El puente de los espías [8]

Poster original de El puente de los espías
Bridge of Spies
(EE.UU., 2015, 141 min)
Dirección:
Steven Spielberg
Guión:
Matt Charman
Joel Coen
Ethan Coen
Intérpretes:
Tom Hanks
Mark Rylance
Amy Ryan
Mikhail Gorevoy
Austin Stowell
Sebastian Koch
Burghart Klaußner
Dakin Matthews
Alan Alda
Tres años después de «Lincoln«, Steven Spielberg vuelve a dirigir, y de nuevo se basa en un acontecimiento real. Con guión de los hermanos Coen y Matt Charman, y con la ayuda de un portentoso Tom Hanks y sus brillantes colaboradores habituales (Janusz Kamiński en la fotografía y Michael Khan en el montaje; falta John Williams, pero fue sustituido por otro gran compositor, Thomas Newman), Spielberg cuenta los entresijos, ocurridos en plena Guerra Fría, que llevó a cabo un abogado americano para intentar intercambiar prisioneros entre Estados Unidos y la URSS, y el director logra una de las mejores películas del año.
   1957, Estados Unidos vive paranoica por una posible guerra nuclear contra los soviéticos. En ese ambiente es detenido Rudolf Abel (Mark Rylance), un ciudadano soviético acusado de espiar para la URSS. Aunque todo apunta a que es culpable, el bufete de abogados de James B. Donovan (Tom Hanks) le pide que defienda a Abel, para demostrar a la KGB que cualquier persona detenida en Estados Unidos tiene todas las garantía legales. A pesar de ganarse la enemistad de sus conciudadanos, Donovan se implica por completo en la defensa de Abel. ¿Por qué? Porque es lo correcto.
   La película tiene dos partes, la primera cuando Donovan tiene que defender a Abel, y la segunda cuando Donovan tiene que intentar intercambiar a Abel por un aviador americano, y Spielberg te la cuenta, a veces, mostrándote escenas que entiendes a posteriori. Sucede al principio, con la presentación de Abel (los cuadros que pinta y los mensajes que le mandan los soviéticos), la presentación de Donovan (en el bar, donde ves que se encarga de defender asuntos de seguros), la paranoia en las escuelas, la presentación del aviador americano y la presentación del estudiante en Berlín. Si bien el recurso funciona bien la mayor parte de las veces (sabes que Spielberg te lo cuenta así, y te vas metiendo gradualmente en la historia, logrando el cineasta grandes y muy emocionantes momentos que ha ido construyendo poco a poco y sin estridencias), para mí las dos últimas ocasiones estarían mejor contadas de otra manera.
Tom Hanks en El puente de los espías
Tom Hanks

En el caso del aviador, en cuanto Donovan le propone al juez que no condene a Abel a muerte, para así poder tener un preso para intercambiar en caso de que los soviéticos apresen a uno de los suyos, supe qué pintaba el aviador en la película, pero al mismo tiempo, todos los minutos que venían después, hasta que lo detenían, me sobraban porque ya sabía qué iba a pasar.

   Y en el caso del estudiante en Berlín, su historia me sacó completamente de la película. Sucede a mitad, después de grandes momentos en el caso de Abel, y yo no hacía más que preguntarme quiénes eran esos personajes. La escena que viene a continuación, con Donovan en un coche, también me pareció muy confusa por la cantidad de información hablada que exponían. Estuve cinco minutos perdido, pero tras ese bache, la película funciona de maravilla, hasta casi el final. Teniendo en cuenta que Spielberg apenas utiliza la situación de los presos para crear empatía (casi no aparecen detenidos, y lo importante de la segunda parte es que el plan le salga bien a Donovan para demostrar que estaba en lo cierto al querer liberar a dos americanos), no sé si hacía falta que mostrara cómo los detenían.
   La otra pega que le pongo a «El puente de los espías» es que tiene un epílogo que Spielberg cierra de forma demasiado bonita y demasiado perfecta. Está bien cómo se entera su mujer (aunque está un poco pillado que sea justo en el momento que él llega), y el plano de los niños saltando verjas de patios traseros es genial, pero es demasiado que la misma mujer que le miró mal en el tren al principio de la película, ahora le mire bien.
   Lo que voy a decir a continuación son cosas habituales en un film de Spielberg, y son que todas las actuaciones son extraordinarias, destacando unos magníficos Tom Hanks y Mark Rylance, y que tiene una planificación y puesta en escena elegantísimas. No porque sea habitual en él hay que pasarlo por alto, ya que lo que logra Spielberg es algo muy difícil de conseguir. Visualmente, me encanta lo diferente que es el ambiente americano del gris, frío y deprimente de la Alemania del Este.
   Pero lo que más me gusta de «El puente de los espías» es que una gran película sobre la integridad, un tema que a mí me toca mucho. Donovan defiende las reglas ante el agente del FBI que intenta sonsacarle información de Abel; no le importa que su cliente sea culpable o inocente, solo quiere que tenga una defensa justa porque así lo dice la Constitución de los Estados Unidos, y lo va a conseguir aunque todo el país esté en su contra y sus jefes le digan que tiene un exceso de celo, lo hace porque es lo correcto. Cuando viaja a Berlín Oriental, se empeña en rescatar a dos americanos, aunque nadie se lo haya pedido (de hecho, sus jefes varias veces le dicen que se olvide de uno de ellos), también porque es lo correcto. Y al final mantiene una conversación con el piloto emocionantísima: «No importa lo que piense la gente; tú sabes lo que hiciste». Y en la actualidad no hay nadie mejor que Tom Hanks para representar al americano honrado que lucha por sus valores.
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