PROYECTO NOVELA. 52- DESPEDIDA Y CIERRE (III): CONSEJOS PARA ESCRITORES

Carlos del Río montando Hazlo por mí, de Álvaro de la Hoz
Montando «Hazlo por mí»
Aprovechando que estoy montando el largometraje «Hazlo por mí», voy a hablar de montaje.
   Para mí en una película existen tres narradores. El primero es el guionista, que es el que da la historia original con palabras escritas; luego viene el director, quien traduce esas palabras en imágenes y sonidos con ayuda de todas las personas que trabajan en el film; y el montador es el tercero, quien crea un puzzle con el material que le da el director para que esa historia sea lo más eficaz posible, es decir, para que se entienda y emocione. De los tres narradores, el más importante es el director, ya que la película es su visión, y va supervisando todos los procesos y tomando decisiones definitivas.
   Walter Murch, que un grandísimo montador, tiene una definición del montaje cinematográfico que a mí me gusta mucho, y es la que utilizo para que la gente entienda qué demonios hago yo en una película. Murch dice que el montaje tiene dos fases: la del microscopio y la del telescopio.
   La del microscopio es la primera, y en ella vas montado los planos de cada escena. Aquí te preocupas en encontrar las mejores tomas momento a momento. Sobre todo buscas el mejor tiro de cámara para que se vea la acción que quieres mostrar en un determinado momento y la toma que tiene la mejor actuación. A veces un actor se queda corto, y eliges fragmentos para resaltar su actuación; o se pasa, y eliges fragmentos para rebajarla. También juegas con el tempo interno de cada escena, cambiando el ritmo de los diálogos. Y siempre tienes presente que el cine es comunicación: la historia que estás contando tiene que llegarle al espectador sin que éste haga un esfuerzo por comprenderla; el espectador tiene que meterse sin problemas en la historia.
   Luego viene la fase del telescopio, que es cuando todas las escenas están montadas y ves la película seguida. Entonces analizas el conjunto y vas buscando problemas de estructura y de ritmo: mueves cosas de sitio, eliminas minutos de metraje y añades otros si hace falta.
   Siempre que trabajo con Álvaro de la Hoz, me deja libertad absoluta para hacer un primer montaje de cada escena. Me llega el material rodado, y sin que él me dé ninguna explicación, sigo el guión y creo una primera versión. Luego la vemos juntos, y me va corrigiendo o vamos probando alternativas. Y cuanto tenemos un primer montaje de todo, lo vemos, y decidimos elementos de estructura. Luego se lo enseñamos a más gente para ver si funciona, hasta que damos con la mejor versión posible.
   Así se monta una película. 
CÓMO SER ESCRITOR Y NO MORIR EN EL INTENTO (III)
   10—Recréate
en tus pequeños logros.
Esto también es para disfrutar de la vida. Cada vez
que logres algo, por pequeño que sea, reconócelo y celébralo. Que es la primera
vez que escribes una escena, pues siéntete bien, porque es un pequeño gran
logro. Que es la primera vez que acabas un cuento, ídem. Que es la primera vez
que sacas la escaleta entera de una novela, felicidades. Date palmaditas en la
espalda cada vez que avances en tu carrera literaria. De este modo, los errores
irán disminuyendo y los logros aumentando.

 

   11—Aprende
a dividir las tareas en partes manejables.
Pongamos que quieres escribir una novela, pero te ves incapaz de
hacerlo. La solución es mirar cómo puedes dividir la tarea en partes pequeñas. Primero
necesitas aprender técnica y a tener ideas y desarrollarlas. Aprende lo
esencial. Y cuando te pongas a escribir, sabes que las novelas están divididas
en escenas, y que las escenas se escriben una palabra al tiempo. Entonces escribes 300 palabras al día, escena a escena y palabra a palabra, y al
año tienes una primera versión de una novela. Así de sencillo.   12—Tómatelo
en serio, pero nunca pierdas el elemento diversión
y estate siempre relajado. Sé qué existe la
idea del artista torturado, que puede pasarse horas dándole vueltas a una
frase… Si escribir fuera eso, yo no escribiría, ¿para qué pasártelo mal si
puedes pasártelo bien?

   Escribir
es tu trabajo, y sales adelante porque te lo tomas en serio, pero tienes que
disfrutar del proceso y ser juguetón, que así es cuando mejores ideas tienes.    13—Créetelo
y piensa en positivo.
Cree que lo
vas a lograr, que vas a tener una carrera de escritor. Eso te hará dar lo mejor
de ti, la gente te tomará en serio, serás perseverante y superarás los contratiempos.
Aprende de cada revés, y mira el lado bueno de las cosas. Así te llenarás de
energía.

 

   Desde
pequeños se nos educa para que seamos muy realistas, para que si no lo vemos,
no lo creemos, y a mí me parece que el mundo funciona justo al revés: primero
te crees las cosas y éstas se van haciendo realidad. Por supuesto que siempre
hay que utilizar el sentido común y saber que las cosas te las ganas trabajando,
que no es que te vengan por intervención divina.

 

   En el caso
de la escritura está clarísimo. Comienzas teniendo el deseo de escribir una
novela, luego te crees que vas a ser capaz, y con perseverancia acabas
escribiendo esa novela. No tiene sentido que esperes a tener una novela acabada
para creer que eres capaz de escribirla. Sé que es de Perogrullo lo que acabo
de escribir, pero mucha gente no es consciente de ello.

