The Adventures of Tintin
(EE.UU., Nueva Zelanda, 2011, 107 min)
Dirección:
Steven Spielberg
Guión:
Steven Moffat
Edgar Wright
Joe Cornish
Intérpretes (v.o.):
Jamie Bell
Andy Serkis
Daniel Craig
Simon Pegg
Cary Elwes
Toby Jones
Tras tres años y medio de silencio, Steven Spielberg ha vuelto y lo ha hecho por la puerta grande. A sus colaboradores habituales (Kathleen Kennedy en la producción, Janusz Kamiński en la fotografía, Michael Kahn en el montaje, y el gran John Williams en la música) se ha unido Peter Jackson para producir un film basado en los comics de Tintín. Los grandes alicientes de esta película, además de para los fans de Hergé y Spielberg, es que “Las aventuras de Tintín” está rodada con la técnica de captación de movimiento de “Avatar”, con unos efectos especiales hechos por Weta Digital –los mismos que hicieron la trilogía de “El Señor de los Anillos” y “Avatar”-, y que es la primera película de Spielberg en 3D.
El resultado no puede ser más gratificante. “Las aventuras de Tintín” es divertidísima, muy espectacular e imaginativa. Spielberg sigue demostrando que es uno de los mejores directores del mundo, y con lo juguetón que es, también uno de los más jóvenes (y eso que el niño ya tiene 64 años).
El joven reportero Tintín encuentra en un mercadillo una maqueta del Unicornio, un mítico barco del siglo XVII. En cuanto la compra, dos hombres le acosan para que se la vendan, Ivan Ivanovitch Sakharine y Barnaby, pero Tintín no quiere venderla. Lo que no sabe Tintín es que esa maqueta oculta un pergamino que esconde un secreto, secreto que sólo un Haddock, descendiente del capitán del Unicornio, será capaz de desvelar. Será ese pergamino el que meterá a Tintín en una gran aventura.
Narrativamente es donde es más floja la película, aunque supongo que los fallos tengan que ver por querer ser fieles al espíritu de los comics originales. El film tarda un poco en arrancar, y es que al principio presentan muchos personajes y situaciones que se podían haber simplificado; además de que a mí Hernández y Fernández no me hacen nada de gracia. La película comienza a funcionar cuando Tintín llega al barco, y a partir de entonces la intensidad y el entretenimiento sube y sube. La relación con Haddock es divertidísima (a veces recuerda a Indiana Jones y su padre) y la parte central, la del secreto del pasado del capitán, es genial.
La parte de Bagghar es tan espectacular y está llena de ideas tan imaginativas, que pasas por alto cómo Tintín y Haddock dan con Bianca Castafiore y cómo se cuelan en el recital sin que los malos los pillen. También es muy obvio lo que oculta el pergamino, pero te lo estás pasando tan bien, que da igual. La parte final me parece más débil, con unas soluciones demasiado tontorronas.

Visualmente, donde más se arriesgaba Spielberg era en el diseño de los personajes, que están a medio camino entre los dibujos de Hergé y los seres humanos. El riesgo venía en que si no te creías el nuevo
look de Tintín y compañía, no entrarías en la historia. He de reconocer que cuando se hicieron públicos los primeros fotogramas de la película, a mí esos diseños me parecieron una mala idea, porque ni eran caricaturas ni diseños realistas. Ahora me parecen geniales. Y es que junto al impresionante diseño de producción, muestran muy bien que la película es una mezcla muy curiosa (y que funciona de maravilla porque Spielberg ha clavado el tono) de dibujos animados con acción real.
La nueva tecnología le permite a Spielberg crear unas escenas de acción que te dejan con la boca abierta. Por una parte, le saca el máximo partido (hace planos que en acción real son imposibles de hacer), pero lo hace sin que quede forzado. El peligro de no tener ningún límite técnico es que los directores se luzcan con planos imposibles (“The Polar Express”, de Robert Zemeckis, es un ejemplo muy bueno de esto) y olviden la historia. Aquí Spielberg hace esos planos para que al tiempo que te metas en la película, te deje clavado en la butaca. Y vaya si lo consigue. ¡Qué imaginativo y qué elegante sigue siendo este director!
Una gozada de película, verdaderamente.
Madre mía!! Si que es real!!