Un monstruo viene a verme [7]

Poster de Un monstruo viene a verme

A Monster Calls
(España, EE.UU., 2016, 108 min)
Dirección:
Juan Antonio Bayona
Guión:
Patrick Ness
Intérpretes:
Lewis MacDougall
Sigourney Weaver
Felicity Jones
Liam Neeson
Toby Kebbell
Geraldine Chaplin 

Tercera película de Juan Antonio Bayona y tercer mega-taquillazo en España. “Un monstruo viene a verme” es una producción mayoritariamente española, con participación de Estados Unidos, rodada en inglés y actores anglosajones, que adapta la maravillosa novela de Patrick Ness, con guión del propio novelista. Aunque no llega a la altura del libro, es una buena película y tiene grandes momentos.

            Al niño Conor O’Malley (Lewis MacDougall) le aterroriza una pesadilla recurrente que no quiere recordar. Desde que su madre (Felicity Jones) cayó enferma, su vida ha ido a peor. Una noche, a las 12:07, un tejo milenario se transforma en monstruo (voz de Liam Neeson) y le hace una visita. El monstruo le dice que le contará tres historias de las que aprenderá algo, pero al final, si no quiere que le coma, Conor le tendrá que contar una cuarta, y tendrá que ser la verdad.
            Visualmente esta película es alucinante: tiene la factura de un film de Hollywood, habiendo costado mucho menos. Bayona, en cuanto a puesta en escena, planificación y dirección de actores, es un director excelente. Si algo falla en esta película es que la historia de la novela no era nada fácil de traducir al cine.
Fotograma de Un monstruo viene a verme
Lewis MacDougall

A pesar de lo bien dirigida que está, me parece que la historia del joven Conor empieza a funcionar tarde. Por eso puede resultar lenta y fría durante mucho tiempo. Curiosamente, en “Lo imposible” a Bayona se le iba la mano con la emoción, queriéndote emocionar a cada segundo, y aquí le pasa todo lo contrario. El problema es que no conoces al niño y a la madre lo suficiente como para que te importen, y la abuela (Sigourney Weaver) te cae fatal. Sé que es fundamental que no se sepa qué está pasando realmente, qué siente el niño, hasta que no llegue el final, pero estás un poco perdido porque no sabes muy bien qué se juega Conor, quien no muestra mucha emoción, y la única amenaza que ves es el acoso escolar que sufre. Más adelante, la relación con su padre, a mí también me dejaba un poco frío, precisamente porque el niño no podía mostrar sentimientos.

            Yo empecé a involucrarme emocionalmente en la película cuando Conor destrozaba el salón de su abuela, lo que daba pistas de que lo estaba pasando muy mal, y más tarde daba muestras de preocupación por la enfermedad de su madre y tenía esperanzas de que el tejo la salvara —aparte de que la escena es muy buena, y es el mejor momento de Weaver—. Hasta entonces, las escenas que realmente me metían en la película eran las del monstruo, y sobre todo, las extraordinarias secuencias de animación. Pero desde allí hasta el final, la película funciona mucho mejor, y Bayona sí logra momentos muy emocionantes, sin caer en sensiblerías.
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