Matar al mensajero [5]
Kill the Messenger
(EE.UU., 2014, 112 min)
Dirección:
Michael Cuesta
Guión:
Peter Landesman
Intérpretes:
Jeremy Renner
Robert Patrick
Rosemarie DeWitt
Mary Elizabeth Winstead
Oliver Platt
Paz Vega
Ray Liotta
Barry Pepper
Michael Sheen
Andy Garcia
Aunque «Matar al mensajero» es el quinto largometraje de Michael Cuesta, el hombre es mucho más conocido por su trabajo en televisión: aparte de dirigir varios episodios de «A dos metros bajo tierra», fue el director y productor ejecutivo de un puñado de capítulos de «Drexter» y «Homeland». «Matar al mensajero» está basado en dos libros de no ficción («Kill the Messenger», de Nick Schou, y «Dark Alliance», de Gary Webb), sobre un periodista que descubrió un oscuro secreto de la CIA durante los años 80, y aunque empieza muy bien, el interés se desploma en la segunda mitad.
En los años 90, el periodista Gary Webb (Jeremy Renner) se dedica a cubrir noticias sobre narcotraficantes. Un día Webb recibe la llamada de la novia de un narcotraficante nicaragüense (Paz Vega) que asegura que el Gobierno de Estados Unidos traficaba con drogas. Webb decide investigar la información, y descubre que la CIA está implicada… y que no quiere que eso salga a la luz.
«Matar al mensajero» tiene un principio muy potente y durante unos cuantos minutos va subiendo muchísimo el interés; lo malo es que cuando todavía no ha llegado ni a la mitad, lo más interesante ya ha pasado, y lo que queda es una trama con bastante poca tensión, que dura más de la cuenta.
![]() |
Jeremy Renner |
Los títulos de crédito iniciales, en un montaje con imágenes de archivo, te explican muy claramente la situación de partida: en los 80, el Gobierno de Reagan estaba enfrascado en dos guerras que costaban una fortuna; en la primera luchaban para acabar con el tráfico de drogas, y en la segunda intentaban derrocar al Gobierno de Nicaragua a través de la Contra.
Entonces comienza la narración, y a medida que Renner va descubriendo más información, más te quedas con la boca abierta. Primero descubres cómo Paz Vega le ha utilizado para su propio beneficio; pero al tirar del hilo, el periodista descubre que la trama llega muy arriba, y al investigar lo que sospecha, descubre que es verdad. Y es algo muy sorprendente.
Ahora es cuando decae el interés, al centrase la película en el personaje del periodista. En esta segunda parte lo importante no es qué pasará si sale a la luz toda esa información, sino lo que hará el periodista, porque se ve presionado por la CIA y por sus propios compañeros de profesión para que se quede callado y desacreditado.
Aparte de que todas sus relaciones familiares me parecían un estorbo (después de todo lo que había descubierto, ¿a quién le importaba lo que pudiera pasar con su matrimonio?), apenas había tensión (las supuestas amenazas de la CIA casi te las tenías que imaginar), y por lo tanto te transmitía muy mal la angustia del personaje. Y realmente no había incertidumbre sobre si el periodista debiera seguir adelante para revelar la información, porque ya lo había hecho… y no había pasado nada; y el mayor conflicto era que Renner recuperara su credibilidad. Sinceramente, eso era bastante menos interesante que la CIA, la droga y la Contra nicaragüense.
Lo peor es que hacia el final la película pierde el
centro de atención, y parece que lo importante es demostrar que lo que decía
Renner era verdad. Por eso meten una escena muy poco creíble con Ray Liotta (es
una fuente que confirma la veracidad de los hechos, pero como el periodista no
la puede citar, no le sirve de nada), y por eso en los créditos finales aparece
John Kerry, en imágenes de archivo, asegurando que todo eso era cierto. El
problema es que el director jamás ha puesto en duda la investigación del
periodista, y desde el principio el espectador se ha creído todo lo que veía,
por lo que no tiene sentido que al final le vuelvan a decir que Renner tenía
razón.
centro de atención, y parece que lo importante es demostrar que lo que decía
Renner era verdad. Por eso meten una escena muy poco creíble con Ray Liotta (es
una fuente que confirma la veracidad de los hechos, pero como el periodista no
la puede citar, no le sirve de nada), y por eso en los créditos finales aparece
John Kerry, en imágenes de archivo, asegurando que todo eso era cierto. El
problema es que el director jamás ha puesto en duda la investigación del
periodista, y desde el principio el espectador se ha creído todo lo que veía,
por lo que no tiene sentido que al final le vuelvan a decir que Renner tenía
razón.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?