Limitless
(EE.UU., 2011, 105 min)
Dirección:
Neil Burger
Guión:
Leslie Dixon
Intérpretes:
Bradley Cooper
Abbie Cornish
Robert De Niro
Tomas Arana
Andrew Howard
Anna Friel
“Sin límites” es la cuarta película de Neil Burger, el director de “El ilusionista” (2006), y está basada en la novela “The Dark Fields”, de Alan Glynn. En un principio, Shia LaBeouf la iba a protagonizar; pero finalmente Bradley Cooper, que saltó al estrellato gracias a “Resacón en Las Vegas” (2009), lo sustituyó. En el reparto también aparecen Abbie Cornish, quien interpretaba a la enamorada de John Keats en “Bright Star” (2009) en una actuación excelente; y Robert De Niro, que antaño era un actorazo y que ahora se rige por la ley del mínimo esfuerzo y no es ni una sombra de lo que era.
Eddie Morra (Bradley Cooper) es un escritor frustrado que lleva una vida… frustrada. Un día se encuentra con su antiguo cuñado, quien le ofrece una pastilla que activa todo el cerebro. El cuñado le asegura que ha pasado controles de calidad y que es legal. Cuando Morra se la toma, es capaz de asimilar la información mucho más rápido, lo que le convierte en una especie de superhombre: escribe una novela genial; logra una intensísima vida social, y se hace rico porque se vuelve un tiburón de las finanzas. Pero todo lo bueno tiene su precio, y las pastillas le meterán en problemas con los que no contaba.
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Bradley Cooper |
“Sin límites” empieza siendo muy entretenida, con un Bradley Cooper muy divertido. Comienza con el protagonista a punto de suicidarse, y hay un salto atrás para saber cómo llegó allí. Cooper jamás conseguirá escribir una novela, pero con la pastillita milagrosa, todo cambia (incluso la fotografía, que se hace muy luminosa). Las escenas y las secuencias de montaje que muestran los efectos de la pastilla tienen muy gracia; y toda la parte en la que va a buscar a su ex-cuñado para que le dé más pastillas es muy interesante, con un giro inesperado.
Pero la película empieza a torcerse en seguida. Los efectos de la pastilla están clarísimos, pero Burger sigue con secuencias de montaje, mostrando cómo asciende Bradley, y la película parece que no va a ningún sitio. Lo peor es que se hace eterna (porque amplía muy poco la información que ya conocemos): miré el reloj cuando llevaba una hora de película y me parecía increíble que sólo hubieran pasado 60 minutos.
Personalmente, creo que en cuanto se vieran los efectos de la pastilla, Cooper debería ser un hacha de las finanzas en los siguientes diez minutos, o menos, porque ahí está el nudo de la película.
Cuando el film se mete en el terreno de Wall Street, cambia el tono de forma radical (es bastante más aburrido) y se pierde con un montón de tramas: la muerte de la modelo (me temo que sólo está para subir la tensión, porque no pinta gran cosa), el matón ruso (que está tremendamente forzado), el hombre con cara de pocos amigos que le persigue (y que está muy mal presentado: ¿por qué lo teme?); su relación con su novia y toda la parte de Robert De Niro.
Llega un momento que parece que la película está creando un mensaje moralista contra las drogas, pero en los minutos finales se lo carga, dejándola hueca de contenido. En esa parte final, hay además un giro que no tiene ni pies ni cabeza.
“Sin límites” me parece un buen ejemplo de una idea muy ingeniosa con un desarrollo muy malo.
Totalmente deacuerdo. "El Ilusionista" estuvo mucho mejor desarrollada y con diferencia. L