Moonrise Kingdom [7]

Poster original de Moonrise KingdomMoonrise Kingdom
(EE.UU., 2012, 94 min)
Dirección:
Wes Anderson
Guión:
Wes Anderson
Roman Coppola
Intérpretes:
Jared Gilman
Kara Hayward
Bruce Willis
Edward Norton
Frances McDormand
Bill Murray
Jason Schwartzman
Tilda Swinton
Harvey Keitel

 

Confieso que tardé muchísimo en ver películas de Wes Anderson, un director que ahora me parece muy interesante. La culpa la tienen los críticos cinematográficos, esa gente más interesada en seguir modas para parecer inteligentes que en reflexionar un poco, que no hacían más que ensalzar truños del cine independiente americano. A finales de los 90 me cansé de que me tomaran el pelo (los directores del cine independiente y los críticos) y dejé de ver ese tipo de cine.
   Pero hace dos años vi “Fantástico Sr. Fox”, y me gustó. Y ahora he visto su última película, “Moonrise Kingdom”, y también me ha gustado. Wes Anderson tiene un estilo visual marcadísimo (un gusto por los planos simétricos, como si estuvieran compuestos con tiralíneas, y por los travelings laterales de seguimiento), un humor muy peculiar, y una forma de contar las historias muy personal, que crea un montón de tiempos muertos y un montón de grandes momentos, teniendo el conjunto un encanto especial.
   “Moonrise Kingdom” se desarrolla en los años 60, en una isla de Nueva Inglaterra. Sam Shakusky (Jared Gilman) es un chico de 12 años, que no encaja en la sociedad, que un día se fuga del campamento de scouts donde estaba pasando el verano. Sin que nadie lo supiera, Sam planificó la huida con una chica, Suzy Bishop (Kara Hayward), otra chica que no encaja en la sociedad. Mientras los chicos están desaparecidos, los padres de Suzy (Frances McDormand y Bill Murray), el jefe de scouts (Edward Norton), y el capitán Sharp, el policía de la isla (Bruce Willis), comienzan la búsqueda.
Kara Hayward y Jared Gilman en Moonrise Kingdom
Kara Hayward y Jared Gilman

“Moonrise Kingdom” visualmente tiene un comienzo muy atractivo, pero narrativamente la película tarda muchísimo en arrancar; de hecho, parece que los personajes adultos van a tener mucha más entidad. Y cuando la historia echa a andar (cuando se fugan los dos chicos), la narración no hace más que pararse y volver a arrancar. Anderson compensa los parones con ideas visuales geniales (a veces tiene soluciones visuales que parecen sacadas de dibujos animados), por unas actuaciones excelentes, y por cómo el espectador va encajando poco a poco las piezas y descubriendo las relaciones entre los distintos personajes de la isla; y Anderson se lo va ganando gracias al humor y a lo encantadora que es la historia de los dos chicos. Y así, poco a poco, a través de parones y arrancadas (y de momentos tan geniales como el primer beso), Anderson llega a un clímax que es tan brillante que me daban ganas de levantarme en el cine y ponerme a aplaudir.

   Desde luego que no todo el cine independiente es igual. Ahora me tengo que poner al día con Wes Anderson.
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