My Week with Marilyn
(Reino Unido, EE.UU., 99 min)
Dirección:
Simon Curtis
Guión:
Adrian Hodges
Intérpretes:
Michelle Williams
Kenneth Branagh
Eddie Redmayne
Emma Watson
Judi Dench
Julia Ormond
Toby Jones
Derek Jacobi
Dougray Scott
Dominic Cooper
“Mi semana con Marilyn” se basa en dos libros de memorias de Colin Clark, un director de cine británico que comenzó su carrera trabajando como tercer ayudante de dirección en “El príncipe y la corista” (1957), donde conoció a Laurence Olivier y Marilyn Monroe. La película ha tenido buenas críticas, alabando en especial el trabajo de Kenneth Branagh, que interpreta a Olivier, y Michelle Williams, que hace de Marilyn.
El narrador de la película es Colin Clark, interpretado por Eddie Redmayne, un joven muy ilusionado con su primer trabajo en el cine, y que sin que él se lo esperara, intimó durante una semana con Marilyn Monroe. A mí me parece que este film son dos, que cada uno está muy bien independientemente, pero que el paso de uno a otro no es muy suave, y que el narrador es el personaje menos interesante de todos, y cuando la película se centra en él, pierde enteros.
Por un lado está la historia del rodaje de “El príncipe y la corista”, que es la primera parte de la película, y es divertidísima. La llegada de Marilyn está muy bien preparada y se centra en el personaje de Laurence Olivier, que se desespera con la estrella de cine: no es puntual, no se sabe sus frases, y tarda una barbaridad en meterse en el personaje (se ve muy bien la distinta forma de trabajo que existía entre los actores británicos, que les dabas unas frases y se metían en seguida en el personaje, y Marilyn Monroe, que seguía el método Stanislavski, y tenía que comprender hasta la más mínima motivación del personaje para actuar). Aquí se luce Kenneth Branagh con un Olivier que es todo lo contrario a la imagen de caballero elegante que tenemos de él.
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Michelle Williams |
Y cuando estás metido en la película, “Mi semana con Marilyn” cambia. El rodaje pasa a un segundo plano y se centra en Monroe, descubriendo qué ocultaba tras la fachada de sex-symbol. Esta parte es interesantísima, y Williams hace un trabajo excepcional: no tiene la belleza de Monroe, pero clava sus ademanes y transmite a la perfección todo su encanto, inocencia y necesidad de cariño. El problema que le veo es que estás siguiendo, muy entretenido, el rodaje de “El príncipe y la corista”, y después resulta que la película no va de eso; aunque vaya de otra cosa igual de interesante. Yo creo que podían haber modificado un poco la cronología de la realidad para integrar mejor las dos historias.
Sin embargo, lo más endeble de esta película es cuando se separan de estos personajes (es que estamos hablando de Olivier y Monroe) y cuenta la vida de Colin Clark, que no es ni la mitad de interesante. Su romance con la chica de vestuario (Emma Watson) está bien llevado, pero no sé a quién le puede interesar, después de haber visto a los otros personajes.
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