La mejor oferta [3]

Poster original de La mejor ofertaLa migliore offerta
(Italia, 2013, 124 min)
Dirección y guión:
Giuseppe Tornatore
Intérpretes:
Geoffrey Rush
Sylvia Hoeks
Jim Sturgess
Donald Sutherland

Reconozco que he visto unas cuantas películas de Giuseppe Tornatore gracias a «Cinema Paradiso«, que era una película muy bonita. Ahora estoy llegando a la conclusión de que Tornatore dio allí el do de pecho, y que ninguno de sus otros trabajos se le acercan en calidad. «La mejor efecta» es su última película, y en Italia le ha ido muy bien: más de 1.400.000 espectadores y 5 premios David di Donatello, los Oscars italianos, incluidos los de Mejor Película y Mejor Director. A mí su éxito se me escapa: «La mejor oferta» es inverosímil de principio a fin, tiene un núcleo terriblemente aburrido, y el final es una completa tomadura de pelo.

   Virgil Oldman (Geoffrey Rush) es un prestigioso subastador y experto en arte… que no lleva muy bien la compañía de humanos. Un día, una joven (Sylvia Hoeks) le llama por teléfono para que vaya a tasar los muebles de una villa familiar que quiere vender. Tras unos primeros intentos infructuosos, porque la chica no se presenta a las citas, Oldman se obsesiona con lo que encuentra en la villa: por una parte descubre engranajes que parece pertenecer a un famoso autómata del siglo XVIII, y que gracias a un amigo suyo que trabaja en una ferretería (Jim Sturgess) está reconstruyendo, y por otra se está enamorando de la joven, aunque nunca la ha visto porque sufre agorafobia y vive encerrada en un cuarto secreto de la villa.
   Esta película se aguanta durante los primeros minutos porque normalmente al principio de un film bajas la guardia y pasas por alto cosas increíbles. De este modo, que Geoffrey Rush decida aceptar el trabajo, aún sabiendo que es un perro verde y que la chica no hace más que inventarse excusas baratas, te lo puedes creer. Pero entonces el film se desploma, y no remonta jamás.
Geoffrey Rush en La mejor oferta
Geoffrey Rush

La parte central se puede decir que es una especie de «Mejor… imposible». Es similar en el sentido de que un personaje muy peculiar, allí Jack Nicholson y aquí Geoffrey Rush, cambia gracias a enamorarse de una mujer bastante más joven que él. Dejando de lado que Nicholson te caía muchísimo mejor que Rush (no es problema del actor, ya que Rush es excelente; se debe a que «Mejor… imposible» era comedia y ésta es drama), no hay quien se crea que ese personaje se enamore perdidamente de una chica de la que sólo conoce la voz. Es como si Nicholson se enamorara de Helen Hunt sin haberla visto, y ésta además estuviera como una cabra y fuera arisca.

   Y Dios mío, qué minutos más aburridos hay con Rush hablando a una pared tras la que se esconde una desequilibrada.
   También es increíble que Rush se abra a Tim Sturgess, cuando lo más normal es que su confidente fuera Donald Sutherland.
   Si tienes intención de verla, deja de leer, que destripo el final.
   Entonces Tornatore da un giro, y no encaja nada. Es increíble que la enana matemática jamás le preguntara a Rush qué le parecía su villa. Es increíble que esperaran que con ese complot Rush se enamorara de la chica, porque mira que hay veces que la chica se muestra muy arisca (para que tuviera algo de sentido, la chica debería salir al principio, así veríamos lo guapa que era, y ligárselo). ¿Y de dónde sacaron los muebles? Porque no podía ser atrezzo de un teatro, que Rush era un reconocido experto en arte y no le podían dar gato por libre muebles sacados de un rastrillo.
   Esto es lo que yo llamo tener una geta como un piano.
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