Terminator Salvation
(EE.UU., Alemania, Reino Unido, Italia, 2009, 118 min)
Dirección:
McG
Guión:
John D. Brancato
Michael Ferris
Intérpretes:
Christian Bale
Sam Worthington
Helena Bonham Carter
Bryce Dallas Howard
Quien haya seguido la serie de “Terminator” sabe que la segunda y la tercera eran remakes de la primera con muchísimo más dinero; que la historia apenas avanzaba y que “
Terminator 2” es la mejor de la saga con diferencia.
Ahora han querido hacer algo completamente distinto y la acción transcurre en 2018 con un John Connor adulto en plena guerra contra las máquinas. Esto, que a priori es positivo, se vuelve contra la película y muchas veces parece que los personajes están más en los universos de “Mad Max” o de “Matrix” que en el de “Terminator”. Y aunque hay buenas ideas por ahí dispersas y se nota que ha sido carísima, “Terminator Salvation” es la peor película de las cuatro.
Está bien que John Connor ya no sea el objetivo directo de las máquinas, y que busquen matar a otra persona para deshacerse de él; igual que es una idea buena que la Resistencia si ataca la central de las máquinas acabará con John Connor y éste tiene que hacer todo lo posible por impedirlo.
Sin embargo, los problemas que tiene el film anulan los aciertos. El principal es que es imposible sentir empatía por cualquiera de los dos protagonistas. Christian Bale tiene muy poco carisma y cae bastante mal. Se supone que aquí se está formando la figura mítica de John Connor (me imagino que si hay una quinta, él ya será el líder de la Resistencia), pero el espectador tiene que poner muchísimo de su parte para creerse que ese hombre va a ser un mesías.
Con el personaje de Sam Worthington pasa algo parecido. Durante buena parte de la película se guardan su pasado para dar una sorpresa muy previsible (tan previsible que incluso aparece en el trailer) a mitad de metraje. No se sabe nada de él, ni siquiera qué pinta en esta película. El supuesto personajes enigmático resulta insulso.
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Christian Bale y Sam Worthington |
La consecuencia directa es que por buenas que sean las escenas de acción, si uno no está preocupado por lo que les pueda pasar a los personajes, éstas no tienen tensión. Son espectaculares, pero no parece que McG les haya sacado todo el partido que podía. Muchas parecen precipitadas, y el director buscando la originalidad, pierde en ocasiones espectacularidad (como cuando se empeña en grabar en un único plano a Christian Bale estrellándose en un helicóptero rodado desde la cabina), y supongo que para tener la clasificación de todos los público, no muere nadie. La originalidad, por cierto, brilla por su ausencia en la escena final calcada de “Terminator 2”, sin la fuerza que tiene el mejor cine de James Cameron.
Tampoco ayuda que Skynet, el cerebro de las máquinas, sea un ente que no tenga cualidades humanas y que no esté personalizado en un único robot. En las anteriores películas de terminator sí pasaba; en “Matrix” aparecía el agente Smith; en “
Blade Runner” los replicantes eran más humanos que los humanos; y en “El diablo sobre ruedas” había un único camión obsesivo. Porque para que una narración funcione, tan importante es el protagonista como el antagonista. En “Terminator Salvation” los malos son muchos robots que no tienen ninguna expresión, y van cambiando cada cierto tiempo. Hubiera valido con que una única máquina tuviera el objetivo de destruir a John Connor, pero sólo una. Aquí es como si en “
Tiburón” el mar estuviera infestado de escualos y al espectador le dieran igual uno que otro.
Narrativamente la película deja que desear. Muchas veces parece que determinados personajes van a tener importancia en la historia (como la niña o la anciana), para luego quedarse en nada. En otras ocasiones no se esmeran en hacer avanzar la trama y recurren a atajos (como el muy práctico detonador que aparece en la cadena de montaje de Skynet), o directamente se saltan la lógica del relato (es incomprensible que Skynet no mate a su objetivo, o que Helena Bonham Carter le explique todo a Worthington, justo en el momento adecuado para que el espectador sepa qué está pasando).
Podría pasar por alto sus defectos narrativos si el film fuera entretenido, pero es tan frío que me cuesta encontrar una película más aburrida. No merece la pena verla ni por los efectos especiales.
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