Incendies [8]

Cartel de Incendies
Incendies
(Canadá, Francia, 2010, 130 min)
Dirección y guión:

Denis Villeneuve
Intérpretes:
Lubna Azabal
Mélissa Désormeaux-Poulin
Maxim Gaudette
Rémy Girard

 

“Incendies” es la quinta película de Denis Villeneuve, un director canadiense muy prestigioso, pero es la primera que llega a los cines de España. El film ha tenido críticas excelentes, arrasó en los Genies (los Oscars canadienses), y estuvo nominado al Oscar a Mejor Película de Habla no Inglesa. Todavía no he visto “En un mundo mejor” (se estrena este viernes), que fue la que se llevó la estatuilla, pero tiene que ser buenísima para ser mejor que “Incendies”.

   Cuando Nawal Marwan (Lubna Azabal) muere, les deja una misión muy especial a sus hijos (Mélissa Désormeaux-Poulin y Maxim Gaudette): antes de colocar una lápida en su tumba, deben encontrar a su hermano y a su padre, y entregarle una carta a cada uno. Los hijos, canadienses de ascendencia árabe, desconocían que tuvieran un hermano y creían que su padre había muerto en la guerra. La hija viaja a Oriente Medio para intentar llevar a cabo la labor.
   Entrelazada con la historia de la hija aparece la de la madre. A finales de los 60, en un país corroído por guerras religiosas, Marwan, que es católica, ve cómo matan a su amante musulmán. Marwan da a luz a un niño al que tiene que entregar a un orfanato, prometiéndole que alguna vez lo volverá a encontrar.
   “Incendies” es un ejemplo muy bueno de cómo un principio con gancho hace que el espectador pase por alto momentos más débiles a mitad del metraje o cosas increíbles, como que Désormeaux-Poulin y Gaudette sean árabes (las actuaciones son muy buenas, pero el físico no les acompaña). La primera escena, después de los créditos, es la de los hijos, que tienen que cumplir una misteriosa misión. Eso es un gancho excelente para el espectador.
Lubna Azabal y Mélissa Désormeaux-Poulin en Incendies
Lubna Azabal y Mélissa Désormeaux-Poulin
   La segunda trama, la de la madre, empieza de forma más precipitada, sin que se sepa qué época o qué país (es algo deliberado. El director ha querido hacer una película sobre las consecuencias del odio y la intransigencia, y exceptuando un cartel en una puerta que donde se lee Palestina, el resto de los sitios son inventados y nunca se nombra el conflicto). El asesinato de su amante es muy precipitado, y cuesta asimilar qué está pasando, y cómo acabas de conocer al personaje, no sientes la muerte. Pero en seguida plantan la misión de la madre: encontrar a su hijo.
   Lo más débil de esta película es la primera parte de la historia de la madre. Hasta que acaba en la cárcel, hay demasiados saltos temporales y cuesta seguir su evolución. Las cosas se explican a posteriori y durante algunos minutos estás algo perdido. Lo peor es que ese personaje, aunque la actriz es excelente y la motivación que tiene muy buena, resulta frío y cuesta sentir empatía por él. Pero incluso en esta parte, hay momentos magníficos, como la quema del autobús, o el nacimiento del hijo.
   Que esa parte sea más débil no significa que sea aburrida. Gracias a los comienzos y a la estructura paralela, el interés nunca decae. Y a medida que los hijos (y el espectador) va encajando las piezas del pasado de su madre, ese interés se dispara por momentos, hasta que llega una revelación final que te deja sin aliento. La estructura de este film es tan impresionante como el secreto que guarda. Gran película.
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