Banderas de nuestros padres [5]
(EE.UU., 2006, 132 min)
Dirección:
Clint Eastwood
Guión:
William Broyles Jr.
Paul Haggis
Intérpretes:
Ryan Phillippe
Jesse Bradford
Adam Beach
Clint Eastwood decidió, mientras rodaba esta película, rodar la versión japonesa de los mismo acontecimientos. Siendo él quien es, no tuvo ningún problema en conseguir la luz verde y por 70 millones de dólares hizo dos películas.
Sin embargo, costando esta 55 millones, ha resultado ser un fracaso. En EE.UU. la taquilla fue decepcionante y el en el Reino Unido se estrenó hace tres semanas con más pena que gloria. Y aunque la crítica ha sido benevolente, sin llegar a las exageraciones que recibió su anterior película, se entiende su fracaso.
Con una estructura muy ambiciosa, con tres historias contadas en paralelo y con saltos en el tiempo dentro de ellas, la película narra cómo manipularon los americanos la famosa foto del izamiento de la bandera de Iwo Jima para levantar la moral de su país y recaudar fondos para financiar la guerra.
Tal vez lo más ambicioso de esta película, su estructura, sea lo que más la perjudique. Constantemente pasamos del presente, con los veteranos de guerra rememorando sus vivencias en la Segunda Guerra Mundial, al pasado, con escenas de guerra y una gira que hacen poco después tres soldados para vender bonos de guerra por Estados Unidos. Y es precisamente este constante ir y venir lo que hace que se nos hagan fríos los personajes, no llegas a conocer bien al batallón, y la supuesta camaradería que la película quiere transmitir, se quede en nada. Da la sensación que hay una descompensación entre las historias, y secuencias que deberían estar más desarrolladas se quedan en nada y anécdotas se estiran más de lo necesario, por mucho que al final se aten todos los nudos.

Y es curioso, ya que el guión tuvo una reescritura de Paul Haggis, quién viene haciendo hincapié en sus últimos trabajos en la relaciones personales (y siendo éste su punto fuerte): de la relación paterno-filial de “Million Dollar Baby” a la incomunicación de “Crash” pasando por el James Bond más humano en “Casino Royale”.
Y aunque la estructura tenga buenos hallazgos, como ese corte brusco del desembarco a Adam Beach y Jessie Bradford discutiendo quién había estado y quién no en el izamiento de la bandera, la película jamás consigue crear el sentimiento de amistad que se crea en la guerra. Algo que conseguía, por ejemplo, “Salvar al soldado Ryan”, por muy imperfecto que fuera el film de Spielberg.
Tal vez parte de la culpa la tenga el reparto. Sin estar mal (creo que sería imposible ver una mala interpretación en una película de Eastwood), los actores no llegan a la brillantez de los anteriores films del director. Ryan Phillippe no es Sean Penn y Jesse Bradford está a años luz de Hilary Swank.
Con todos sus defectos, la película cuenta con buenos momentos, especialmente aquel en que la madre de uno de los muertos en combate le pregunta a Ryan Phillippe si su hijo realmente estuvo en la foto, o el final con los soldados bañándose. Deja un sensación agridulce esta película, buenas escenas en un conjunto fallido, y uno se plantea si tal vez Clint Eastwood debiera haber sido más clásico en la manera de contar la historia.
Veamos que nos trae la parte japonesa, que la critica califica de obra maestra. Todavía no hay fecha de estreno en España.
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