Cosecha roja [6]
NOVELA
Red Harvest
(EE.UU., 1929, 190 páginas)
Dashiell Hammett
Aunque Dashiell Hammett no fue muy prolífico (sólo escribió cinco novelas y varios cuentos), ha pasado a la historia por popularizar el hardboiled: novelas con tramas muy enrevesadas, donde todo el mundo miente y nada es lo que parece, con un detective de vuelta de todo que tiene una voz muy reconocible. Su personaje más famoso es Sam Spade, protagonista de “El halcón maltés” (1930), y su heredero más célebre, que tiene el mismo prestigio que Hammett, es Raymond Chandler.
En la actualidad estos novelistas están considerados grandes escritores: en 1998, “Modern Library” nombró a “El halcón maltés” la 56ª mejor novela escrita en inglés del siglo XX; y cuando en 2005 la revista “Time” seleccionó las mejores novelas escritas en inglés desde 1923, aparecieron “Cosecha roja” (1929), de Hammett, y “El sueño eterno” (1939), de Chandler. Supongo que cuando empezaron a escribir estos autores, la crítica no les tendría en tan alta estima, rechazándoles simplemente porque escribían pulp fiction.
“Cosecha roja” es muy importante porque fue la primera novela notable de su género, y leyéndola uno se da cuenta de que dejó delimitadas las guías de lo que sería la novela negra del futuro. O mejor dicho, influyó tantísimo en los novelistas venideros que “Cosecha roja” parece un manual para escribir este tipo de obras.
“Cosecha roja” fue adaptada al cine, con la trama muy cambiada, en 1930 en “Roadhouse Nights”, (en su época, sería demasiado violenta; y es tan compleja que incluso hoy en día sería incomprensible como película). Sin embargo, ha tenido tres adaptaciones apócrifas mucho más famosas: “Yojimbo” (1961), de Akira Kurosawa, en la que un samurai va a un pueblo donde hay dos bandas enfrentadas y decide encizañarlas para que se maten entre sí; “Por un puñado de dólares” (1964), de Sergio Leone, un remake no oficial de la película de Kurosawa desarrollado en el Oeste americano; y “El último hombre” (1996), de Walter Hill, que es un remake oficial de “Yojimbo”, ahora desarrollado en Estados Unidos durante la época de la Prohibición (asemejándose así más a la novela de Hammett). ¿Confuso, verdad? Pues no es nada con lo que es la trama de “Cosecha roja”.
El agente de la Continental, un detective privado que trabaja para una empresa de San Francisco, es contratado por Donald Willsson; pero antes de que tenga oportunidad de entrevistarse con su cliente, éste es asesinado. El agente, investigando el caso, se da cuenta de que la ciudad, Personville, está corrupta hasta los cimientos, y una vez resuelto el asesinato, decide limpiarla enfrentando a las bandas de dirigen Personville.
El primer tercio de “Cosecha roja” es genial, empezando con la frase que abre la historia, en la que Personville es llamada Poisonville (Venenoville) y que da una pista muy clara de lo que se va a encontrar el protagonista. La voz del detective (la novela está narrada en primera persona) es muy irónica, los diálogos son sobresalientes y la ciudad y los principales personajes están bien presentados, incrementando la tensión por momentos. Esta parte funciona porque es relativamente fácil de seguir.
En cuanto el protagonista descubre al asesino, Hammett hace que explique en dos escenas por qué se queda para hacer limpieza, lo cual está muy bien para que el resto de la novela sea creíble.
A partir de allí la narración mantiene los aciertos de antes, y hay escena geniales (como el divertidísimo combate de boxeo, toda la parte del rescate de Reno, o las escenas con Dinah, la peculiar femme fatale, que son desternillantes), pero la trama se complica tanto, que es imposible seguirla.
Yo tenía sentimientos encontrados: por un lado, Hammett subía la tensión complicando las cosas, lo que me incitaba a leer más deprisa para saber qué pasaba; y por otro, Hammett daba tantísimas vueltas que no me quedaba más remedio que leer muy despacio para no perderme.
Me parece que la trama es tan rebuscada que el aumento de la tensión no funciona bien. Al final yo estaba más concentrado en seguir los cambios de dirección y nombres nuevos que en ver dónde acababa eso.
Hay personajes que parece que son importantes, como uno de los gangster que aparece nombrado al principio pero que muere a las primeras de cambio, que luego no pintan nada; o personajes citados una vez y luego cobran importancia varias páginas más adelante. Hay muchas escenas con demasiada información, sin pausas para que el lector pueda situarse en el nuevo contexto; y cuando lo ha hecho, todo cambia. Y para mover la acción, Hammett explica demasiados pasos.
Creo que al final logré entender casi todo y que más o menos todas las acciones están justificadas (si hay alguna poco coherente, no me extraña que la haya pasado por alto); aunque todavía sigo preguntándome quién mató a uno de los personajes.
“Cosecha roja” es agotadora.
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