Balada triste de trompeta [2]
Balada triste de trompeta
(España, Francia, 2010, 110 min)
Guión y dirección:
Álex de la Iglesia
Intérpretes:
Carlos Areces
Antonio de la Torre
Carolina Bang
Sancho Gracia
Terele Pávez
Santiago Segura
Parece que Álex de la Iglesia se dio cuenta de que su anterior película, la descafeinada “Los crímenes de Óxford” (2008), tenía muy poco de sí mismo (la podía haber dirigido cualquiera); y para compensar ha creado “Balada triste de trompeta”, que es personalísima. Cine de autor a la enésima potencia. Como recompensa, de la Iglesia ganó en el pasado Festival de Venecia el premio al Mejor Director y al Mejor Guión. Ahí es nada.
En 1973 Javier (Carlos Areces) comienza a trabajar como payaso en un circo. Allí hace un dúo con Sergio (Antonio de la Torre), un hombre muy violento que sale con Natalia, la trapecista (Carolina Bang). Javier acaba enamorándose de Natalia, a pesar de que se juegue la vida por ello.
Lo que no se puede negar viendo “Balata triste de trompeta” es que el film es Álex de la Iglesia al cien por cien. Se nota su obsesión por llenar los planos al máximo, el humor negro, o los grupos de personajes raros e inquietantes. Terele Pávez calca sus personajes de “El día de la bestia” (1995) y “La comunidad” (2000); la tensión se dispara en el último tercio y la película acaba con una espectacular escena de acción en un sitio emblemático.
Tampoco se puede negar que de la Iglesia visualmente es muy bueno. Técnicamente, toda la película es sobresaliente. El principio es excelente, tiene una fuerza enorme (la idea de un payaso disfrazado de niña matando fascistas a machetazos me parece genial) y los títulos de créditos son apabullantes. La presentación de Carolina Bang es muy buena, al igual que la escena en el club “Kojak”. El final en el Valle de los Caídos, cuando Bang desciende con el lazo, es antológico. Los actores son muy buenos, y de la Iglesia se guarda muy bien el aspecto de Antonio de la Torre desfigurado.
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Carolina Bang |
Pero todo lo que sabe de la Iglesia de dirección queda anulado por un guión rematadamente malo. Por primera vez en su carrera no ha contado con Jorge Guerricaechevarría, y se nota muchísimo que falta alguien que dé forma a las ideas del director. La mayoría de las acciones suceden porque a de la Iglesia le apetecía, no por coherencia con lo que estaba contando; y el desarrollo de los personajes es increíble, lo que hace que no exista empatía.
Antonio de la Torre y Bang se ponen a echar un polvo en un restaurante con ventanales enormes; Bang se enamora de Areces porque sí; la historia de Sancho Gracia creo que está porque al director le hacía gracia morderle la mano a Franco. La parte final, cuando los dos payasos se vuelven locos, incluso tiene menos sentido que el resto. Y en el Valle de los Caídos aparecen unos prácticos fardos de tela en el tramo apropiado de las escaleras.
A lo largo del metraje yo no hacía más que preguntarme qué me quería contar con todo lo que estaba pasando, y por qué sucedían muchas cosas gratuitas. Aún me sigo preguntando qué sentido tiene esta película.
El eslogan modificado de una famosa marca de neumáticos define muy bien lo que es esta película: la creatividad sin control no sirve de nada.
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