Tan fuerte, tan cerca [4]

Poster original de Tan fuerte, tan cercaExtremely Loud & Incredibly Close
(EE.UU., 2011, 129 min)
Dirección:
Stephen Daldry
Guión:
Eric Roth
Intérpretes:
Thomas Horn
Tom Hanks
Sandra Bullock
Max von Sydow
Viola Davis
Jeffrey Wright
John Goodman

 

Cuando el pasado enero se anunciaron las nominaciones a los Oscars, “Tan fuerte, tan cerca” provocó un pequeño revuelo: a pesar de las malas críticas, se coló en la categoría de Mejor Película (también se coló en la de Mejor Actor Secundario, para Max von Sydow; pero nadie en su sano juicio duda que este actorazo se merezca estar nominado. Haga lo que haga). Lo que está claro es que su director, Stephen Daldry, tiene muchos amigos en la Academia, ya que ha logrado que tres de sus cuatro películas, que no son grandes obras, se cuelen en la categoría reina: “Las horas”, “El lector” y ésta. A mí lo único que me sorprende es lo mucho que han tardado los críticos en darse cuenta que Daldry es un director muy blandito y bastante flojo.

   Oskar Schell (Thomas Horn) es un niño que perdió a su padre (Tom Hanks) el año anterior en los atentados de las Torres Gemelas, y todavía sigue traumatizado. Oskar estaba muy unido a su padre, y con él solía jugar a un juego: el padre le mandaba buscar algo por Nueva York, donde había plantado pistas, y de esta forma Oskar se forzaba a hablar con desconocidos.
   Desde la muerte de su padre, Oskar se ha encerrado más en sí mismo y distanciado de su madre (Sandra Bullock), quien se ve incapaz de ayudar a su hijo. Un día Oskar, rebuscando en la cosas de su padre, encuentra de casualidad una llave. Entonces decide que encontrará qué abre, aunque tenga que recorrerse toda la ciudad y hablar con cientos de personas. Y sin que él lo sepa, esa llave le conducirá a la felicidad.
   Supongo que la novela de Jonathan Safran Foer en la que se basa esté bien, porque “Tan fuerte, tan cerca” tiene ideas y momentos muy buenos; pero esa historia en manos de Daldry se convierte en un pastelón que quiere ser mágico, pero que se queda en empalagoso.
   De ésta película, funciona muy bien la relación de Oskar con sus familiares. Los momentos entre el niño y Tom Hanks sí transmiten muy bien lo que se querían. La relación entre Bullock y el protagonista logra mucha emoción (jamás pensé que diría esto: Sandra Bullock me emocionó), y es genial toda la parte de Max von Sydow, donde von Sydow borda un papel que tiene similitudes con el que interpretó en “Pelle, el conquistador”. En la parte de von Sydow falla el comienzo, y es que él debería plantar desde el principio pistas para que Oskar lo encontrara.
Thomas Horn y Max von Sydow en Tan fuerte, tan cerca
Thomas Horn y Max von Sydow

El resto no funciona tan bien. Por una parte está la estructura en flashbacks, que funciona bastante mal porque primero nos muestran lo tocada que está esa familia por la pérdida del padre, y después enseñan los atentados. El problema con los flashbacks, que en sí no están mal, es que nos están contando historia que ya conocemos (encima, ¿quién no recuerda los atentados del 11-S?) y no tiene mucha emoción. Yo creo que la única manera de que esas escenas, las de la muerte del padre, encajaran en el conjunto sería que la película tuviera una estructura lineal al comienzo; y después podían jugar, en flashbacks, con la reacción emocional del niño durante ese año.

   En cuanto a la búsqueda, está claro que lo importante es lo que descubre Oskar interiormente y su relación con su familia, y en la película eso queda un poco emborronado. Durante mucho tiempo se le da demasiada importancia a la llave, y presentan a demasiados personajes con los que casi ni te quedas (en la novela supongo que funcionara mejor), y a veces Oskar, y es un problema muy grave, resulta odioso. Aparte de que hay pistas muy idiotas (como el nombre de Black o el subrayado del periódico) y que la búsqueda comienza con una secuencia que no se cree nadie.
   Pero lo peor de “Tan fuerte, tan cerca” son sus últimos 20 minutos. Después de la resolución de la historia de Sandra Bullock, Daldry te arroja una tonelada de melodrama tras otra. De por sí las ideas no están mal, pero juntas son demasiado. Era como si Daldry pensara: “Aquí se te van a aguar los ojos; no, aquí vas a sacar un kleenex; no aquí vas a necesitar una sábana para enjugarte las lágrimas.”
   A mí tanta emoción (y tanto almíbar) lo único que me provocó fue que me saliera de la historia antes de que acabara la película.
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