Atrapado por su pasado [8]

Cartel original de Atrapado por su pasadoCINEFILIA
Carlito’s Way
(EE.UU., 1993, 144 min)
Dirección:
Brian De Palma
Guión:
David Koepp
Intérpretes:
Al Pacino
Sean Penn
Penelope Ann Miller
Luis Guzmán
John Leguizamo
Viggo Mortensen

 

Hace ya cuatro años que Brian De Palma hizo su última película, “Redacted”, y viendo que acaba de cumplir 71 años, muy posiblemente el director esté forzado a una jubilación no deseada porque sus últimos films pincharon en taquilla y es incapaz de levantar ningún proyecto. Eso son malas noticias para el cine. De Palma es un director muy excesivo y visual, con un talento especial para estirar y retorcer los momentos de suspense, pero terriblemente irregular: desde el punto de vista de la calidad, su filmografía va desde auténticos bodrios a grandes obras; y aunque parece más dotado para géneros que favorecen el suspense (thrillers, cine negro y de terror), De Palma también es muy irregular dentro de esos géneros.
   “Atrapado por su pasado” fue la segunda colaboración entre De Palma y Al Pacino tras “El precio del poder” (“Scarface”, 1983), y fue la primera vez que Sean Penn llamó la atención de los críticos, logrando una nominación a los Globos de Oro como actor secundario. Penelope Ann Miller, que por aquel entonces prometía mucho, también estuvo nominada a los Globos de Oro como actriz secundaria; pero su carrera posterior ha seguido un camino completamente distinto de la de Penn. “Atrapado por su pasado” fue recibida con tibieza por la crítica y tuvo una carrera comercial decepcionante (63 millones de dólares partiendo de un presupuesto de 30), aunque con el tiempo ha ido ganando adeptos y ahora mismo es una película de culto. A mí siempre me ha encantado.
   En el Nueva York de los años 70 vive Carlito Brigante (Al Pacino), un gangster puertorriqueño que con ayuda de su abogado, Dave Kleinfeld (Sean Penn), ha logrado salir de la cárcel tras cumplir sólo cinco años, cuando estaba condenado a 30. Carlito quiere comenzar una nueva vida alquilando coches en las Bahamas, pero para ello necesita ahorrar 75.000 dólares. Su abogado le ofrece un trabajo llevando un bar de copas, y mientras ahorra y rechaza su antigua vida, Carlito contacta con su antigua novia, Gail (Penelope Ann Miller), una aspirante a bailarina con la que Carlito quiere rehacer la relación. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, Carlito descubre la cruda realidad: por mucho que intente evitarlo, su pasado no hace más que perseguirlo y se verá envuelto en asuntos muy sucios.
   “Atrapado por su pasado”, aparte de tener un reparto excelente y ser visualmente muy elegante, es una película muy bien contada. Ya desde el principio está claro que Carlito va en serio con lo de cambiar de vida (después de la escenita que le monta al juez, Carlito le cuenta a su abogado sus sueños y un poco más tarde rechaza dinero que le ofrece un mafioso por no haberse chivado), igual que en el ambiente en el que se mueve, es muy difícil lograrlo; y esto crea mucha frustración en el espectador porque sí que está con el personaje. A eso le añaden la historia de los chanchullos del abogado, que se sigue sin problemas, y la historia de amor entre Carlito y Gail, que a mí me parece muy bonita. Las tres historias avanzan al tiempo, y se van influyendo mutuamente.
   La primera vez que Carlito se da cuenta de que su pasado lo va a perseguir es en la impresionante escena de trastienda de la barbería, en la que Carlito acompaña a su primo a entregar dinero. La escena está muy bien preparada (Carlito no quiere ir, pero su primo lo convence, para poder fardar), y durante varios minutos, sin que se sepa claramente por qué está en peligro y cómo se va a librar Carlito, De Palma va subiendo la tensión, hasta que la violencia estalla (el plano de las gafas de sol es genial). Bravo por De Palma.
Al Pacino, Penelope Ann Miller y Sean Penn en Atrapado por su pasado
Al Pacino, Penelope Ann Miller y Sean Penn

A lo largo de la película hay otras escenas en las que el director se luce formalmente. Hacia el final hay una muerte, en la que unas balas acaban en un cubo de basura, que tiene un tempo perfecto, en unos segundos que dan mucha información: antes del que el personaje muera, le da tiempo a darse cuenta de lo que ha pasado (y al espectador con él). Y el final es soberbio, con una persecución por el metro intensísima, que acaba con un tiroteo muy bien coreografiado en unas escaleras mecánicas de la estación Gran Central.

   La parte de Sean Penn funciona de maravilla porque a medida que avanza, más te das cuenta de que está pringado hasta el tuétano y el personaje cada vez resulta más despreciable; y lo que es peor, sabes que la mierda va a salpicar a Carlito, sin que él pueda hacer nada por evitarlo. Una escena excelente de esta parte implica un yate, y es tan buena porque el giro que da te deja con la boca abierta.
   La historia de amor entre Gail y Carlito tiene dos escenas preciosas, que supongo que los críticos no destaquen porque De Palma no hace cabriolas con la planificación y el montaje, y entonces no se dan cuenta de lo buenas que son. La primera es cuando Carlito se sube al tejado a espiar a Gail haciendo ballet, que es un momento muy, muy bonito; la segunda es cuando Carlito tiene que abrir la puerta a la fuerza para entrar en casa de Gail, que es genial por la química que tienen los dos actores y por demostrar de forma muy visual lo que siente Gail por Carlito. La evolución de personaje de Gail es excelente, quien empieza ocultando su vida a Carlito (el momento del descubrimiento es muy bueno) y rechazandolo, hasta que repasa en qué situación está y decide arriesgase. Por eso el momento del taxi tiene tanta emoción.
   Hay tres cosas que no me gustan de esta película. Me parece un error que comience mostrando cómo disparan a Carlito y a éste agonizando en una camilla. Es quemar cartuchos antes de tiempo: ya desde el principio sabes que no lo va a lograr, y en vez de jugar con el suspense de si podrá comenzar una nueva vida, la película es el viaje de un personaje abocado al fracaso. Y en la parte final Carlito, que es muy listo, comete dos errores muy tontos: confía en un personaje del que hace poco lo han advertido, cuando sabe que se mueve en un mundillo en el que no puede fiarse ni de su sombra; y tiene un desliz muy torpe con el italiano.
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