X-Men: First Class
(EE.UU., 2011, 132 min)
Dirección:
Matthew Vaughn
Guión:
Ashley Miller
Zack Stentz
Jane Goldman
Matthew Vaughn
Intérpretes:
James McAvoy
Michael Fassbender
Kevin Bacon
Jennifer Lawrence
Rose Byrne
January Jones
Nicholas Hoult
Oliver Platt
Michael Ironside
Tras una muy decepcionante tercera parte, “X-Men: La decisión final” (2006), los productores crearon un terrible spin-off en 2009 con “X-Men orígenes: Lobezno”. (Era tan mala que te daban ganas de aullar en el cine: “¡Pero qué tomadura de pelo!”) Ahora intentan relanzar la serie de nuevo, contando los orígenes del profesor Charles Xavier y Magneto. Para dirigirla han contratado a Matthew Vaughn, un director británico que se está convirtiendo en un cineasta de culto tras dirigir “Stardust” (2007) y “Kiss-Ass” (2010). La cinta está cosechando las mejores críticas de la serie desde las películas de Bryan Singer, y los fans la han recibido como una obra maestra. Sin embargo, en taquilla está dando resultados decepcionantes, y es casi seguro que será la que menos recaude de las cinco.
Muy resumidamente, “X-Men: Primera generación” cuanta cómo el profesor Charles Xavier (James McAvoy) y el futuro Magneto (Michael Fassbender) se conocen en los años 60. Xavier, que puede leer las mentes, vive con su hermana adoptiva, Raven (Jennifer Lawrence), una mutante azul capaz de adoptar la forma de otros seres; mientras que Magneto, que tiene el don de manipular los metales con la mente, planea acabar con Sebastian Shaw (Kevin Bacon), un antiguo oficial nazi que mató a su madre en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Para complicar las cosas, Shaw está llevando a cabo un maléfico plan para dominar el mundo.
“X-Men: Primera generación” está bien contada; es muy espectacular e imaginativa (las escenas de acción son excelentes); el reparto está muy bien, con personajes que se han molestado que hacer “humanos”; tiene toques de humor muy divertidos; y de vez en cuando tiene un regusto retro muy bonito que hace que parezca que estemos viendo uno de los James Bond de Sean Connery.
A pesar de lo muchísimo que cuenta, en todo momento se siguen sin problemas las tramas, la evolución de los personajes y qué don tiene cada uno. Y la estructura, con los personajes aprendiendo a dominar sus habilidades (y a superar sus traumas) antes o durante la batalla final está muy bien, al igual que el ascenso de tensión con los misiles.
Pero “X-Men: Primera generación” es excesiva. Por un lado, tiene demasiados personajes y demasiadas tramas; y por otro, de vez en cuando da demasiadas vueltas para dar información y hacer que avancen esas tramas. El resultado, al menos para mí, es agotador.
Me parece muy loable que hayan querido dotar de personalidad a todos los personajes, pero al tener tantos, los cambios de opinión por los que pasan, su evolución, son muy bruscos. Sucede con Ángel, con Mística y con Magneto. Y luego, como tienen que hacer avanzar tantas tramas, no dejan de ofrecer más y más información, sin que apenas haya momentos de descanso, que permiten reflexionar al espectador hasta dónde ha llegado y qué puede sucecer a continuación.
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James McAvoy y Michael Fassbender |
Por otra parte, la trama principal (la de Sebastian Shaw) es demasiado rebuscada: para ir del punto A al punto B, recorren demasiados puntos intermedios que se podían simplificar. Sucede, por ejemplo, en la escena del bar en Argentina, donde Magneto descubre una nueva información al principio (para qué mentir, no se lo han currado mucho: Magneto ve una foto colgada en la pared), y el resto es para demostrar lo peligroso que es. La escena está muy bien hecha, pero no añade gran cosa, y esa información se la podía haber proporcionado el banquero.
A mitad de película sucede lo mismo cuando Xavier y Magneto viajan a la U.R.S.S. buscando a Shaw y ven que sólo está Emma Frost (interpretada por January Jones. Una actriz que tiene un nombre que parece creado por Ian Fleming). Y vienen varios minutos, que están muy bien, pero no que añaden gran cosa a la trama. También pasa con el chiste de Emma Frost cogiendo hielo para Sebastian Shaw, o Frost detenida y abriendo un agujero con el dedo de diamante.
January Jones, además, tiene la línea de diálogo más estúpida de toda la película. Magneto se cuela por la noche, cuchillo en ristre, en el yate de Shaw, y Emma Frost, que puede leer mentes, suelta muy seria: “Ha venido a matarte”. Hay que ver qué don tiene la chica. Creo que yo también lo tengo.
En este afán por contar tantas cosas, se dan situaciones inexplicables, como qué le dijo Charles Xavier a su madre para que adoptara a Raven de niña (si no existiera esa escena al principio, yo no me lo plantearía).
La consecuencia de tantas tramas y tantos elementos es que “X-Men: Primera generación”, que escena a escena está muy bien dirigida, pierda efectividad. Los momentos emocionantes o espectaculares no lo son tantos porque hay una sobreabundancia de información.
Personalmente, me parece que deberían haberse centrado en la trama de Sebastian Shaw, simplificada (está muy bien que la película empiece igual que “X-Men”, y después se desarrolle a partir de ahí), y en el encuentro de Charles Xavier con Magneto, mostrando que se llevan bien, pero que hay rencillas. Y deberían haber dejado toda la parte de buscar mutantes por el mundo para otra ocasión, o como mucho indicar que harían eso en el futuro.
Con menos metraje, menos personajes, y tramas más sencillas, “X-Men: Primera generación” sería una gran película. Ahora es fatigosa.
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