Cantando bajo la lluvia [9]

Cartel original de Cantando bajo la lluvia
CINEFILIA
Singin’ in the Rain
(EE.UU., 1952, 103 min)
Dirección:
Gene Kelly
Stanley Donen
Guión:
Betty Comden
Adolph Green
Intérpretes:
Gene Kelly
Donald O’Connor
Debbie Reynolds
Jean Hagen
Millard Mitchell
Cyd Charisse
Rita Moreno

 

En la época dorada de Hollywood, la Metro-Goldwyn-Mayer destacó por sus musicales. Arthur Freed tenía una unidad aparte dentro de la productora, y logró revolucionar el género, haciendo que los números musicales se integrasen mejor en la trama y montando grandes y suntuosos números finales. Sus producciones más famosas son las películas de Vincente Minnelli “Cita en San Luis” (1944), “Un americano en París” (1951), “Melodías de Broadway 1955” (1953), y “Gigi” (1958); y las obras de Stanley Donen y Gene Kelly “Un día en Nueva York” (1949), “Cantando bajo la lluvia” (1952) y “Siempre hace buen tiempo” (1956). Creo que no hace falta que diga cuál es la más célebre de todas.
   Freed había llegado a Hollywood a finales de la década de 1920 como escritor de canciones junto a Nacio Herb Brown. Como punto de partida para “Cantando bajo la lluvia” Freed les dio a los guionistas una serie de sus canciones, de los 20 y 30, para que montaran una trama a su alrededor. Con mucha imaginación, y añadiendo dos canciones originales (“Moses Supposes”, y “Make’em Laugh”, que es un plagio de una canción de Cole Porter), hicieron el guión de una película maravillosa. Aunque en su época fue un éxito, los críticos no consideraron que fuera la gran película que es, y la Academia la nominó tan sólo a dos Oscars: Mejor Actriz Secundaria (Jean Hagen) y Mejor Adaptación Musical.
   Don Lockwood (Gene Kelly) es una estrella del cine mudo. La prensa lo empareja con su habitual compañera de reparto, Lina Lamont (Jean Hagen), aunque en realidad no la soporta. El mundo de Lockwood se pone patas arriba cuando se enamora de una corista (Debbie Reynolds) y el sonoro irrumpe en el cine, poniendo en peligro su carrera.
   Nunca me cansaré de ver “Cantando bajo la lluvia”. Es una película divertidísima, que además, me hace sentir mejor cada vez que la veo por lo optimista y vitalista que es. Los números musicales representan muy bien el estado de ánimo de los personajes, y los más divertidos transmiten muchísima alegría. (Mi favorito es “Good Morning”, cada vez que sufro un revés, me dan ganas de ponerme a cantar y bailar esa canción para animarme.)
Gene Kelly en Cantando bajo la lluvia
Gene Kelly
   La película comienza con mucha ironía, contraponiendo la voz en off con las imágenes, con la historia que cuenta Kelly sobre su pasado y lo que realmente fue; y durante todo el metraje mantiene un tono cómico genial. Las escenas de comedia romántica entre Kelly y Reynolds funcionan muy bien; y Jean Hagen es hilarante de principio a fin. La historia que cuenta la película es muy sencilla, pero es muy efectiva.
   Cuando “Cantando bajo la lluvia” habla de la historia del cine, me encanta cuando Kelly y O’Connor se pasean por los estudios, mostrando el artificio del cine, que acaba con el muy gracioso “Make’em Laugh”; o el número “You Were Meant for Me”, en el que Kelly prepara el escenario ideal encendiendo una máquina de humo y unos focos. Todos los avatares con el sonido de “The Duelling Cavalier” siguen haciéndome reír a carcajadas. Y el final me sigue emocionando como la primera vez que la vi.
   Si no me parece una película perfecta es por dos números musicales que han envejecido mal. El primero es “Beautiful Girl”, en el que Debbie Reynolds aparece en el coro. Es demasiado largo, sobre todo porque detiene la trama en seco (en cuanto O’Connor la reconoce, se podía haber continuado con la película, y no con los modelitos).
   El otro es el eterno ballet final. Era el sello de Freed, tirar la casa por la ventana con un número muy largo al final de la película, pero aquí no funciona en absoluto (los de “Melodías de Broadway 1955” y “Un americano en París” me parecen aburridísimos, por cierto). Está muy, muy metido con calzador, y nunca he entendido qué sentido tiene que aparezca Cyd Charisse y no Debbie Reynolds (fue una cuestión práctica: Reynolds no daba la talla como bailarina para el gran final, y por eso cogieron a Charisse), y no sé qué tiene que ver toda esa parte con el resto de la película. Eso sí, está muy bien hecho.
   Supongo que en su época, esos números tendrían una justificación: serían como son para nosotros ahora los efectos especiales, que son tan espectaculares que nos dejan con la boca abierta; y al ser canciones más o menos famosas, a la gente no le importaría aguantar minutos y minutos de metraje que se salía de la trama, pero que tenía música reconocible.
   Incluso con esos números, “Cantando bajo la lluvia” sigue siendo una grandísima película. Si no la has visto, no sé a qué esperas; y si la has visto, no sé a que esperar para volver a verla.
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