Biutiful [5]

Cartel de Biutiful
Biutiful
(México, España, 2010, 147 min)
Dirección:
Alejandro González Iñárritu
Guión:
Alejandro González Iñárritu
Armando Bo
Nicolás Giacobone
Intérpretes:
Javier Bardem
Maricel Álvarez
Eduard Fernández
Rubén Ochandiano
Karra Elejalde
Blanca Portillo

 

Alejandro González Iñárritu debe de ser el cineasta mexicano más prestigioso hoy en día, aunque a mí me parecen mucho mejores sus amigos Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón. “Amores perros” (2000), le abrió las puertas de Hollywood, donde rodó “21 gramos” (2003) y “Babel” (2006). Todas sus historias son puzzles muy pesimistas (y a veces muy caprichosos) con guión de Guillermo Arriaga. Sus películas cada vez me parecían menos interesantes, pero me intrigaba saber qué había hecho Iñárritu con un guión propio. El resultado es muy parecido a todo lo anterior, con la diferencia de que “Biutiful” es su película más lineal. “Biutiful” compitió en el pasado Festival de Cannes, donde Javier Bardem se llevó el premio al Mejor Actor, y acaba de ser nominada a los Globos de Oro como Mejor Película Extrajera.
   Uxbal (Javier Bardem) es un hombre que vive en Barcelona al que le diagnostican un cáncer terminal. Antes de morir, Uxbal, que tiene un montón de trapicheos en el submundo barcelonés, quiere arreglar varios asuntos; entre ellos el futuro de sus hijos pequeños.
   Esta premisa, que he resumido en dos frases, le lleva a Iñárritu más de veinte minutos contarla. La presentación de la película es muy mala. Comienza con un plano eterno de dos manos y la voz, fuera de plano, de dos personas hablando sobre un anillo y los abuelos de una niña que te imaginas que tendrá alguna importancia.
   A continuación viene una secuencia en un paisaje nevado con un tipo que hace el ruido del viento y del mar y Bardem riéndose, aunque desconoces todo sobre ellos. Entonces viene el crédito del título. Supongo que Iñárritu empieza así la película para mantener la estructura de puzzle de sus otras películas, pero no le veo mucho sentido. Y desde luego, no es un buen comienzo para enganchar al espectador.
   Durante los siguientes minutos, en los que yo me devanaba los sesos por saber de qué demonios iba eso, Iñárritu muestra una serie de escenas muy difíciles de unir entre sí: Bardem va una casa donde ha muerto un niño y da a entender que puede comunicarse con los muertos. Luego aparece Eduard Fernández con una loca (Maricel Álvarez. Una actriz que cuando habla en susurros o simula estar drogada es imposible de entender) en tanga en una escena larguísima que simplemente sirve para presentar a esos personajes, sin saber muy bien qué pintan en la historia. Y así durante minutos y minutos.
Javier Bardem en Biutiful
Javier Bardem
   Me parece bien que Iñárritu no quiera dar machacada toda la información y que el espectador vaya montando las piezas, pero vaya, en cada escena hay que darle una pista de por donde van los tiros, o por lo menos ser misterioso, que si no, se aburre.
   Durante el resto del metraje, Iñárritu habla de demasiadas cosas, y muchas veces se detiene en elementos sin importancia y pasa por alto cosas fundamentales para que la historia principal tenga sentido. No sé que importancia tiene que los chinos de opereta que explotan a sus compatriotas, que están cose que te cose bolsos en un sótano, sean gays; cuando lo realmente importante es que Bardem siente cariño por una de las chinas. O la relación con el negro al que deportan, por el que no sentimos nada porque apenas lo hemos visto, pero por el que suponemos que Bardem que se siente mal y por eso se vuelca en ayudar a su mujer.
   La relación con su ex-mujer no puede ser más precipitada y caprichosa. Un día se quieren, el otro se tiran los trastos a la cabeza, un poco porque a Iñárritu le conviene que sea así para que avance la historia. Pero, por ejemplo, dedica diez minutos a una escena en un club de striptease que no cuenta mucho. O a media película tiene que introducir un personaje que nunca hemos visto y que no vuelve a aparecer, el de la amiga de Bardem, para justificar el cambio del protagonista.
   Iñárritu no es un buen narrador de historias, pero destaca en la parte visual, y por eso su cine no es terrible. La fotografía y la dirección artística de “Biutiful” son sobresalientes, y la cámara en mano le da mucha energía. Los actores están muy bien, hay escenas excelentes (las más auténticas son las que Bardem comparte con los niños) y gracias al inmenso talento de Bardem, su viaje personal es muy interesante.
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