Kubo y las dos cuerdas mágicas [7]

Cartel de Kubo y las dos cuerdas mágicas
Kubo and the Two Strings
(EE.UU., 2016, 101 min)
Dirección:
Travis Knight
Guión:
Marc Haimes
Chris Butler
Intérpretes (v.o.):
Art Parkirson
Charlize Theron
Matthew McConaughey
Ralph Fiennes
Rooney Mara

“Kubo y las dos cuerdas mágicas” es un cuarto largometraje de la productora Laika, una compañía especializada en películas por animación de stop-motion, cuyas historias tienen elementos paranormales con momentos oscuros. “Kubo” es la que más me gusta, pero como al resto (“Los mundos de Coraline”, “El alucinante mundo de Norman” y “Los Boxtrolls”), es mejor el diseño de producción y momentos aislados que el conjunto por un guión que necesitaba más trabajo.

            En el antiguo Japón, el chico Kubo, que vive con su madre en una cueva, puede manipular el papel con su samisén: cuando lo toca, trozos de papel se pliegan formando personajes y vuelan; contando historias así, con su instrumento y papeles voladores, Kubo se gana la vida. Kubo no es un chico normal, ya que su abuelo materno es un dios que le robó el ojo izquierdo de bebé, y ahora ha enviado a dos tías suyas para que le roben el otro, y Kubo solo podrá vencerlas si se hace con una armadura mágica.
Fotograma de Kubo y las dos cuerdas mágicas            “Kubo” es visualmente alucinante, tiene grandes momentos (todas las escenas de acción y sobrenaturales son magníficas) y cómo trata el tema del amor es muy emocionante, pero narrativamente está llena de baches y de incongruencias; si tuviera un guión más cuidado, sería una película inmensa.
            El film tarda una barbaridad en empezar. Ves que la madre de Kubo lo ha salvado siendo bebé, y luego hay un salto adelante en el tiempo de diez años. Pasan a presentarte el lugar donde vive el chico y cómo se gana la vida, y aunque todo es muy bonito (en especial la escena del samisén y los papeles), no hay nada de tensión. Kubo vive tranquilo, y sabes que lleva así al menos diez años, y no hay nada que lo amenace. La situación cambia un poco cuando su madre le cuenta su historia, lo de sus tías, y que no puede estar fuera de noche. Entonces Kubo un día que intenta contactar con el espíritu de su padre, se queda fuera de noche, y sus tías le atacan en una secuencia maravillosa.
            Ahora empiezan las incongruencias. Hay un parón en la historia, y sin desvelar mucho diré que resulta que la madre que tenía problemas de memoria al principio, ahora recuerda todo y sin una justificación sólida decide ocultarle la verdad a su hijo. Kubo, de potra, se encuentra en el camino con un personaje importantísimo que le va a ayudar (y que no tiene lógica que siga con vida). Las tías son tan tordas que deciden atacarlos de una en una, para que así las puedan vencer. Y está clarísimo que el abuelo de Kubo, que es quien le quiere robar el ojo, le tiende una trampa en el último viaje.
Para mí lo más sangrante es que hay una figurita de papel, en teoría poseída por el espíritu del padre Kubo, que lo va guiando hacia las piezas de la armadura que tiene que encontrar; eso está muy bien, pero más tarde se descubre que el padre sigue vivo. Entonces, ¿quién demonios había poseído la figurita? Y la armadura, además, no sirve de nada.
Bellísima y frustrante al mismo tiempo. “Kubo” avanza a trompicones, con muchos subidones de emoción por lo bien hechas que están varias escenas seguidos de parones, pero si no eres muy exigente, y no le das muchas vueltas a la coherencia de la trama, esta película te encanta.
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