De dioses y hombres [4]
Etienne Comar
Intérpretes:
Lambert Wilson
Michael Lonsdale
Olivier Rabourdin
Philippe Laudenbach
Jacques Herlin
A mí “De dioses y hombres” me parece aburridísima. Entonces, ¿de donde vienen las alabanzas de la crítica? Vienen de que muchos críticos confunden sobriedad y aburrimiento con calidad. ¿Y lo de los tres millones de franceses pagando para verla en el cine? ¿Es que a los franceses les gusta aburrirse? Lo dudo. Lo que pasa que esos espectadores conocían la historia verdadera y veían la película con otros ojos, añadiendo una emoción de la que el film carece.
La historia real, ojo que en este párrafo destripo mucha trama, es que en 1996, en un monasterio de Argelia, mientras el país estaba en plena guerra civil entre el gobierno y grupos islamistas, siete monjes cistercienses franceses, que vivían en armonía con la población musulmana, fueron secuestrados y degollados. A día de hoy, no se sabe exactamente qué pasó.
Lo que cuenta la película son los meses anteriores a ese secuestro, cómo los monjes veían que estaba empeorando la situación del país, y que lo más sensato sería abandonar el país.
El primer problema que le veo es que no explica ni la época ni el lugar hasta los créditos finales, con lo fácil que hubiera sido empezar con un cartel de “Argelia, 1996”, y así ganarse un poco de empatía con el espectador. Si no conoces la historia, sólo deduces que es un país del norte de África, pero la época es imposible deducirla.
Al contar una historia, siempre hay que buscar un equilibrio entre ser demasiado obvio y que lo que cuentas no sea incomprensible. Supongo que el director rechazó ese cartel por demasiado obvio y por miedo a que la gente le pusiera a su film el sambenito de “película basada en hechos reales”; pero la omisión me parece que va en su contra.
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Lambert Wilson y Michael Lonsdale |
Sobre todo en la primera mitad, se intuye que ese país se está derrumbando, pero los acontecimientos afectan muy poco a los monjes. De hecho, sólo se nota cuando se reúnen para debatir qué hacer o hablan con los habitantes del pueblo, porque la película sigue con planos eternos de monjes cantando, o sembrando, o llenando un carretillo con leña. La intención del director debía de ser mostrar que nos monjes, aunque aterrorizados, seguían con su vida como si nada pasara. Pero así lo único que consigue es transmitir mucha frialdad.
En la última parte, los monje reaccionan más (hay una escena muy buena en la que oyen un helicóptero y se abrazan); pero la escalada de violencia, aunque es de lo mejor que tiene la película, está medio lograda porque tiene poca presencia
Y la última cena, que se supone que tiene que ser un momento muy emotivo (se sabe qué está pasando algo importante por la planificación que tiene, con planos cada vez más cercanos de los monjes emocionándose), no funciona porque no está preparada. Si hubieran hecho que uno de los vecinos les avisara de que esa noche posiblemente les iban a secuestrar, pero ellos decidían no huir, entonces la escena sería muy potente. También hubiera funcionado con una escalada de la tensión, muy palpable, a lo largo de toda la película.
Sería injusto si no dijera que “De dioses y hombres” tiene elementos muy buenos. Los actores son excepcionales (incluso los que tiene personajes muy poco desarrollados); y hay detalles geniales: Michael Lonsdale dibujando un sol y una luna para indicar a una de sus pacientes cuándo tomar las medicinas, la escena de las zapatillas deportivas, Lonsdale hablando del amor; o todos los momentos en los que los monjes muestran dudas.
No está mal la peli, pero algo (bastante) soporífera