CINEFILIA
Suspicion
(EE.UU., 1941, 99 min)
Dirección:
Alfred Hitchcock
Guión:
Samson Raphelson
Joan Harrison
Alma Reville
Intérpretes:
Joan Fontaine
Cary Grant
Cedric Hardwicke
Nigel Bruce
Dame May Whitty
«Sospecha» es una película de Alfred Hitchcock, perteneciente a su primera etapa en Hollywood, de primeros de los 40. El film fue un éxito y estuvo nominado a los Oscars a Mejor Película y Mejor Música de Película Dramática; y Joan Fontaine, que era una actriz que siempre estaba muy bien, ganó el Oscar a Mejor Actriz. Tras haberla visto, acabo con una certeza y un misterio. La certeza es que si esta mediocre película no ha caído en el olvido es por el nombre de su director. El misterio es cómo es posible que se considere este bodrio un buen Hitchcoch, si claramente es un patinazo en su carrera.
La rica Lina McLaidlaw (Joan Fontain) se enamora de Johnnie Aysgarth (Cary Grant), un hombre guapo y carismático con un pasado poco claro. A pesar de la oposición de sus padres, Lina se casa con Johnnie, y tras la luna de miel, descubre que es un vividor que no tiene un penique a su nombre y que espera heredar de la familia política para mantener su elevado tren de vida. Lina comienza a descubrir pequeñas mentiras en su marido, hasta que en un día sospecha que la quiere matar para cobrar la póliza de su seguro de vida.
Simple, zafia y aburrida, eso es «Sospecha». Toda la primera parte, la del romance, es un peñazo; mejora un poco cuando regresan de la luna de miel y comienzan las sospechas, pero son tan tontas las mentiras de Cary Grant, y el conjunto tan repetitivo (mi marido me engaña, pero luego hace algo bueno y lo perdono, y me vuelve a engañar), que se desploma. Y la última parte, donde plantan pistas con la sutileza de un huracán , es levemente entretenida.
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Joan Fontaine y Cary Grant |
En la tercera parte, en la que al menos no te atenaza el sueño, no entiendo por qué Fontaine sospecha que Grant quiere matar a su amigo (que está claro que no quiere). Sabe que su amigo le va a dar todo el dinero que desee, porque se lo iba a prestar para esa empresa quimérica que se traían entre manos, pero jugando al Scrabble a Fontaine se le ocurre que Grant lo quiere matar. ¿Por qué, si no tiene motivo? Eso sí, ese momento está muy bien de dirección, con planos muy buenos.
Tras haber plantado que al amigo le sienta mal el coñac (Cary Grant frunce el ceño y no hace nada por salvarlo), se sacan la trama de su muerte en París, para que Fontaine sospeche aún más de su marido. Hay una serie de escenas torpísimas con una escritora de novelas de misterio, para indicar que Grant se está documentando sobre venenos, y entonces llega el momento más famoso de la película: el plano de Cary Grant subiendo las escaleras con el vaso de leche.
Ese plano está muy bien (la puerta que se abre, proyectado luz, Cary Grant sube con cara de póker por una escalera a oscuras, el vaso tiene una leche que brilla demasiado, y todo el ascenso es un único plano), y como sabes que la leche tal vez tenga veneno, no estás bostezando. Pero claro, un plano muy bueno no hace que un largometraje sea bueno. Intentar justificar la calidad de «Sospecha» con ese plano es como decir que alguien que llevó una vida que era un infierno, tuvo una existencia plena porque de niño le dieron un sugus y fue feliz una tarde.
El final sigue siendo muy zafio plantando pistas para subir la tensión (la carrera final es pésima por poco sutil), y acaba con un giro, que al parecer le impusieron a Hitchcock, que nadie se cree por cómo es el personaje de Cary Grant.
Esta mediocridad ni de lejos muestra lo grandísimo que era Hitchcock.
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