La vie d’Adèle
(Francia, Bélgica, España, 2013, 179 min)
Dirección:
Abdellatif Kechiche
Guión:
Abdellatif Kechiche
Ghalia Lacroix
Intérpretes:
Adèle Exarchopoulos
Léa Seydoux
Jérémie Laheurte
Salim Kechiouche
La carrera de «La vida de Adèle» comenzó muy fuerte: se presentó en Cannes y ganó la Palma de Oro. Además, la película gustó tanto al jurado que por primera vez en la historia del festival el premio se concedió a su director y a las dos actrices protagonistas, Abdellatif Kechiche, Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux. Luego comenzaron las polémicas porque su creadores decidieron no morderse la lengua. Los técnicos criticaron las condiciones de trabajo durante el rodaje; a Julie Maroh, autora de la novela gráfica en la que se basa, no le apasiona la adaptación; las actrices han censurado la forma de dirigir de Keniche, y no quieren volver a trabajar con él; y Kechiche ha criticado que las actrices fueran todo sonrisas en Cannes y ahora suelten mierda contra él. Pero todo eso no evita que la película esté cosechando excelentes críticas.
Adèle (Adèle Exarchopoulos) es una adolescente de Lille que comienza una relación con un chico de su instituto (Jérémie Laheurte). Aunque parece que todo va bien, Adèle nota que algo falla. Lo que Adèle no se atreve a contar a nadie es que tiene fantasías eróticas con una chica con el pelo azul (Léa Seydoux) que encontró en la calle, lo que hace que tenga que plantearse toda su vida.
«La vida de Adèle» tiene un gran fallo (aunque la gente que trabajó en ella dirá que tiene infinidad) y es su excesiva duración. Es una pasada que para contar esta historia Kechiche emplee tres horas; y es que demasiadas escenas, no solo la famosa del sexo (el sexo está muy bien hecho en esta película), duran más de la cuenta.
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Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux |
La película cubre varios años, y para cubrirlos la narración va a saltos. El problema es que muchas veces tardas en saber por dónde van los tiros, porque Kechiche se toma su tiempo para llegar al núcleo de las escenas, y en otras ocasiones las escenas están muy estiradas porque hace rato que ya sabes qué sucede.
Un problema narrativo que tiene la película es que de vez en cuando los elementos de la trama están plantados demasiado fácilmente. Al principio me encantaba que Adèle rompiera con el chico cuando se daba cuenta de que era lesbiana; yo me preguntaba qué haría entonces. Lo que sucede es que una chica, por un arrebato momentáneo, la besa, y que Adèle tiene un amigo gay con el que se va de copas. Y no sólo eso, la chica se va a un bar de lesbianas y allí coincide con el objeto de su deseo. Todo es demasiado fácil.
A mitad de película pasa algo parecido. Casi al mismo tiempo te presentan a los amigos de Emma, que es la chica del pelo azul, y al profesor joven que trabaja con Adèle; es decir, casi al mismo tiempo empiezan los celos de Adèle y los primeros síntomas de distanciamiento entre las chicas y un posible nuevo amante. Aquí también todo es demasiado fácil.
Y de las escenas omitidas, me sorprende muchísimo que no haya ni una mera referencia a cuando Emma rompe con su novia para estar con Adèle.
Pero «La vida de Adèle» está llena de escenas geniales. Lo que brilla con luz propia son dos actrices que se dejan la piel y transmiten muchísima emoción, lo que hace que de vez en cuando la película tenga momentos magníficos. A mí me encanta todo el comienzo; cuando las amigas de Adèle la acosan en el instituto; el divertidísimo encuentro con los padres de Adèle, que no se enteran de nada; una potentísima pelea entre las chicas; o el intento de Adèle por recuperar el pasado, que te deja machacado.
Mi sensación era un ciclo constante: «Esto es excelente… ahora estoy a punto de aburrirme… esto es increíblemente bueno», y otra vez me amenazaba el aburrimiento.
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