VIDA DE ESCRITOR: LA ASERTIVIDAD (V)

Pon las primeras páginas de tus libros en tu blog usando AmazonHoy acabamos nuestro recorrido por la asertividad, pero antes, un pequeño tutorial sobre cómo poner las primeras páginas de tus libros en tu blog. Es algo que Amazon permite hacer desde no hace muchos meses, pero me sorprende la poca gente que lo tiene en sus blogs y páginas web. Es muy práctico, es la manera que tienen tus lectores de ojear tus libros sin necesidad de irse a Amazon. Pónselo lo más fácil posible. Solo son tres pasos:
            1— Créate una cuenta en el programa de afiliados de Amazon. Es gratis, pero no te hagas ilusiones con lo de ganar dinero, que los programas de afiliación suelen dar ingresos risibles, si es que dan algo. Esto lo haces para promocionar tus propios libros.            2— Ingresas en tu cuenta de Amazon, la tienda, y vas a la página de tu libro digital. Sí, tiene que ser el Kindle. A la derecha, debajo de donde viene el precio, ves que aparece un «Incrustar». Le das, y voilà, ahí tienes el código para tu blog, con varias opciones para tamaño y demás. Elige la que más te guste.

 

            3— Cuanto lo tengas, copias el código, y lo pones en tu blog. Y ya está. 

TRANSMITIR EL MENSAJE
Veamos unas recomendaciones,
basadas en “El derecho a decir no” de Walter Riso, sobre la manera en la transmitir el mensaje, para que este sea efectivo.
Si alguna no te sale sola, practica y practica hasta que lo haga. Para lograr
esto, a mí me ayudó mucho la autohipnosis.

 

