La noche es nuestra [4]
(EE.UU., 2007, 117 min)
Dirección y guión:
James Gray
Intérpretes:
Joaquin Phoenix
Mark Wahlberg
Eva Mendes
Robert Duvall
James Gray es de los que se toma su tiempo para hacer películas: debutó en 1994 con “Little Odessa”, seis años después hizo “La otra cara del crimen” y el año pasado, tras siete de silencio, hizo ésta, su tercera película. Parece ser que todas se centran en los bajos fondos neoyorquinos y viendo su último film, todo hace pensar que este director tarda tanto en rodar películas por cuestión de financiación, no por meticulosidad artística.
Es curioso como este film está plagado de buenas ideas que Gray es incapaz de explotar. Y digo que es curioso porque él mismo Gray plantea a lo largo de todo el metraje buenos conflictos que tienen mucho potencial, pero que una vez planteados o bien decide que el film vaya por otros derroteros o los despacha de un plumazo.
La película comienza muy bien con la presentación de los personajes principales y los ambientes por donde se mueven: Eva Mendes y Joaquim Phoenix vs. Robert Duvall y Mark Wahlberg; la diversión nocturna frente a la sobriedad del departamento de policía. Y el interés sigue subiendo cuando el hermano policía le dice al hermano juerguista que saben que uno de los clientes de su discoteca es un traficante de drogas importante y que van tras él. Gran dilema: ¿qué debe hacer Joaquim Phoenix? ¿Ayudar a su hermano y traicionar a su jefe, a la sazón dueño del local que regenta Phoenix y tío del traficante? ¿Ayudar al narcotraficante y poner a su familia policía en su contra?
El problema es que una vez llegados a este punto, el film tira por otro camino. A continuación hay una redada policial y un atentando. Y ahora se produce un parón. Durante más de media hora el film no se mueve. El tan bien planteado principio ha saltado en pedazos y no ha servido para casi nada.
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Mark Wahlberg y Joaquin Phoenix |
A los 45 minutos de película vuelve a haber un buen conflicto. Joaquim Phoenix sabe que el traficante, sin que éste sepa que Phoenix es hermano e hijo de ellos, quiere matar a los policías. ¿Cómo debe actuar ahora: avisar a la policía y hacerse topo aún a riesgo de que el traficante averigüe la relación familiar? ¿No decir nada y dejar que maten a su familia, con la que nos lleva muy bien? Pues bien, este conflicto que daría para una buena película, el Sr. Gray lo despacha en quince minutos. ¿Para que preparar tanto una situación si no le vas a sacar provecho?
Otra vez el film vuelve a estancarse e ir a la deriva, aunque tenga situaciones buenas (como la relación entre Eva Mendes y Phoenix, de la que se la podía haber sacado más partido). Entonces es cuando el sueño empieza a apoderase del espectador.
Todo ello está salpimentado con errores muy básicos, lo que la convierte en una película ingenua: ¿cómo es posible que los policías le dejen a Eva Menden ir y venir por donde le plazca si están salvaguardando su seguridad? ¿Cómo es posible que la policía proteja tan mal el coche de Joaquim Phoenix en la escena de la lluvia (¡que se le cuela un coche por la derecha!)? ¿Y en esa misma escena, cómo es posible que el jefe de policía vaya solo en su coche? ¿Y que pasa con los rusos al final de la escena, cómo desaparecen? ¿Para algún espectador es una sorpresa saber quién es el mandamás de los traficantes, algo que ya se intuye desde el principio?
Hay gente que ya compara “La noche es nuestra” con la excelente “Promesas del Este”. Será por el ritmo lento que tienen y que los rusos son los malos. Porque por lo demás este film es como si le quitásemos al de Cronenberg toda la tensión y el misterio. El resultado: un rollo.
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