Jodaeiye Nader az Simin
(Irán, 2011, 123 min)
Dirección y guión:
Asghar Farhadi
Intérpretes:
Peyman Moaadi
Leila Hatami
Sareh Bayat
Shahab Hosseini
Sarina Farhadi
Merila Zare’j
Ali-Asghar Shahbazi
Babak Kirimi
Desde que sufrí a Abbas Kiarostami a finales de los 90, pongo muy poco interés por ver cine iraní. Por eso no conocía a Asghar Farhadi, quien parece que se está consolidando como uno de los directores más importantes de Irán. Farhadi ganó en 2009 el premio al Mejor Director en el Festival de Berlín por “A propósito de Elly”, que fue su cuarta película –y la primera estrenada en España-, y este año arrasó en ese mismo festival con “Nader y Simin, una separación”: Oso de Oro, y los premios al Mejor Actor (para todos los intérpretes masculinos) y a Mejor Actriz (para todas las intérpretes femeninas). “Nader y Simin, una separación” es la película que manda Irán a los Oscars, y viendo la calidad que tiene, espero que al menos se cuele entre las finalistas.
Nader (Peyman Moaadi) y Simin (Leila Hatami) llevan varios años casados, y aunque aún se quieren, están a punto de divorciarse. Simin quiere llevarse a su marido y a su hija de 11 años (Sarina Farhadi) a vivir al extranjero, pero Nader no va a abandonar Irán porque tiene que cuidar de su padre con alzheimer (Ali-Asghar Shahbazi). Mientras sigue el proceso de divorcio, Nader contrata a una mujer muy religiosa, Razieh (Sareh Bayat), para cuidar a su padre. Pero un día, un descuido de Razieh pondrá en peligro tanto a Nader como a la propia Razieh.
Durante la primera parte, Farhadi presenta muy bien a los personajes y logra que sintamos empatía por ellos, incluso cuando sabemos que tienen intereses encontrados e ideas muy diferentes. En esos primeros minutos, el tono, a pesar del divorcio, es distendido, y resulta una película tierna y divertida (los momentos con la niña pequeña, sobre todo cuando se pone a jugar con el oxígeno del anciano, son geniales), aunque Farhadi va dando pistas de que la mujer religiosa no está prepara para cuidar al anciano, y que algo malo va a pasar.
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Leila Hatami y Peyman Moaadi |
En la segunda parte, las dos familias se van a ver enfrentadas, y gracias a lo bien que está el principio, el encontronazo va a tener más fuerza. Pero el hecho que provoca la entrada en el nudo de la película es lo más débil de “Nader y Simin”. El problema es que es obvio que la resolución del caso está en por qué Razieh, la mujer religiosa, abandonó la casa de Nader. Viendo su personaje, Razieh no puede contar mentiras, y si lo desvelara allí, no habría película; pero me cuesta creerme mucho que cuando Nader está en un apuro, nadie presione a Razieh para saber dónde fue exactamente.
Otro recurso que también me parece débil, y que pasa en el mismo momento, es el dinero robado. Es algo tan potente, que es decepcionante que nunca se explique qué pasó. Farhadi lo utiliza como un macguffin para hacer avanzar la trama, pero tiene demasiado peso para que funcione sin explicación. Y en la escena en la que sucede, es increíble que la mujer exija que le paguen el dinero de la jornada, por mucho que su marido esté endeudado.
Pero si haces un pequeño esfuerzo y no le das muchas vueltas a esos dos detalles (mucha gente ni se lo planteará, porque estará muy metida en la película), el nudo de “Nadir y Simin” es genial, con giros y giros que suben la tensión y en los que vas viendo cómo son los personajes en realidad, y cómo –y esto es lo que más me gusta- Nadir y Simin siguen enamorados pero son tan orgullosos que no van a hacer nada por salvar su matrimonio.
Men encantó, y verdaderamente me importó un pimiento como hubiera sido lo del dinero.
Yo creo que el dinero es el que coge la mujer (Simin) cuando se va de la casa; con la maleta al lado coge un fajo grande de billetes y los cuenta.
Me pareció fantástica y desoladora al mismo tiempo que tierna.
Mmmm, sí, ahora lo recuerdo. Posiblemente tengas razón. Yo no lo había pillado. Entonces queda por qué Simin no dice que fue ella.
Así y todo me encanta esta película.