga que has asimilado una serie de convenciones del género que te permiten llenar huecos en la trama sin problemas, huecos que para mí son incomprensibles.
“Ghost in the Shell” es uno de los clásicos del género. La película está basada en un manga de 1989 de Masamure Shirow, que es un artista de manga muy prestigioso, y la dirigió en 1995 Mamoru Oshii, un reconocido director de animes. “Ghost in the Shell” recibió las alabanzas de James Cameron, y los hermanos Wachowski se la mostraron al productor Joel Silver cuando le estaban vendiendo el proyecto de “Matrix”, diciendo que querían eso en acción real.
En 2008, el director Oshii, al tiempo que estrenaba su película “The Sky Crawlers”, decidió remozarla y creo “Ghost in the Shell 2.0”: cambió planos de animación tradicional por planos en 3D creados por ordenador, cambió el color de varias escenas y los cortes de música, y la mezcló en 6.1. Y cabreó a los fans tanto como George Lucas cuando decide retocar “Star Wars”.
Por lo poco que pude entender de la trama, ésta de desarrolla en un Japón del futuro en el que los humanos tienen implantados en el cerebro discos duros que se pueden piratear. En la misteriosa Sección 9, un grupo de asalto busca a un hacker, el “Marionetista”, que está hackeando cerebros. Ese grupo de asalto está comandado por Motoko Kusanagi, una ciborg en plena crisis de identidad porque no sabe si tiene alma.

Digamos que la trama de “Ghost in the Shell 2.0”, quitando créditos, dura 75 minutos, de los que entendí los últimos 10. Es un poco “Akira”, pero a la inversa: allí, si haces un esfuerzo por no pestañear y seguir la trama, puedes lograrlo hasta el final, donde las acciones son incompresibles; aquí te pasas gran parte de la película sin entender qué está pasando, hasta que llega el final.
Así y todo, no sé qué trapicheos se trae la Sección 6, ni a quién ataca Kusanagi al principio, ni cómo llega el “Marionetista” al coche del final, ni qué tienen que ver los americanos. Posiblemente todo esté explicado, pero a mí se me escapó.
Lo que me gusta es su estética (aunque los nuevos planos son terribles y no tienen ninguna coherencia: la protagonista cambia de diseño cuanto les da la gana, y no tiene sentido que los vehículos voladores sean digitales y los coches no; y las partes digitales parecen más un vídeo-juego que una película), la crisis de identidad que sufre la protagonista (el “ghost” es el alma y el “shell” el cuerpo), y la idea de que pirateando el cerebro de los humanos, se puede cambiar sus recuerdos, y por tanto, su vida, sin que la gente sepa qué es realidad y qué es recuerdo inventado.
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