Sin tregua [6]

Poster original de Sin treguaEnd of Watch
(EE.UU., 2012, 109 min)
Dirección y guión:
David Ayer
Intérpretes:
Jake Gyllenhaal
Michael Peña
Anna Kendrick
Natalie Martinez
America Ferrara
Cody Horn

 

David Ayer es un director que comenzó escribiendo películas de acción (la más famosa es “Día de entrenamiento”, pero “A todo gas” y “U-571” también son suyas). En 2005 dio el salto a la dirección con “Vidas al límite”, y “Sin tregua” es su tercer largometraje, y el que mejor críticas ha tenido de toda su filmografía. A mí me parece una pena, porque está bien, pero cuidando un par de elementos, hubiera sido una gran película.
   “Sin tregua” sigue la vida de una pareja de policías, uno estadounidense y el otro mexicano (Jake Gyllenhaal y Michael Peña), de Los Ángeles. Y al tiempo que retrata el compañerismo que hay entre ellos y el día a día en la policía, muestra cómo es su vida privada con sus parejas y cómo descubren una peligrosa trama de tráfico de personas.
   “Sin tregua” destaca en el aspecto humano. Jake Gyllenhaal y Michael Peña tienen muchísima química y sus conversaciones en el coche de policía transmiten de maravilla lo buen amigos que son; además, se ven muy bien las diferencias culturales, que están tratadas con mucha gracia. La relación entre Gyllenhaal y Anna Kendrick, que está contada en cuatro escenas, funciona muy bien, así como el retrato del ambiente en el departamento de policía. Se podría decir que “Sin tregua” es sobresaliente creando a dos protagonistas de carne y hueso.
Michael Peña y Jake Gyllenhaal en Sin tregua
Michael Peña y Jake Gyllenhaal

Pero la película tiene dos puntos débiles. El primero y más obvio es su estilo. Al principio cuentan que Gyllenhaal está estudiando cine y necesita hacer una práctica, y por eso está grabando todo. Bueno, la cámara subjetiva es agotadora, y para no romper con el estilo, fuerzan a que otros personajes estén grabando con otras cámaras, y queda inverosímil. Además, cuando no están con cámara subjetiva, para no romper con el estilo, recurren a la cámara en mano, con mucho movimiento y mucho montaje, y eso también es agotador. Lo peor es que en momentos donde tanto movimiento sería efectivo, pierden fuerza porque el recurso está agotado.

   El segundo es su trama. Aparte de que a mitad preparan muchísimo un momento que no lleva a nada (el ataque el gigante, que está bien para mostrar lo fríos que tiene que ser los policías y lo peligroso que es su trabajo, pero que queda decepcionante por lo rápido que se resuelve), la trama que da forma a la narración está muy forzada: de repente deciden ser detectives y de casualidad se topan con dos casas relacionadas; por no hablar de la tremenda trampa final, que no hay quien se la crea.
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