Trash. Ladrones de esperanza [3]

Poster original de TrashTrash

(Reino Unido, Brasil, 2014, 115 min)
Dirección:
Stephen Daldry
Guión:
Richard Curtis
Felipe Braga
Intérpretes:
Rickson Tevez
Eduardo Luis
Gabriel Weinstein
Rooney Mara
Martin Sheen
Wagner Moura
Selton Mello 
Por ser buen cliente, Cinesa me ha invitado al preestreno de «Trash», una película que junta a dos pesos pesados del cine británico: el director Stephen Daldry («Billy Elliot», «Las horas», «El lector«) y el guionista Richard Curtis («Cuatro bodas y un funeral», «Notting Hill»,  «Love Actually» —también dirigida por él—, «Caballo de batalla«). El film está basado en una novela de Andy Mulligan, y en España se estrena el 28 de noviembre.
   En Brasil, un país incluso más corrupto que España, Raphael (Rickson Tevez), un chico de 14 años que se dedica a buscar objetos en un vertedero, descubre una cartera que contiene una información importantísima. A pesar de saber que la policía la busca y que su vida corre peligro, Raphael y otros dos amigos (Eduardo Luis y Gabriel Weinstein) harán todo lo posible para que el pueblo sepa la verdad.
   «Trash» empieza muy bien con dos acciones en paralelo: la de un hombre al que persigue y mata la policía por una cartera, y la de un chico que la encuentra. Pero en cuanto la trama echa a andar, la película es terrible porque tiene un guión pésimo (también tiene detalles de dirección francamente malos). «Trash» es una película yincana, y para pasar de una pista a otra, la trama da demasiados pasos; pero curiosamente, para resolver conflictos importantes, cogen atajos y los resuelven de la forma más simple e inverosímil posible.
Rickson Tevez en Trash
Rickson Tevez

Reconozco que algo que pasa hacia el principio me sacó de la historia, y no volví a meterme. Para mantener la atención de espectador, durante un tiempo se guardan qué oculta la misteriosa cartera. El problema es que, incluso sin saber su contenido, es increíble que el chico protagonista esté dispuesto a dejarse matar para salvar la cartera (el momento que me sacó es cuando están a punto de matarlo). Cuando descubres el misterio, menos sentido tiene que el chico llegara a ese extremo: nadie sacrifica su vida por eso.

   «Trash» está llena de momentos muy tontos, que es donde los autores no se esmeran en absoluto para seguir adelante con la trama, y cogen atajos. Resulta que dos de los chicos van a casa de un político corrupto (en teoría está atiborrada de agentes de seguridad, pero los chicos se pasean como Pedro por su casa), y se encuentran con el cuidador, que no tiene ningún reparo en contarles todo lo que pasó. Eso es una forma muy torpe de dar información.
   El hombre que quiere desenmascarar al político corrupto tiene un plan no especialmente elaborado que incluye una nevera y el robo de ciertas cosas; pues cuando va a abandonar la finca y le pueden pillar con el botín, no se le ocurre otra cosa que ir despidiéndose con las manos. No sé qué pensaba Daldry cuando grababa esos planos, pero ésa no es la manera de disimular un robo.
   Con el plan de la nevera tengo otro problema. Como es algo no especialmente imaginativo, y da la sensación de que el hombre se salvó por estar rodeado de inútiles, en esos casos es mejor no mostrar nada, y decir que robó ciertas cosas, y así el espectador no le da más vueltas.
   Más adelante, los chicos tiene que conseguir una determinada Biblia. Para que haya un momento de acción, sin ninguna justificación uno de los chicos ataca a un guarda penitenciario (no tiene justificación porque ya tenía la Biblia), y unos policías, que no tienen nada que ver con el caso, se ponen a perseguirlos… ¿porque llevan una Biblia encima?
   A los chicos, sabiendo que la policía les pisa los talones, no se les ocurre otra cosa descifrar la clave de la Biblia dejando una pared llena de pistas. A estas alturas de la película surge de la nada una chica guapa, que simplemente sirve para que sus amigos motoristas les ayuden a escapar. Eso es plantar un personaje de una forma torpísima. Y luego hay un momento demencial en un cementerio (no quiero destripar nada, pero lo que sucede ahí no tiene ni pies ni cabeza).
   Además, la película es un poquito tramposa: ni Raphael está en peligro de muerte cuando se emite el vídeo (de hecho está dándose la gran vida con sus amigos —es una forma muy peculiar de estar escondido y amenazado de muerte—, y cuando se grabó ese vídeo ya había pasado para él el mayor peligro), y el hombre que quería desenmascarar al político no tenía motivo para estar tan apenado en las escenas iniciales del cementerio.
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