Tiburón [8]

Poster original de TiburónJaws

(EE.UU., 1975, 124 min)
Dirección:
Steven Spielberg
Guión:
Peter Benchley
Carl Gottlieb
Intérpretes:
Roy Scheider
Robert Shaw
Richard Dreyfuss
Lorraine Gary
Murray Hamilton
Carl Gottlieb
Peter Benchley    

Antes de que la novela de Peter Benchley se publicara, los productores Richard D. Zanuck y David Brown compraron los derechos para llevarla al cine. Tras tantear a otros directores, decidieron darle al proyecto a un joven de 26 años que acababa de dirigir para ellos «Loca evasión» («The Sugarland Express»): Steven Spielberg. La película tuvo tantísimo éxito que se convirtió en la más taquillera de la historia, y marcó el patrón de películas para el verano que 40 años después sigue utilizando Hollywood: espectaculares montañas rusas llenas de acción, diseñadas para reventar taquillas y que los espectadores se lo pasen en grande comiendo palomitas y bebiendo Coca-Cola. (Hay que añadir que generalmente no son tan buenas como «Tiburón», y es que «Tiburón es muy buena.)
   El film además ganó 3 Oscars (Mejor Sonido, Montaje y Banda Sonora) y estuvo nominado a Mejor Película (ganó «Alguien voló sobre el nido del cuco» —»One Flew Over the Cuckoo’s Nest»—, de Milos Forman); también supuso la primera colaboración entre el director y John Williams, y catapultó al estrellado a Spielberg con solo 28 años. (Y dio lugar a tres secuelas en las que Spielberg no tuvo nada que ver, y a una infinidad de imitaciones.)
   En el tranquilo pueblo de Amity algo ataca brutalmente a una bañista por la noche. Al día siguiente el jefe de policía Martin Brody (Roy Scheider) descubre parte de un cuerpo mutilado, y el forense le dice que ha sido obra de un tiburón. Brody quiere cerrar las playas, pero ante la presión del alcalde (Murray Hamilton) y varios comerciantes, las playas permanecen abiertas. Poco después, el tiburón mata a un niño en una playa que vigilaba el policía, y tras estar a punto de matar a su hijo, Brody decide tomar cartas en el asunto y acabar con el tiburón.
   El caso de Spielberg no fue un éxito de la noche a la mañana. El director comenzó a dirigir cortos de niño, y lo hizo durante once años. Luego dirigió cortos en la universidad, y uno de ellos, «Ambling» (1968), le gustó tanto a un directivo de la Universal que le contrató para que dirigiera televisión. Para cuando se estrenó «Tiburón», Spielberg llevaba 7 años trabajando profesionalmente en el audiovisual, y su mejoría era notoria: «El diablo sobre ruedas» («Duel») un telefilm de 1972 con el que llamó la atención y que tiene similitudes con «Tiburón», tiene una planificación mucho peor, y aunque apunta lo de crear momentos, uno de sus puntos fuertes, parece un Spielberg desafinado.
Roy Scheider en Tiburón
Roy Scheider

Y es que con «Tiburón», que fue su segundo largometraje cinematográfico, Spielberg encontró su estilo personal: sobresalía preparando momentos, lograba una puesta en escena y una planificación clarísimas, deslumbrantes y muy elegantes, era muy bueno provocando emociones en el espectador, y conseguía grandes actuaciones de su reparto. Algo que no ha hecho más que perfeccionar a lo largo de su carrera, hasta convertirse en uno de los mejores directores de la historia del cine.

   «Tiburón» está dividida en dos partes. La primera, que es la que más me gusta, cuenta lo peligroso que es ese tiburón para los bañistas de Amity, sin que se vea al animal, en escenas tremendamente imaginativas.
   La película tiene un principio potentísimo, con el ataque a la chica. Spielberg lo logra con planos subjetivos del tiburón, una chica que grita y a la que algo mueve y agita con muchísima fuerza, y la música de Williams. Luego pasa a presentarte el pueblo, y por qué es importante mantener las playas abiertas (se acerca del 4 de julio, y Amity vive del turismo estival), y por qué el forense cambia de opinión y dice que lo que mató a la chica fue un barco.
   A continuación viene la escena de la muerte del niño. Spielberg sube la tensión jugando con las reacciones de Brody en planos cada vez más cercanos. Y cuando parece que todo va a ser una falsa alarma, muchos bañistas se meten al agua, y el tiburón mata a un niño, viéndose un géiser de sangre.
   Llega Quint (Robert Shaw, en una actuación excelente) y dice que eso es un tiburón y que solo el podrá pescarlo. Llega Matt Hooper (Richard Dreyfuss) y confirma que es tiburón. El pueblo se vuelve loco para matarlo, y Spielberg crea otro gran momento cuando dos hombres intentan cazarlo en el embarcadero de madera: el tiburón pica el anzuelo y destruye parte del embarcadero, arrastrándolo consigo; uno de los hombres cae al mar, y el espectador sabe que el tiburón vuelve a por él porque los maderos en el agua están yendo hacia él. Más la música de John Williams.
   Spielberg juega con que parece que han atrapado al tiburón, pero el aguafiestas de Hooper le confirma que ha pescado un tiburón, no al tiburón. Hay un susto cuando aparece la cabeza de un pescador en un barco, y entonces viene la escena que hace que Brody fuerce al alcalde para que pesquen al tiburón: durante el 4 de julio, con las playas abarrotadas, el escualo mata a un hombre, y casi al hijo de Brody. Es la primera vez que se ve un poco al animal.
   Y entre medias hay humor (como la escena en la que la mujer de Brody ordena a sus hijos que salgan del agua, o los dos niños que simulan ser un tiburón), un momento muy emocional cuando la madre del niño muerto abofetea a Brody, y un momento muy Spielberg: el hijo de Brody imitando los gestos de su padre.
   En la segunda parte tres hombres se embarcan y zarpan a alta mar para matar al tiburón; aquí Spielberg está muy limitado por espacio, y por la acciones que puede realizar, y la historia avanza muy poco. Aunque me parece que le saca el mejor partido que podía sacarle, a mí me gusta menos que la primera parte.
   Hay tensión por el tiburón, y por lo mal que se llevan los personajes (en especial Hooper, que es el chico rico de ciudad que sabe toda la teoría, y Quint, que es el pescador experimentado). Spielberg da un respiro al espectador con humor, y se detiene a dibujar más al personaje de Quint (es excelente la escena del campeonato de cicatrices). Pero los ataques, salvo cuando le clavan arpones con bidones, el de Hooper en la jaula, o el asalto final (precisamente en esos momentos apenas se ve al tiburón fuera del agua) son menos imaginativos.
   Por historia, tocaba ver al tiburón, y Spielberg que nunca ha tenido un pelo de tonto, sabía que ese tiburón bajo el agua estaba bien, pero que fuera, no podía mantenerlo mucho tiempo en plano para que no se notara que ese tiburón era de goma, por lo que el montaje es mucho más picado, y el director no puede hacer muchas virguerías. Afortunadamente hizo eso, porque si lo hubiera mostrado más, ahora nos reiríamos de los ataques del tiburón.
   Y aún con esas limitaciones, al final te estás mordiendo las uñas, y preguntándote qué hará Brody para acabar con el animal.
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