El libro negro [7]
Dirección:
Paul Verhoeven
Guión:
Gerard Soeteman
Paul Verhoeven
Intérpretes:
Carice van Houten
Sebastian Koch
Thom Hoffman
Paul Verhoeven
Guión:
Gerard Soeteman
Paul Verhoeven
Intérpretes:
Carice van Houten
Sebastian Koch
Thom Hoffman
Después de casi siete años de inactividad, Paul Verhoeveen ha vuelto. Harto de Hollywood , que no le dejaba poner parte de su personalidad en sus películas (él mismo encuentra “El hombre sin sombra” muy impersonal), decidió volverse a su Holanda natal y trabajar desde allí. Aquí tenemos el resultado.
La película, supuestamente basada en acontecimientos reales, narra la historia de una chica judía holandesa que, durante la Segunda Guerra Mundial, trabajó de espía para la resistencia consiguiendo un trabajo de secretaria en las oficinas Nazis. Pero, como en toda buena película de Verhoeveen, todo es más complicado y ambiguo de lo que parece.
Si esta ambigüedad hizo que mucha gente viera “Starship Troopers” o bien como una película fascista o simplemente una peli de efectos especiales (sin darse cuenta de la ironía que hay durante todo su metraje), o que la gente se preguntase quién era la asesina en la excelente “Instinto Básico” (antes de que Sharon Stone se hiciera famosa). Lo mismo sucedía con “Desafío Total”, film en el que es imposible saber qué es sueño y qué realidad; o en “El Cuarto Hombre”, donde nunca sabes si todo fue una casualidad, la protagonista es una bruja o es producto de la mente del escritor. En “El libro negro” la ambigüedad viene, en cambio, en los personajes.
Tratándose de un thriller ambientado en la Segunda Guerra Mundial, lo fácil sería esperar heroicos miembros de la resistencia luchando contra perversos nazis (algo parecido a lo que nos da Guillermo del Toro en la parte real de “El Laberinto del Fauno”: milicianos contra fascistas en la posguerra española). Sin embargo, Verhoeveen nos da algo completamente distinto: nazis que resultan ser buenos, héroes de la resistencia malos, holandeses liberados peor que los nazis. Todo el mundo miente, pretende ser quién no es y nada es lo que parece.
![]() |
Carice van Houten |
Tal vez el principal problema de esta película sea que pasan demasiadas cosas. Es uno de esos films de causa-efecto: lo que sucede en una escena provoca que suceda algo que vemos en la siguiente escena. Y así sucesivamente. Y aunque nunca te pierdes, apenas tenemos tiempo para descansar de tanta acción.
Pongamos por ejemplo el principio: la protagonista vive escondida con una familia. Un día, mientras toma el sol, un avión bombardea la casa donde vive. Los nazis, al ir a apagar el incendio, descubren su pasaporte entre los escombros. Un miembro de la resistencia le alerta de que los nazis saben de su presencia y tiene que huir. La chica se reencuentra con su familia. Huyen por el río. Un barco nazi les descubre. Hay un tiroteo… ¡y sólo han pasado 20 minutos!
Tanta acción hace que Verhoeveen nos cuele casualidades sin que nos demos cuenta (como ese encuentro fortuito entre la protagonista y el abogado en el ascensor del cuartel general nazi) o elipsis que tal vez debieran estar más desarrolladas (esa explicación de pasada de cómo la protagonista fue encontrada, después del tiroteo, por un simpatizante de la resistencia; o el rescate del oficial nazi por un personaje que es la primera -y última- vez que vemos).
A pesar de esta “acción sin parar”, la película merece la pena. Es un clásico Verhoeveen: la ambigüedad antes mencionada, una protagonista rubia, sexo, violencia y escenas imaginativas (como la última muerte del film, digna de Poe). No es su mejor película, pero su regreso es bienvenido.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?