La maldición de la flor dorada [5]
(Hong Kong, China, 2006, 114 min)
Dirección y guión:
Zhang Yimou
Intérpretes:
Chow Yun-Fat
Gong Li
Chou Jay
Siendo la superproducción más cara del cine chino (45 millones de dólares, el doble que “Alatriste”), contando con las dos mayores estrellas chinas y dirigida por uno de los mejores directores del mundo, “La maldición de la flor dorada” había creado unas expectativas que no se cumplen.
Engañosas campañas de publicidad aparte, que nos habían prometido un nuevo “Hero” u otra“La casa de las dagas voladoras” (los mayores éxitos comerciales de su director), el film se centra en las ficticias intrigas palaciegas del último periodo de la dinastía Tang, en el año 922. Tras deslumbrarnos con la opulencia visual de su dirección artística, vestuario y fotografía, a los pocos minutos descubrimos que el emperador está envenenando a la emperatriz, su segunda esposa. Ésta, a su vez, mantiene un romance con el primogénito, del que es madrastra. Para complicar la trama, el príncipe heredero mantiene otro romance con la hija del médico real…. también aparecen otros dos hijos y una misteriosa mujer marcada con fuego.
El principal problema es que Yimou decide guardarse una serie de secretos que no salen a la luz hasta que el metraje se encuentra muy avanzado. De este modo, del deslumbrante comienzo pasamos a una parte central tediosa, donde apenas pasa nada. Los personajes y la trama han sido presentados, y de repente, la acción se detiene. Yimou, sin salir de palacio, muy pausadamente relata cómo la emperatriz es consciente de su envenenamiento y de cómo decide tomar cartas en el asunto. No es hasta que empieza el tercer acto, con la revelación de que todos los personajes escondían algo, que la película avanza de nuevo.
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Gong Li y Chow Yun-Fa |
Con un tono grandilocuente, esta parte central intenta crear tensión a través de la suma de pequeños elementos. Falla estrepitosamente. No percibimos que el palacio imperial está corrupto hasta las entrañas, algo que sí lograba Chen Kaige en la muy superior “El emperador y el asesino”, donde relataba una serie de fallidos golpes de Estado e intentos de asesinato contra el primer emperador chino (curiosamente, partía de la misma historia que luego dio lugar a “Hero”).
Una vez que comienza la acción, ésta resulta decepcionante, siendo un pálido reflejo de las impresionantes escenas de “Hero” o incluso de las de la menor “La casa de las dagas voladoras”, acabando con un interminable combate en el patio del palacio demasiado influido por “El señor de los anillos”.
Aún contando con un montaje apresurado, con excesivas mini-elipsis (dando la sensación de que en un primer montaje la duración era excesiva, y, en vez de quitar escenas enteras, decidieron aligerar las acciones) la película tiene su mejor baza en el aspecto visual, especialmente en el juego de colores y la suntuosidad del palacio (algo de lo que debió de enamorarse Yimou, ya que hay muy poca acción fuera de él). Esta flor maldita queda como un traspiés de un director excelente.
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