X-Men Origins: Wolverine
(EE.UU., 2009, 107 min)
Dirección:
Gavin Hood
Guión:
David Benioff
Skip Woods
Intérpretes:
Hugh Jackman
Liev Schreiber
Danny Huston
La 20th Century Fox sigue explotando la serie de los X-men. Tras terminar una trilogía llena de actores conocidos, ahora la productora, supongo que para reducir costes con el reparto, ha decidido seguir con la franquicia pero centrándose en un solo personaje. Y si la jugada les sale bien (durante el primer fin de semana ha barrido allá donde se ha estrenado), amenazan con hacer una secuela de Lobezno, una película centrada en los orígenes de Magneto y otra sobre la primera clase. Si todas son de la calaña de esta, es para echarse a temblar.
Para dirigir este bodrio, Hollywood ha vuelto a buscar el talento en otras latitudes. El sudafricano Gavin Hood ganó en 2006 el Oscar a película de habla no inglesa por la increíble “Tsotsi”, y desde entonces ha dirigido la multiestelar “Expediente Anwar” y “Lobezno”.
Sigo preguntándome por qué se molestan en importar directores extranjeros, si no tienen ningún poder de decisión y los resultados son totalmente anodinos. Este Lobezno lo podía haber dirigido un director de segunda unidad y hubiera quedado igual (de mal). Si de algo carece esta película es de personalidad.
Me cuesta encontrarle aspectos positivos a este film. El principio, que es lo mejor que tiene, es demasiado confuso y a mí, que desconozco los comics, sólo me generó más dudas sobre los verdaderos orígenes de Lobezno. Luego vienen los títulos de crédito, que son muy buenos y ahí se acaba lo positivo. Desde entonces hasta el final, nada tiene coherencia.
Cuesta creer que el Hugh Jackman de 40 años pretenda ser más joven que el de 32 que aparecía en la primera X-men. Cuesta creer que la película, que en teoría se desarrolla en los setenta (sólo hay que echar cuentas, seis años después de la Guerra de Vietnam), tenga la tecnología, el vestuario y la dirección artística de ahora. Cuesta creer el morro que le han echado para contar esta película.
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Hugh Jackman |
Parece que el comité que realmente ha dirigido este desaguisado se planteaba poner una escena de acción de vez en cuando, viniera a cuento o no. Y casi se agradece, porque el resto es un peñazo (básicamente es Lobezno sufriendo por lo que es, como si nunca antes hubiéramos visto a un mutante quejarse de su condición). No tiene ningún sentido la escena de acción donde buscan el adamantium (de acuerdo que sirve para presentar al equipo), ya que el hombre que lo custodia no le da ninguna importancia y lo tiene de pisapapeles en su escritorio.
No tiene ningún sentido que cuando el malo de turno implanta ese metal a Lobezno, diga que le borren la memoria (¿por qué no lo hizo al comenzar la operación?); no tiene ningún sentido la pelea con el gordo (con esa justificación de “si le ganas igual te dice donde está la isla”); no tiene ningún sentido que Gambito se ponga a luchar con Lobezno si éste le ha dicho que está de su parte, ni que reaparezca de la nada en el último momento para salvar al protagonista, o que a Lobezno le de por trepar una chimenea, o que la chica se pueda pasear como Pedro por su casa dentro de la isla…
El grupo de mutantes del principio te da igual si mueren o viven, las escenas de acción son bastante anodinas (los enfrentamientos de Lobezno y su hermano estarían bien si no hubieran hecho algo parecido en “Matrix”), los personajes cambian de parecer porque les da la gana (que alguien me explique lo de Liev Schreiber al final) y lo de la chica es la TRAMPA, así, con mayúsculas (y si Shakesperare no hubiera escrito “Romeo y Julieta”, tal vez nos parecería original).
No tiene ningún sentido perder el tiempo con esta película.
Jejeje tienes razón en todo, pero sin embargo, a mi que no me gustan nada las de x-men, ésta al menos me ha entretenido por lo que le pondría un 5
Es que esta peli era TERRIBLE, TERRIBLE.