 

   Una
cualidad importantísima para un escritor es estar siempre motivado; eso es
infinitamente más importante que tener talento. La gente con talento, si tiene
una serie de reveses, no sabe cómo reaccionar, porque lo que le salía solo,
ahora ya no le sale; la gente motivada aprende de los problemas y continúa
adelante hasta alcanzar sus sueños.
Si
encuentras un obstáculo en el camino, da un rodeo. Si se te cierran todas las
puertas, ponte a derribar muros. Donde hay una voluntad, hay un camino.    14—Ten tus objetivos claros, pero sé flexible. A veces hay que abandonar algo porque todavía no
se está preparado, o todo se tuerce. Sigues trabajando hasta estar preparado, y
entonces lo intentas de nuevo. Tal vez durante el periodo de preparación
descubres un objetivo muchísimo mejor que el original, y cambias.

 

 

   Aquí
también entra el saber adaptarse a las circunstancias. Yo normalmente me dedico
al blog y a mi ficción, pero si me surge algún trabajo en la productora, sé que es la prioridad y tengo que escribir menos para centrarme en la productora.
Y sé que no puedo escribir ficción y montar vídeos al mismo tiempo, porque son
dos actividades que me absorben muchísima energía. Pero en cuanto acabo con los
vídeos, regreso a la escritura al día siguiente. 

 

 

   15—Acaba
lo que te propones.
Parece ir al
contrario del punto anterior, pero tienes que acabar lo que te propones. Una
cosa es ser flexible y otra cosa es ir cambiando de proyectos porque te cansas
de ellos, o porque siempre te parecen muy difíciles, y no acabas nada. 

   16—Conoce
cómo funciona el mundo editorial.
No
hace falta que seas un experto, es simplemente saber qué opciones hay, para que
decidas cuál es la que más te conviene, y qué ventajas e inconvenientes tiene
cada una. Tienes que saber diferenciar una editorial convencional de una de
auto-edición o un híbrido de las dos; tienes que saber qué formatos de libro
digital existen y dónde se distribuyen, qué es la impresión bajo demanda, o
cómo funcionan los royaltis. Y saber qué hace un agente o un editor
independiente. Triste pero cierto, si no sabes lo básico del mundo editorial,
un montón de pícaros van a querer sacarte dinero con prácticas poco honradas o
contándote verdades a medias. (Lo esencial: tú NO pagas a las editoriales nada,
las editoriales te pagan a ti un porcentaje de las ventas; y tú NO pagas a los
agentes nada, los agentes ganan un porcentaje de tus ventas).    

Portada británica de El lenguaje del cuerpo, de Allan Pease y Barbara Pease   17—No
trabajes solo por dinero.
La clave
aquí es la palabra «solo». Mucha gente se piensa que los escritores
somos seres etéreos que nos alimentamos del aire, viajamos en los vientos, y no
necesitamos dinero para vivir. Bueno, pues yo bien de carne y hueso que soy y
vaya que si me gusta el dinero. Me gusta tanto que mi objetivo es ganar lo
suficiente vendiendo libros como para poder vivir de la escritura.

 

   A lo que
me refiero es que no te pongas a escribir pensando que es una manera fácil de
hacer dinero, porque no lo es. Te pones a estudiar las últimas tendencias y
escribes novelas que no te interesan simplemente para subirte al carro de los
últimos best-sellers: aunque no te gusten, escribes thrillers históricos porque
es lo que mejor se vende en España, o ficción erótica para aprovecharte de Grey
y sus sombras, o romance paranormal para hincarle el diente a «Crepúsculo»…
Así solo te quemas.
   Escribe
porque es tu pasión, y escribe en los géneros en los que te sientas a
gusto, y más tarde el dinero llegará.
   Y no
trabajes gratis, que nadie lo hace y no sé por qué los escritores deberían ser
la excepción.
   Seguimos (y acabamos) en el siguiente artículo.

 

Recomendaciones:
   —»El
lenguaje del cuerpo
» («The Definitive Book of Body Language), de
Allan Pease y Barbara Pease. Éste es un libro muy divertido y muy práctico para
saber leer el lenguaje corporal e introducirlo en tu ficción. Al parecer los
hombres somos unos zoquetes leyendo el lenguaje del cuerpo, mientras que las
mujeres sois mucho mejores. Tiene el añadido de que vais a poder ver cómo
falsean los gestos los político para parecer honrados, ver qué piensa realmente
la gente cuando está en una reunión por la postura que tiene, o ligar mucho
mejor.

 

   Consíguelo en Amazon.es o en Iberlibro.com
 
   —»Máximo
rendimiento
» («Maximum Achievement»), de Brian Tracy. Éste
es un libro muy práctico para alcanzar tus metas, y yo lo aplico a mi carrera
literaria. Tracy habla de la importancia de marcarse objetivos, para ir
lográndolos poco a poco y cada vez retarte a más. Habla de las afirmaciones, de
las visualizaciones, y de ser responsable de tus actos; tres cosas que a mí me
parecen de gran ayuda. Y toda la última parte es inteligencia emocional. Un
gran libro motivacional.
   Consíguelo en Amazon.es o en Iberlibro.com

 

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