Demonios familiares [4]

Portada de Demonios familiares, de Ana María MatuteNOVELA INACABADA
Demonios familiares
(España, 2014, 180 páginas)
Ana María Matute
Cuando Ana María Matute murió este verano con 88 años, la autora estaba enfrascada en una novela que no pudo terminar, y que ahora la editorial Destino acaba de publicar. A pesar de que en el engolado prólogo, Pere Gimferrer se niega a considerar «Demonios familiares» una novela inconclusa, ésta es una obra incompleta con todas las de la ley.
   Unos pocos días antes de que comience la Guerra Civil, Eva, una chica de 17 años, vuelve a casa tras abandonar el convento donde residía. Ahí se encuentra con su padre, el Coronel, con quien no se lleva nada bien, y con dos criados, Magdalena y Yago. Eva descubrirá lo crispado que está el ambiente en su pueblo, un secreto familiar, y el amor por primera vez en su vida.
   Me parece que esta novela es exclusivamente para fans de Ana María Matute, quienes tendrán curiosidad por saber en qué estaba trabajando cuando murió, y que echándole imaginación verán con añoranza la gran novela que pudo haber sido; al resto les parecerá una obra a la que le falta mucho trabajo, y de la que es imposible saber la resolución.
   Aunque «Demonios familiares» tiene un estilo elegante y depurado (por lo visto Matute era de las que reescribía y reescribía cada página hasta que estuviera bien), no sólo se corta abruptamente cuando lleva un tercio de narración (y cuando está en lo más interesante), sino que tiene serios problemas de estructura simplemente porque no está revisada en su conjunto. Y es que me da la sensación de que Matute estaba en proceso de encontrar la historia cuando falleció.
   El principio con el Coronel es un poco confuso, y cuando Matute pasa a Eva, da la sensación de estar buscando al personaje, porque todo es muy estático y apenas pasan cosas, pero hay muchos recuerdos. Todo es un poco aburrido porque te va contando cosas en vez de mostrártelas en escenas (lo que más sufre es la relación entre Eva y su padre, que está apuntada, pero no desarrollada del todo).
   Cuando la trama echa a andar, y la novela se hace interesante, hay muchas casualidades, varios elementos no están plantados, y hay situaciones inverosímiles. Resulta que una antigua amiga de Eva, Jovita, a la que hace años que no ve (y de hecho, cuando lo hace, no la reconoce), decide abrirse a Eva y contarle que está embarazada (Eva es la única persona que lo sabe). Esto no es creíble.
   Resulta que Berni, el novio de Jovita, se ha ido a luchar y nadie sabe dónde está (puede estar en cualquier parte de España); pero una noche que derriban un avión, ¡sorpresa! el piloto herido es Berni. Para que esto funcionara debería estar claro que Berni se había hecho piloto y luchaba con los republicanos, y que generalmente sobrevolaba el pueblo de Eva.
   Resulta que por mero capricho, el Coronel decide que Eva sepa un secreto del criado Yago; y lo hace justo cuando Eva y Yago se van a compinchar para llevar a cabo un plan, y tienen que llevarse bien. Y para llegar a ese plan, Matute se saca de la manga que a Eva le gusta mucho un bosque cercano, justo antes de que se adentre en él y descubra algo muy importante.
   El libro termina con unas notas interesantísimas de María Paz Ortuño, la mujer que ayudaba a escribir a Matute, sobre cómo la autora se metía de lleno en el mundo de ficción en el que estaba trabajando, dándole vueltas y vueltas en su cabeza, y cómo era su método de trabajo.
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.