El padrino [10]

Poster original de El padrino

The Godfather
(EE.UU., 1972, 175 min)
Dirección:
Francis Ford Coppola
Guión:
Francis Ford Coppola
Mario Puzo
Intérpretes:
Al Pacino
Marlon Brando
James Caan
Robert Duvall
Richard Castellano
Talia Shire
Diane Keaton
John Cazale
Gianni Russo
Abe Vigoda
Al Lettieri
Sterling Hayden
Richard Conte
Simonetta Stefanelli
Lenny Montana
Franco Citti
Angelo Infanti
Morgana King
Al Martino
Sofia Coppola               

Aunque ahora “El padrino” es un film intocable, el proyecto original no buscaba crear un clásico. Viendo cómo es la novela de Mario Puzo (nada elegante y sensacionalista, con partes de sexo sonrojantes y gratuitas, pero con algunas partes muy interesantes sobre la mafia), estaba claro que la Paramount quería un thriller de mafiosos con muchos crímenes y sexo. Coppola, que le vio potencial a esa historia, dirigió un elegante, complejo y ambiciosísimo film, y logró una grandiosa obra maestra.

Marlon Brando en El padrino
Marlon Brando

El film fue alabado por los críticos y tuvo tanto éxito que durante un tiempo fue el más taquillero de la historia (lo desbancó en 1976 Steven Spielberg con “Tiburón”), y en la noche de los Oscars, en dura pugna con “Cabaret”, que estaba ganando todo, acabó logrando tres Oscars: Mejor Película, Actor (Marlon Brando), y Guión Adaptado. (“Cabaret, que ganó 8, incluido el de Mejor Director para Bob Fosse, es una gran película, pero “El padrino” es mejor).

Don Vito Corleone (Marlon Brando) siempre lo ha dado todo por su familia. Fuera de la ley, haciendo propuestas que no se pueden rechazar, ha creado un imperio en el submundo neoyorquino. Don Vito se hace mayor, y está educando a su hijo Sonny (James Cann) para que le suceda, mientras que espera que su hijo menor Michael (Al Pacino) se quede al margen de la familia y logre una brillante carrera política. Es 1945 y las otras familias quieren meterse en el negocio de la droga, pero Don Vito no quiere, lo que provocará una guerra entre mafiosos. COMIENZOS INCIERTOS

La Paramount había comprado los derechos del best-seller de Mario Puzo de 1969, y tras tantear a varios directores, contrataron a Coppola porque pensaban que trabajaría barato. En un principio Coppola declinó la oferta porque odiaba la novela, pero su padre Carmine le convenció para que aceptara, así ganaría dinero y podría financiarse películas personales. Coppola volvió a leerse la novela y vio algo que le encantó: al igual que “El rey Lear” de Shakespeare, era la historia de un rey que tenía tres hijos y solo uno de ellos heredaría el reino.
            Coppola luchó para que Marlon Brando y Al Pacino fueran los protagonistas, y la película se desarrollara en los años 40 y 50, no en la actualidad de entonces como quería la productora para abaratar costes. En el guión, junto a Puzo, se centró en esa historia. Cuando ya tenía todo atado y bien atado, y había comenzado el rodaje, Coppola se enteró, durante la primera semana, que lo iban a despedir por falta de escenas de acción. El director se sacó de la manga una pelea familiar que no estaba en el guión (entre Connie —Talia Shire— y su marido), y eso le salvó, y así pudo crear una de las cumbres del cine.
            Al adaptar la novela, Coppola y Puzo se deshicieron de las partes más sensacionalistas, sobre todo las sexuales —esas que te hacen querer estampar la novela contra la pared cuando la lees—, de todo lo que no tuviera que ver con la familia Corleone, y del pasado de Vito Corleone —que aparecería más tarde en “El padrino II”—, y ajustaron muchísimo las historias que quedaban, contando varias en paralelo (un recurso que me sorprende que no se le ocurriera a Puzo al escribir el libro). Y dirigiéndola, Coppola cogió los elementos buenos de la novela, y los mejoró en la puesta en escena con detalles geniales, le dio muchísima elegancia y solemnidad al conjunto, y logró unas actuaciones impresionantes de un reparto amplísimo (Coppola tuvo un ojo muy bueno para elegir a actores por su físico y su talento).
LA HISTORIA DE MICHAEL CORLEONE
Siempre me ha parecido que “El padrino” es la historia de Michael Corleone, que el verdadero protagonista no es Marlon Brando, sino Al Pacino. Al parecer, Pacino pensaba lo mismo, y no acudió a los Oscars por estar nominado como actor secundario y no como principal. Brando, en la que posiblemente es la interpretación más famosa de la historia del cine, tiene una presencia que llena la pantalla, en una actuación muy contenida pero llena de matices. A mí me encanta la calma y control que transmite, pero que esconde un fondo muy peligroso, y las reacciones que tiene cuando se entera de la muerte de Sonny y de que Michael ha matado a Solozzo y un policía.
Al Pacino y Marlon Brando en El padrino
Al Pacino y Marlon Brando

