Asalto al poder [3]
White House Down
(EE.UU., 2013, 131 min)
Dirección:
Roland Emmerich
Guión:
James Vanderbilt
Intérpretes:
Channing Tatum
Jamie Foxx
Joey King
James Woods
Maggie Gyllenhaal
Richard Jenkins
El año pasado, la Sony y Millennium Films comenzaron una carrera contrarreloj para llegar a los cines lo antes posible porque, de casualidad, se habían embarcado en dos proyectos gemelos: un secuestro de la Casa Blanca. La Sony compró en marzo el guión de «Asalto al poder» y comenzó el rodaje en julio; Millennium Films también compró en marzo el guión de «Objetivo: La Casa Blanca» y comenzó el rodaje en julio. «Objetivo: La Casa Blanca» ganó la carrera y llegó antes a los cines, aunque ambas han tenido una taquilla decepcionante y muy parecida, y unas críticas tibias también muy parecidas. «Asalto al poder» es ligeramente mejor que «Objetivo: La Casa Blanca» porque las actuaciones son mejores y visualmente es muy superior, pero el guión es de la misma calaña.
John Dale (Channing Tatum), un policía del Capitolio, quiere impresionar a su hija (Joey King) logrando un trabajo en el servicio secreto de la Casa Blanca. El día de la entrevista de trabajo, Dale descubre que su entrevistadora es una antigua conocida (Maggie Gyllenhaal), quien lo rechaza por tener un mal currículum. Dale no se atreve a decirle la verdad a su hija, y la lleva a una visita guiada por la Casa Blanca. En esos días, el presidente de Estados Unidos (Jamie Foxx) está en negociaciones de paz con Oriente Medio, y prepara retirar las tropas de la zona. Justo cuando Dale y su hija están de visita en la Casa Blanca, un grupo de terroristas la secuestra. Ahora Dale tiene la oportunidad de demostrar a su hija y al servicio secreto todo lo que vale.
![]() |
Jamie Foxx y Channing Tatum |
Todas las películas de Roland Emmerich son muy tontorronas, pero generalmente funcionan mejor que ésta porque desde el principio son mucho más espectaculares y no juegan a ser realistas. A Emmerich lo que le gusta, y le queda bien, es romper cosas: en su filmografía tiene una invasión alienígena, un lagarto gigante, y dos inminentes destrucciones del mundo. En esas películas puede estar cambiando de escenario a menudo (y volarlo por los aires), y por eso son más o menos entretenidas. Aquí está ceñido a un único escenario, todo es mucho menos espectacular, y le ves más los fallos a la historia porque te aburres más.
En ese sentido, lo mejor de «Asalto al poder» es la persecución en la limusina, que al menos es algo original, y cuando explotan cosas.
Esta película funcionaría si tuviera mucho más humor, o si hubiera sido mucho más realista, pero se queda a medio camino. No entiendo por qué Roland Emmerich se detiene tanto a presentarte esa Casa Blanca de forma realista (eso además retrasa el arranque de la película), y por qué hace que Jamie Foxx copie el lenguaje corporal de Barack Obama (lo hace muy bien), si después te da una historia nada original y llena de estupideces.
Aparte de que es inevitable pensar en «Jungla de cristal» constantemente, y siempre pierde en la comparación, el malo traidor es muy previsible y su justificación risible (y el segundo malo estira la película más de la cuenta). La hija de Dale te cae muy mal y casi estás deseando que la maten; encima, que se pasee como Pedro por su casa y pueda colgar vídeos en YouTube hace que los malos sean idiotas y no tenga tensión. El personaje de Maggie Gyllenhaal no pinta nada. Nadie se cree la heroicidad del presidente (¿entregarse para salvar a la hija de un tipo al que acaba de conocer?) ni lo que le pasa al final. Y nadie se cree que cuando van a bombardear la Casa Blanca, la gente pueda entrar al jardín y correr hacia el edificio.
A mi de Emmerich me gustó "El día de mañana". Era un exceso tras otro, pero era muy entretenida.
A mí Emmerich nunca me ha encantado, pero "El día de mañana", y otras parecidas que tiene, eran mucho más entretenidas que ésta. Ya desde el principio sabías que lo te contaba era increíble, y todo era muy espectacular. Ésta es mucho peor porque es algo que "podría" suceder, y después es igual de tontorrona que las otras, y mucho menos espectacular.