La princesa prometida [4]
The Princess Bride
(EE.UU., 1987, 98 min)
Dirección:
Rob Reiner
Guión:
William Goldman
Intérpretes:
Robin Wright
Cary Elwes
Mandy Patinkin
Chris Sarandon
André the Giant
Peter Falk
Fred Savage
Billy Crystal
William Goldman es un caso rarísimo de escritor que ha triunfado como novelista y como guionista. Por su trabajo en Hollywood, Goldman tiene dos Oscars (“Dos hombres y un destino” y “Todos los hombres del presidente”) y ha logrado la gran hazaña de adaptar él mismo tres de sus propias novelas: “Marathon Man”, “Magic” y “La princesa prometida”.
“La princesa prometida”, publicada en 1973, se convirtió en película en 1987 bajo la dirección de Rob Reiner, un cineasta que sigue activo pero que realizó sus trabajos más importantes durante los 80 y principios de los 90. Suyas son “Algunos hombres buenos”, “Cuando Sally encontró a Harry”, “This Is Spinal Tap” (un falso documental con mucho prestigio en EE.UU. y el Reino Unido, pero que casi nadie conoce en España) y dos de las mejores adaptaciones de Stephen King: “Cuenta conmigo” y “Misery”. A pesar de que cuando se estrenó fue un éxito moderado, “La princesa prometida” se ha convertido en una película de culto con el paso de los años.
El film va alternando dos historias: la de un abuelo (Peter Falk) que decide leer a su nieto enfermo (Fred Savage) una novela, “La princesa prometida”, para pasar una tarde; y la historia de fantasía de esa novela, que es el grueso de la película y que cuenta cómo la joven Buttercup (Robin Wright en su debut en el cine) se enamora de un granjero (Cary Elwes), y cómo cinco años después, cuando piensa que éste ha muerto a manos de un pirata, decide ser la prometida del príncipe Humperdinck (Chris Sarandon). El nieto al principio es muy reacio, pero poco a poco se va metiendo en una historia donde además de besos hay muchas aventuras y humor.
Supongo que “La princesa prometida” es una de esas películas en la que o bien entras en su juego (y sobre todo, te hace gracia su humor), o te parece una gilipollez. A mí me parece una gilipollez.
Lo que me gusta de esta película es cómo las dos tramas interaccionan, con el nieto cada vez más interesado en la historia y con cortes muy divertidos en “La princesa prometida”. También me gusta que el nieto, al final, cambia y se da cuenta de que el abuelo tenía razón y los libros son divertidos. Y de la historia de fantasía me gusta la idea de que todo lo que hace Cary Elwes lo hace por amor verdadero; la historia de venganza del español Iñigo Montoya (interpretado por Mandy Patinkin, un actor que desconocía y que aquí borda el acento español y tiene carisma a raudales. Para mí, lo mejor de toda la película); y una cosa muy divertida e imaginativa que le pasa a Cary Elwes a mitad de la película y que está muy bien aprovechada.
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Robin Wright y Cary Elwes |
Al resto nunca le pillé el punto. Empezando por la mezcla de decorados auténticos y de cartón piedra que cantan a la legua. En ese sentido, está claro que la trilogía de “El Señor de los Anillos”, que buscaba crear un mundo lo más realista posible, marcó un antes y un después en las películas de fantasía. En “La princesa prometida” podría interpretarse que como es la visión de un niño, esos decorados son su imaginación. Pero no, esos decorados no están estilizados como si fueran hechos por un niño; esos decorados están fabricados con el horrible cartón piedra que solía hacer Hollywood hace años.
Yo cada vez que veía uno de esos escenarios, me salía de la película, y más cuando en una misma escena mezclaban decorados reales con hechos en estudio (por ejemplo, cuando trepan un acantilado). A veces me daba más la sensación de estar viendo un teatrillo que una película (toda la parte el bosque encantado), con criaturas que parecían fraggles (esa terrible rata gigante) y decorados que recordaban mucho a Fraggle Rock (la cámara de tortura).
El humor de esta película me parece muy básico, solo apto para niños, y la trama está llena de inconsistencias y casualidades, con personajes cambiando de opinión cuando les da la gana y apareciendo en el momento adecuado (¿cómo se da cuenta Elwes que acaban de secuestrar a Robin Wright para que persiga a los secuestradores en barco? ¿Y los cambios de parecer de Chris Sarandon, que primero quiere casarse con Robin Wright y después matarla? ¿Y por qué el español se obsesiona con salvar a Elwes, si es un estorbo?).
Hay dos elementos que supongo que en la novela funcionasen, pero que en la película son ridículos por el componente visual del cine. Por un lado, Robin Wright no se da cuenta de que el enmascarado es Cary Elwes, cuando es muy obvio que lo es. Y por otro, Mandy Patinkin le pregunta a un enmascarado Elwes si tiene seis dedos, no vaya a ser que sea el asesino que mató a su padre. Cuando ves al auténtico seis dedos, resulta que se parece a Elwes como un huevo a una castaña.
Tal vez si hubiera visto “La princesa prometida” de niño, ahora, gracias al factor nostalgia, me encantaría. Desgraciadamente la he visto de adulto.
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