Cruce de caminos [3]

Poster original de Cruce de caminosThe Place Beyond the Pines

(EE.UU., 2012, 140 min)
Dirección:
Derek Cianfrance
Guión:
Derek Cianfrance
Ben Coccio
Darius Marder
Intérpretes:
Ryan Gosling
Bradley Cooper
Eva Mendes
Ray Liotta
Emory Cohen
Dane DeHaan 

«Cruce de caminos» es la tercera película de Derek Cianfrance, un director que realiza más documentales que largometrajes, y ha sido bien recibida por la crítica. A mí me parece insufriblemente lenta y aburrida (¿para qué entretener a la gente en el cine si la puedes tener bostezando?), con unos temas demasiado difusos para justificar su estructura, y con uno de los guiones más caprichosos que he visto nunca.

   Son los años 80 y Luke Glanton (Ryan Gosling) se gana la vida como motorista en espectáculos de ferias ambulantes. En una de las paradas, una antigua novia, Romina (Eva Mendes), lo va a visitar y Luke descubre que tiene un hijo. Aunque Romina ya ha rehecho su vida y no quiere saber nada de Luke, éste decide abandonar la feria para cuidar de su familia. La economía de Luke es tan mala que su casero le propone robar bancos para salir adelante. Los asaltos son pan comido, pero gradualmente Luke se hace menos cuidadoso, hasta que un día un policía (Bradley Cooper) lo persigue y lo acorrala en una casa, y sólo uno de ellos saldrá con vida.
   Supongo que Cianfrance quería hablar del destino, o de que la vida pone las cosas en su sitio (esto no encaja del todo, porque Cooper es bueno y no utiliza a Gosling para medrar), o de vete tú a saber qué, porque no está nada claro qué ha querido contar con la estructura circular, y ha metido tres películas en un único largometraje.
   Viendo el guión tan malísimo que tiene, lo único que se me ocurre es que los guionistas sacaron una estructura, y después crearon personajes y los fueron colocando en las distintas escenas, y para hacer avanzar la trama, no les quedó más remedio que recurrir a casualidades y a datos que los personajes era imposible que conocieran.
   En la primera historia, la de Gosling, no acabo de entender al personaje de Eva Mendes. Si realmente quiere que Gosling conozca a su hijo, ¿por qué no lo llevó a la feria? ¿Y exactamente qué busca? Porque no parece que tenga ninguna intención de dejar a su pareja actual, pero después le pone los cuernos. Y ya partiendo de eso, no se entiende la obsesión de Gosling por cuidar de su «familia», porque en ningún momento Mendes se lo ha pedido o le ha prometido que se irá con él si tiene dinero.
   Luego está lo de los bancos. Su casero le dice que robe uno como quien te manda sacar dinero de un cajero, y él accede. Además, los robos están muy mal rodados (en el primero no ves a la gente) y no tienen tensión. Te han puesto lo de robar como algo tan fácil, y Gosling se ha metido en el lío de una forma tan forzada, que te da igual qué le pueda pasar.
De esta historia, sigo sin entender por qué el casero de Gosling decide romperle la moto.
Ryan Gosling y Eva Mendes en Cruce de caminos
Ryan Gosling y Eva Mendes

Cuando llevas una hora, aparece Bradley Cooper. Sinceramente, es la parte que más me gusta, y si la película sólo fuera su historia, estaría bien. Lo mejor es que ves que Bradley acaba de llegar al cuerpo de policía y es honrado, pero está rodeado de compañeros corruptos y no puede hacer nada. La historia se queda coja porque no está preparada (han dedicado toda la primera hora a Gosling), y también está llena de casualidades; y la afinidad que Cooper siente por Gosling te la tienes que imaginar (está puesta para cerrar la película con una foto que no tiene sentido que Cooper lleve en la cartera).

   De algún modo, Ray Liotta sabe que Eva Mendes tiene dinero de Gosling, y casualidades de la vida, decide llevar a Cooper a su casa a robar el dinero robado. Entonces Cooper descubre que todos los policías están pringados en trapicheos, y no sabe cómo salir limpio. La respuesta del jefe de policía parece más digna de «Agárralo como puedas» que de una película seria, y Cooper tiene que recurrir al único honrado, al que curiosamente fuerza a que lo ayude y encima le dé el puesto de abogado del distrito, cuando no tienen ningún poder para forzar a nadie.
   Entonces hay un salto en el tiempo de quince años, y comienza otra película. Cooper está preparando una campaña para ser abogado general de Nueva York, y tiene un hijo adolescente que acaba de mudarse con él. Casualidades de la vida, el chico tiene problemas para hacer amigos, pero entabla amistad precisamente del hijo de Ryan Gosling.
   (Hay que pasar por alto que el hijo de Cooper parece que supera sus problemas de relación a toda pastilla, y al poco llena su casa con amigos.)
   Los chicos se enfadan, pero en seguida se reconcilian, no porque tenga sentido, sino porque el hijo de Gosling tiene que ir a casa de Cooper y sorprenderse al ver una foto del asesino de su padre (el chico acaba de descubrir que su padre natural fue asesinado por Cooper, y entonces descubre que es el padre de su amigo). Y de alguna manera, el hijo de Gosling en vez de matar a Cooper  decide perdile la cartera, y así ver la foto de su familia.
   Si no lo digo, estallo: las conversaciones de esta película tienen un montaje terrible. Constantemente te hacen larguísimos cabalgados de principio (empiezas a oír a alguien hablar antes de ver al actor, lo cual es incómodo y te aleja de la historia), y constantemente te mantienen planos cuando lo realmente importante está pasando en el contraplano. Habrá gente que diga que esta forma de montar las conversaciones es artística, a mí me parece una chapuza.
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