            —Hay que mirar a los ojos. No es que le
taladres con la mirada al otro para que se sienta intimidado, es que no la
esquives; si la esquivas das sensación de inseguridad. Miras a los ojos,
cambias la mirada un poco, vuelves a mirar a los ojos.
            —Usa un volumen de voz ni muy alto ni mi
bajo.
Si hablas muy bajo, que
solo te oye el cuello de tu camisa, das imagen de poco asertivo, de inseguridad. Y si hablas A GRITOS, pues sucede todo lo
contrario, y pareces un prepotente.
            —Habla con emoción. El tono que
utilizas debe reflejar tu emoción. No puedes ser monótono, que no se sepa bien
si lo que dices te gusta o no, o si hay ironía. Tampoco puedes ser dañino,
utilizando el sarcasmo para atacar a otros. Cuando pides algo siendo asertivo,
tu tono ha de ser amable, tranquilo y firme.
El derecho a decir no, de Walter Riso            —Habla con fluidez. No puedes comunicar
lo que quieres de forma entrecortada, o con grandes pausas o rodeos. Vete al
grano, que las palabras fluyan de tu boca.
            —Buena postura. Si muestras una postura
cerrada, al a defensiva, con los hombros caídos y la cabeza gacha, transmites
inseguridad. Levanta la cabeza y los hombros. Por experiencia, es mucho mejor
ver las caras de las personas que sus zapatos.
            —Gestos acordes con la emoción. En la
gente insegura se suele dar una ambigüedad entre lo que dicen y lo que expresan
con sus gestos, ya que muestran un rictus frío y serio, aunque aseguren estar
felices, y utilizan muchísimo menos las manos que la gente asertiva para
comunicarse.
            —Debe coincidir lo que dices con lo que piensas.
Como dice Riso sobre el contenido el mensaje, “Debe ser claro, explícito,
directo, franco y, tal como vimos, considerado y respetuoso con los derechos
ajenos”.
TÉCNICAS
Para practicar estas técnicas,
ármate de paciencia porque hay gente muy pesada, y créate una piel dura, porque
habrá quien te ataque verbalmente. Ya sabes que tu autoestima no sufre por cómo
te ataquen otros. Lo fundamental es que sepas qué quieres, y si ves que alguien
se va por la tangente, o te manipula para que cambies de opinión, tú sepas
reencauzar el diálogo hacia donde quieras. Si te dicen, “Yo lo haría”, tú
contestas “Tú eres tú, y yo soy yo”.
Tocadiscos            —El disco rayado. Esta es la más
sencilla de hacer. Cuando alguien intente manipularte para hacer algo, o
hacerte cambiar de opinión, simplemente repites lo que querías desde un
principio, sin emoción, como si fueras un disco rayado. Es muy práctica para
cuando te quieren vender algo por teléfono. Para practicarla en España no
tienes más que no tener WhatsApp, o quitártelo porque estás de él hasta el
gorro.
            —¿Por
qué no te pones WhatsApp?
            —Porque
no quiero.
            —Es
gratis. Vas a ahorrar dinero.
            —Lo
entiendo, pero no quiero.
            —Todo
el mundo lo tiene.
            —Lo
entiendo, pero no quiero.
            —Habrá
amigos que no te contactarán.
            —
Lo entiendo, pero no quiero.
            Soy
experto en ese tipo de conversación con el dichoso WhatsApp. Y todavía estoy
esperando que alguien me enseñe el yate que se ha comprado con el dinero que se
ahorró gracias al WhatsApp.
            —Dale parte de la
razón al otro, sin discutir.
Cuando alguien intente manipularte, criticando
tu comportamiento, no te pones a discutir, sino que le das parte de la razón,
sin tú cambiar de opinión, hasta que se canse.
            —¿De
verdad escribes fantasía?
            —Sí,
escribo fantasía.
            —¿No
te da vergüenza escribir eso?
            —Igual
debería darme, pero no.
            —
Eso es para gente inmadura con pocas dotes sociales. Solitarios tocados del
ala, vamos.
            —Tal
vez, pero es lo que escribo.
            —¿No
te gustaría escribir otra cosa?
            —Sí,
tal vez lo haga en el futuro.
            —¡Las
novelas de fantasía son chorradas!
            —Algunas
sí, pero es lo que escribo.
            —Debería
darte vergüenza escribir fantasía.
            —Igual
tienes razón, igual debería sentir vergüenza.
            —Me
estás dando siempre la razón.
            —Sí.
            —Aprende a decir no. Utiliza la forma
asertiva de transmitir el mensaje que hemos visto arriba. Espera a que te hagan
la pregunta. Puede que haya gente que esté tan acostumbrada a que siempre
cedas, que no hace falta ni que te pregunten. Date tiempo para pensar la
respuesta. Si no quieres, no dejes abierta la posibilidad para un sí (“Ahora
no, pero tal vez en otra ocasión”). Tienes derecho a decir no, a emplear tu
tiempo como te plazca, ellos no tienen derecho a que tú digas sí cada vez que
te lo pidan. Si no te apetece, no tienes por qué explicar nada, pero si lo
consideras necesario, explica por qué no lo haces (“Estoy agotado y necesito
descansar”). Apechuga con las consecuencias. Demostrando con acciones que no
eres un egoísta que solo piensas en ti, salvo los manipuladores, nadie te va a
rechazar por ser asertivo.
            —Dale la razón, y haz lo que te dé la gana.
Hay gente tan manipuladora que querrá que pienses como ellos, que hagas lo
que ellos te digan. En este caso lo mejor es no discutir, darles la razón, y
hacer lo que realmente quieres.
            —En
tu blog deberías hablar de política.
            —Ajá.
            Y
no escribes de política.
Si vuelven a
la carga días después:
            —He
visto que aún no escribes de política.
            —Tienes
razón, no escribo de política.
            —Pues
deberías hacerlo.
            —Ajá.
            Y
no escribes de política.
Si ves que
insisten, puedes dar tu respuesta asertiva, teniendo en cuenta la forma de
transmitir el mensaje de arriba:
            —Si
quieres hablar de política, ábrete un blog y escribe sobre ella. Yo no lo voy a
hacer.
            —Solo
lo decía por ayudarte.
            —Gracias
por la ayuda.
Aquí entran
todos los adictos al deberías. Deberías hacer tal, deberías pensar cual,
deberías ser así o asá… Pues que lo hagan ellos y te dejen en paz, que tú no
tienes por qué.
—Sé educado, pero firme. Que te den igual
las malas respuestas, no te pongas a su altura, y no pidas perdón.
A medida
que vayas cogiendo confianza, vete siendo asertivo en situaciones en las que
antes no lo eras. Llevo un tiempo practicando lo de dar mi opinión, incluso en
situaciones adversas. No tengo la intención de hacer cambiar al otro, pero sí
le digo lo que pienso. Me siento genial cada vez que lo hago, porque antes no
me atrevía.
  
La fotografía del tocadistos está en dominio propio y no hace falta indicar el autor (Brett Hondow).  
2 comentarios
  1. María Eugenia
    María Eugenia Dice:

    Llevo tiempo practicando la asertividad y es cierto que cuanto más la practicas, mejor te sientes. Muy buen artículo!

    Responder
    • admin
      admin Dice:

      Muchas gracias, María Eugenia. Yo cuando descubrí la asertividad fue, "¡Dios mío, cómo no sabía esto antes!", y mi vida comenzó a cambiar a mejor.

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