La gran apuesta [7]
The Big Short
(EE.UU., 2015, 130 min)
Dirección:
Adam McKay
Guión:
Adam McKay
Charles Randolph
Intérpretes:
Steve Carell
Christian Bale
Ryan Gosling
Brad Pitt
John Magaro
Finn Wittrock
Hamish Linklater
Rafe Spall
Marisa Tomei
Melissa Leo
Margot Robbie
Selena Gomez
Richard Thaler
Anthony Bourdain
Después de trabajar como guionista para el «Saturday Night Live» de 1995 a 2001, Adam McKay saltó a la dirección con la comedia «El reportero: La leyenda de Ron Burgundy» en 2004, una película protagonizada y co-escrita por Will Ferrell. McKay y Ferrell crearon un equipo que duró nueve años y cuatro comedias más, pero el año pasado el director realizó su primera película seria, y sin Ferrell, con «La gran apuesta». Por ella McKay ha logrado las mejores críticas de su carrera, está nominado al Oscar a Mejor Director, y el film tiene otras 4 nominaciones: Película, Guión Adaptado, Actor Secundario (Christian Bale), y Montaje. No es un mal resultado.
En 2005 un peculiar inversor, Michael Burry (Bale), descubre que hay muchas hipotecas impagadas, lo que le hace sospechar que está ante una burbuja inmobiliaria a punto de estallar, por lo que decide apostar millones de dólares a que el mercado inmobiliario quebrará. Siguiendo la misma pista, el equipo de Mark Baum (Steve Carell), otro inversor, hace lo mismo; pero para sorpresa de ambos, a pesar de que es obvio que el mercado está quebrando, no hay ningún indicio y Baum y Burry se están arruinando. ¿Qué está pasando? Que todo el sistema es fraudulento.
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Steve Carell |
«La gran apuesta» está basada en el libro de no ficción de Michael Lewis «The Big Short» que analiza las causas que provocaron la actual crisis económica mundial, y muestra que había indicios años antes de que todo estaba a punto de explotar, aunque nadie hizo nada para evitarlo (los que intuían algo, que son los protagonistas de la película, se apresuraron a sacar tajada); es por lo tanto una película sobre la codicia y la estupidez humana, donde los protagonista son solo algo mejores que los banqueros.
La película es muy dinámica, con partes muy divertidas y grandes actuaciones (Bale y Carell están geniales), y tiene algo muy bueno, y es que cada vez que te enteras de lo que está pasando, alucinas; pero también tiene algo muy malo: que muchas veces es demasiado confusa, por los entresijos económicos, para poder seguir la trama. (Menos mal que había visto «Inside Job«; de lo contrario no me hubiera enterado de la misa la media.)
El principio es especialmente lioso por la cantidad información y de personajes que te presentan (afortunadamente son actores muy conocidos, y no es un caos absoluto), y qué pinta cada uno en la historia. Luego sigues lo esencial de la trama, y vuelves a perderte en un tramo final muy confuso, donde no sabes muy bien en qué situación está cada uno de los personajes (no es nada sencillo ver cuánto están ganando o perdiendo), aunque los últimos minutos son muy claros, con indignante rescate a los bancos incluido.
Viendo el conjunto, tal vez podrían haberse centrado más en la historia de Steve Carell, que es quien descubre más cosas —y es la mejor historia—, y quitar la de los chicos a los que ayuda Brad Pitt, porque básicamente descubren lo que ya sabe Carell (la mayor diferencia es que intentan avisar a la prensa). Así tendrían más tiempo para explicar qué estaba pasando, y cómo se complicaba la situación de los protagonistas.
Básicamente lo que cuenta «La gran apuesta» es que partiendo de la falacia de que el mercado inmobiliario jamás iba a quebrar (lo decía todo el mundo), los bancos, que no tenían ningún tipo de control serio, decidieron sacar tajada a corto plazo con hipotecas basura que vendían a gente que no se las podía permitir (se aprovecharon de otra falacia: hay que tener una casa en propiedad), y cuando todo empezó a tambalearse, amañaron las calificaciones de los préstamos (las agencias de calificación decían lo que los bancos querían simplemente para cobrar) e hicieron paquetes con préstamos muy malos para venderlos como muy seguros. Hacer más y más dinero a corto plazo con algo que se caía a pedazos. Y como todo estaba manipulado, en cuanto empezó a desmoronarse, en vez de reaccionar para evitar una catástrofe, el propio sistema ocultó los indicios hasta que se desplomó por su propio peso.
Si eso no es ser avaricioso e idiota, no sé qué lo es.
Efectivamente: avaricioso e idiota. El problema es que arrastraron al hoyo a la mitad de la humanidad, sin que hubiera posibilidad de intervenir, ni siquiera, de conocer. Nos fastidiaron. Tu crítica, aparte mis discursos pseudopolíticos, me parece muy acertada.