VIDA DE ESCRITOR: LA AUTOEDICIÓN

Libro abiertoYa estoy trabajando en mi siguiente libro. Es de no ficción y se titulará “A escribir que son dos días”, con el subtítulo “Cómo tener una carrera literaria en el siglo XXI”. (Actualización de septiembre de 2017: Lo he cambiado por «La aventura de ser escritor«). En él contaré la actitud que hay que tener para no tirar la toalla y saber mantener las expectativas realistas, las distintas opciones de publicación, y las historias de varios escritores que lo lograron gracias a la perseverancia y la constancia, para motivar al personal.

Me sigue sorprendiendo lo rápido que se quema la gente que quiere ser escritor, cuando nunca ha sido más fácil que ahora. No hay que remontarse mucho en el tiempo, hace tan solo siete años era mucho más difícil que en la actualidad. Muchas veces se debe a expectativas completamente irreales (“O logro un best-seller a la primera, o abandono”), a falta de información, o a la muchísima desinformación que aparece en internet y los medios de comunicación. Hay que tomárselo con mucha calma, sabiendo que si no abandonas, y te lo tomas como un trabajo, un día comenzarás a tener ingresos extras, con la posibilidad de que crezcan tanto que lleguen a ser tu principal fuente de ingresos. Yo llevo cuatro años, desde que publiqué “Vivir soñando”, recibiendo dinero de Amazon. No me da para vivir ni de lejos, pero estoy encantado.
            Como “Atrévete a ser escritor” lleva dos años vendiéndose bien, también me saltaré las editoriales y lo pondré a la venta en Amazon. Y hablando de un libro auto-editado, ¿qué mejor que escribir un artículo sobre la autoedición? LA AUTOEDICIÓN, SOLO AMAZON

Ya conocéis mi postura: la autoedición está para algo, y se puede conjuntar con la edición tradicional, pero sólo recomiendo la auto-publicación que ofrece Amazon, tanto en papel (Create Space) como en digital (Kindle Direct Publishing), y hay que utilizar ambas, porque actualmente se venden libros en papel y digitales. Da igual que a ti no te guste uno de esos formatos, hay que hacerlo.
Lo recomiendo porque es gratis (jamás paguéis para que os publiquen un libro, a menos que os haga ilusión tirar el dinero; si es ese el caso, por favor, tirádmelo a mí) y porque nadie ofrece la distribución que da Amazon.
Pero por fácil que sea ahora mismo publicar, me parece que si quieres tener una carrera literaria, has de pasar por las editoriales tradicionales al menos una vez en tu vida, por mucho que te cueste llegar a una, que no es nada fácil. Tiene que ser una editorial con distribución nacional (incomprensiblemente para mí, hay gente que se conforma con distribución provincial), y que coloque tu novela en Amazon, en papel y digital, para llegar al mayor público posible a nivel mundial. Si no cumple esos requisitos, busca otra, que tú solito lo puedes hacer mejor.
Una buena editorial te va a dar más publicidad de la que te puedas generar tú solo, y te meterá en librerías física y centros comerciales de todo el país. Y si no funciona, pues pasas a autopublicarte. Pero nada de tener prisa por publicar, o decir que las editoriales son unas miserables, y así ni siquiera lo intentas.
Es el caso Blanca Miosi, una de las autoras autopublicadas más venidas en español. La década pasada publicó dos novelas con editoriales, pero en 2011 se lanzó a la autoedición que ofrecía Amazon, logrando tantísimo éxito que la editorial B de Books le compró los derechos de una novela que ya estaba a la venta, “El manuscrito”. Miosi es bastante prolífica, y sigue vendiendo libros digitales como churros.
O de J. A. Konrath, uno de los autores autopublicados de más éxito en Estados Unidos, quien no hace más que echar pestes de las editoriales tradicionales, pero que olvida que durante los años que estuvo trabajando con ellas se hizo con un público que le acompañó cuando pasó a autoeditarse.
Libro con rosaEl problema que le veo, que no es de la autoedición en sí, sino de los aspirantes a escritor, es que supone una gratificación inmediata, y un escritor debe saber retrasar la gratificación. Estos aspirantes escriben algo e inmediatamente lo publican, y venden un puñado de ejemplares a amigos que les dicen que mola mucho. Y como es tan fácil, no se paran a reflexionar y mejorar, y a dedicarle el tiempo necesario de práctica para alcanzar un nivel profesional (ya les han dicho que mola, ¿para qué más?), sino que se lanzan a escribir otra novela. Y luego otra. Y todas son igual de malas.
VERDADES COMO PUÑOS DE SUE GRAFTON
Hace cuatro años, Sue Grafton, la autora de las muy entretenidas novelas de la detective Kensey Millhone (“A de adulterio”, “B de bestias”, “C de cadáver”… ya solo le quedan la Y y la Z) se ganó la enemistad de los autores autopublicados con sus declaraciones. Aquí tenéis la noticia en “The Guardian”. Por aquel entonces, no se sabía muy bien qué pasaría con las editoriales tradicionales; hoy está claro que van a permanecer, y que la mayoría de los escritores que logren una carrera literaria trabajará con ellas.
A los autores jóvenes les recomendaba, en una entrevista aparecida en el periódico local “Louisville KY”, que no recurrieran a la autopublicación porque era como admitir que eran demasiado vagos para hacer el trabajo duro. Reconocía que las novelas autopublicadas que había leído solían ser amateurs, y comparaba la autoedición con un estudiante que dominara cinco piezas fáciles en piano y ya estuviera preguntándose si podría tocar en el Carnegie Hall.
Eso me recuerda un chiste no muy gracioso, pero que me gusta mucho, porque muestra muy bien lo que tiene que hacer un músico o un escritor:
—Disculpe, ¿cómo llego a Carnegie Hall?
—Practicando, practicando y practicando.
Para Grafton hacerse escritor significa trabajo duro, y lo sabe por experiencia propia: escribió tres novelas que jamás se publicaron, y logró su primera venta con la cuarta; la quinta también se publicó, pero tras esas escribió otras dos que siguen inéditas. Después de 15 años trabajando como guionista en Hollywood, escribió su octava novela, la que le dio la fama: “A de adulterio” (1982).
Sue Grafton
Sue Grafton