La actuación de Pacino es igual de portentosa, y muestra la evolución de un joven que no quiere saber nada de los negocios de su familia hasta convertirse, obligado por los avatares de la vida, en un hombre frío, calculador, despiadado e implacable que hará lo que sea para mantener su posición en el mundo de la mafia; alguien que será tan poderoso como su padre, pero sin sus principios. Lo que logra Pacino aquí, rodeado además de grandísimas actuaciones, es impresionante. Yo destacaría el momento en el que decide atentar contra Solozzo, y el mismo atentando (es increíble la angustia que transmite cuando está a punto de disparar —también ayuda el ruido del tren que puso el gran Walter Murch—), que es mi momento favorito de la película; cuando le dice a su hermano Fredo (John Cazale) en Las Vegas que jamás se ponga en contra de la familia, porque es acojonante y muestra cómo es el personaje como padrino (en “El padrino II” será así de principio a fin), y al final, cuando le dice a Kay (Diane Keaton) que no ha mandado matar a su cuñado.

            Estructuralmente la película cuenta cómo funciona una familia mafiosa americana en los años 40, con un jefe senescente, luego hay una crisis central cuando atentan contra él, y comienza la ascensión de su hijo menor, Michael, como nuevo jefe, y acaba mostrando las nuevas normas que gobernarán su reino.
De este modo, “El padrino” comienza con la larguísima secuencia de la boda de Connie, que Coppola utiliza para presentar a los protagonistas y su mundo. Primero te muestra que Don Corleone tiene mucho poder para impartir justicia a su manera, y luego te enseña una boda en la que consigue muchísimo realismo, y que no es una boda normal (los policías en la calle, el hombre que se deshace del carrete de fotos, los hombres que muestran sus respetos al padrino). Y al mismo tiempo, conoces a los tres hijos varones del Don: el impulsivo Sonny, el débil y torpe Fredo, y el honrado Michael. Más el hijastro Tom Hagen (Robert Duvall), quien ejerce de consigliere de la familia.
Entonces te muestra cómo funcionan los favores que hacen los Corleone en la secuencia en Hollywood, para que un productor contrate a un ahijado del Don, y que acaba con uno de los picos de la cinta: el descubrimiento de la cabeza cercenada del caballo dentro de la cama del productor. Con los Corleone no se juega, y Coppola es genial poniendo en escena crímenes: todas las muertes en esta película son antológicas.

 

LO MEJOR Y LO PEOR DE “EL PADRINO”
Para mí donde Coppola toca el cielo es en la parte central, desde que Don Vito rechaza meterse en el negocio de las drogas hasta que Michael regresa a casa. Aquí la trama se tensa, ya conoces a los personajes y lo que se juegan si pierden (son mafiosos, pero estás con ellos porque los enemigos son desagradables y mucho peores), y Coppola va subiendo muy lentamente la tensión hasta que hay un estallido de violencia brillante, otra vez tensión, y otro estallido de violencia. Entre medias te mete partes personales de la vida de Michael: las historias de amor con Kay y Apollonia (Simonetta Stefanelli). La historia de Apollonia te da un respiro entre tanta muerte, y al igual que la boda del principio, Coppola logra muchísimo realismo, como si se hubiera colado con una cámara en la Sicilia de los años 40, hasta que inevitablemente hay una explosión de violencia.
Al Pacino en El padrino
Al Pacino

Una vez que Michael vuelve a casa, la película se precipita un poco. Da la sensación de que Coppola tenía en mente un final glorioso, y tenía que llegar ahí sin que se pasara de las tres horas. La reunión de las Cinco Familias, que está muy bien para subir la tensión, tiene los únicos planos feos de toda la trilogía: los travellings laterales de presentación, donde no se acaban de ver bien a los mafiosos, y hay varios cortes de montaje poco elegantes.

La relación entre Michael y Kay va a toda pastilla: la va a buscar a la salida de un colegio, y sin que te des cuenta, se casan y tienen dos hijos; los tres acontecimientos están omitidos, a pesar de la importancia que se le da a la familia en esta película (Coppola recupera a los hijos en “El padrino III”). Es que no hay ni un plano.
Tampoco existe ni un solo plano en el que Don Vito le pase el cetro a Michael, y cuando sucede (la familia y sus lugartenientes está preparando qué harán contra Barzini), es una sorpresa. Me parece que sería más emocionante verlo, y después que quedara confirmado en esa reunión.
La parte en Nevada resulta un poco confusa porque jamás has visto a Moe Greene y no sabes cómo trata a Fredo Corleone, y te lo tienen que decir todo con diálogos.
Y entonces viene el grandioso final, con un montaje paralelo absolutamente genial (Michael rechaza el mal en el bautizo de su sobrino, mientras sus acólitos están masacrando a las familias rivales) y un padrino implacable.
Incluso con aristas, “El padrino” es, sin duda alguna, una de las mejores películas de la historia del cine.
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