Es trabajo duro porque “hay que aceptar el rechazo, aprender las lecciones, y dominar el oficio a lo largo del tiempo”. “Aprender a construir una narrativa y crear un personaje, aprender a equilibrar ritmo, descripción, exposición y diálogo lleva mucho tiempo. Esto no es un rápido proyecto casero de hazlo tú mismo. La autoedición es un atajo y no creo en los atajos en las artes”.

La cursiva es mía, porque me encanta esa cita.
Ella veía que con la autoedición demasiados escritores que completaban una novela ya estaban buscando la fama y la fortuna que supuestamente les correspondía por derecho propio. Grafton tiene más razón que un santo. Por eso muchos que se autoeditan se queman y cabrean si venden pocos libros, que será lo más probable, como si escribir una novela significara automáticamente tener lectores fieles que pagasen por tus libros. Yo a eso lo llamo tener unas expectativas poco realistas, y comportarse como un niño.
TITULARES DE PRENSA
De vez en cuando saltan a los titulares gente que da la campanada con la autoedición, como Andy Weir, quien se autoeditó “El marciano” en 2011, porque ninguna editorial la quería, y acabó logrando un best-seller que Ridley Scott adaptó al cine en 2015 con “Marte”, un film que fue un taquillazo y logró 7 nominaciones a los Oscars, incluida Mejor Película. Entonces mucha gente se piensa que la autoedición es el cuerno de la abundancia y un magnífico atajo: eres más listo que nadie, porque te saltas a las viles editoriales, y encima te forras.
            Supongo que será la misma gente que se piensa que escribir novelas es dinero fácil. Perdonad que suelte unas estruendosas carcajadas.
He aquí la cruda realidad: lo que salta a los titulares es la excepción, y los medios de comunicación convierten lo excepcional en normal, desvirtuando la realidad. Pensar que lo que aparece en los medios es la vida real es igual que pensar que lo que aparece en el porno es hacer el amor.
Esto es lo que pasa realmente si te autoeditas una novela, y que jamás te contará un periodista. Yo diría que tienes el 99,99% de posibilidades de que sea un fracaso, de que quemes esa novela para siempre, porque fracasa el 99,99% de los libros autoeditados. Del restante 0,01% que lo logra, la mitad de los éxitos son de autores que ya tenían lectores fijos, es decir, de escritores que llevaban años publicando, y la otra mitad es gente como Weir, que se sabe promocionar muy bien o que tiene muchísima suerte.
Si te gusta jugar con la suerte para hacer dinero, no escribas y cómprate un billete de lotería. Así no pierdes el tiempo y tienes más posibilidades de éxito.
Si piensas que la autoedición es un atajo, esto es lo que pasará con un 99,99% de probabilidad. Si eres muy pesado, y no haces más que dar la murga a familiares, amigos, conocidos y a todo Cristo que encuentres, puede que vendas 100 ejemplares. Tal vez algunos más o algunos menos, dependiendo de la cantidad de amigos que tengas y de lo pesado que seas.
Si escribes otra novela y la autopublicas, ahora las ventas caerán hasta los 20 ejemplares. Tus colegas te compran la primera, porque te hace ilusión, pero ya más no, y ahora solo te comprarán tus familiares y amigos más cercanos. Si persistes y autoeditas una tercera novela, aún venderás menos.
Toma cuerno de la abundancia.
Recordad: en las artes no hay atajos.
 
La ilustración del libro (Comfreak) y la fotografía del libro y la rosa (DGlodowska) están en dominio público y no hace falta agreditarlas. La de Sue Graffton (Mark Coggins) tiene una licencia de Creative Commons Attribution 2.0 Generic.  Siguiente artículo: Sé resoluto
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