Cabaret [10]
CINEFILIA
Cabaret
(EE.UU., 1972, 124 min)
Dirección:
Bob Fosse
Guión:
Jay Presson Allen
Intérpretes:
Liza Minnelli
Michael York
Joel Grey
Fritz Wepper
Marisa Berenson
Helmut Griem
Aunque no me suelen gustar las películas de Bob Fosse (me parecen estéticamente feas, caóticas y aburridas), «Cabaret» es una de mis favoritas. El film tiene su origen en la novela «Adiós a Berlín» (1939), de Christopher Isherwood, y en la obra de teatro «I Am a Camera» (1951) y el musical de Broadway «Cabaret» (1966), que se basaban en la novela de Isherwood. «Cabaret» es un clásico del cine, pero ya en su día fue un éxito, y en la actualidad sigue siendo el film que ganó más Oscars (8, Mejor Director y Mejor Actriz incluidos) sin llevarse el de Mejor Película, que ganó «El padrino«, lo cual fue justo. (Si «Cabaret» tiene un Oscar sangrante es el de Joel Grey como Mejor Actor Secundario; a pesar de estar muy bien como maestro de ceremonias, parece una broma que ganara teniendo como competidores a Al Pacino, Robert Duvall y James Caan por «El padrino»).
Willkommen, bienvenue, welcome! Im Cabaret, au Cabaret, to Cabaret. En el Berlín de 1931, el maestro de ceremonias (Joel Grey) hará que se lo pase bien en el Kit Kat Klub con su banda de chicas, mientras en el exterior el nazismo se está haciendo con el poder. Una de las chicas es la americana Sally Bowles (Liza Minnelli), quien espera que un cazatalentos la descubra. Bowles comparte piso con el apocado escritor inglés Brian Roberts (Michael York), y con él comienza una relación, aunque no tiene claro que le gusten las chicas.
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Liza Minnelli y Joel Grey |
«Cabaret» cuenta tres historias. La primera es la relación entre la alocada Sally Bowles y el timorato Brian Roberts, que es divertidísima porque no pueden ser dos personas más opuestas (y Liza Minnelli es un torbellino); la segunda es la relación entre una judía rica (Marisa Berenson) y un trepa que quiere vivir de las mujeres (Fritz Wepper), y también es muy divertida; y la tercera es cómo el nazismo se adueña de Alemania, que no tiene ni pizca de gracia. Las historias se van entrelazando, y de vez en cuando hay una canción.
Exceptuando el «Tomorrow Belongs to Me», que se desarrolla en el exterior, todas las canciones son actuaciones en el cabaret que van añadiendo información, o haciendo comentarios irónicos, sobre la trama. Los números musicales, y las escenas desarrolladas en el club, tienen el estilo feote de Fosse, pero son tan estilizados y divertidos, y se integran de una forma tan original en el conjunto, que funcionan muy bien.
El primero, «Willkommen», presenta el mundo de Sally Bowles, y «Mein Herr» cómo es ella. «Maybe This Time», después de que Bowles te encoja el corazón porque se lo han roto a ella, muestra las esperanzas que tiene puestas en Brian. «Money, Money» entra de una forma graciosísima (justo después de ver el cochazo de su futuro amante), y te antecede que se va a liar con él por la pasta que tiene.
«Two Ladies» da pistas sobre el trío amoroso que se formará entre Sally, Brian y Maximiliam (Helmut Griem). Cómo se desarrolla el trío es genial: comienza con esa canción, de repente una noche están los tres borrachos, y en un primer plano empiezan a mirarse mutuamente, lo que te hace sospechar. Y en la siguiente escena entre Brian y Maximiliam, está claro que están flirteando. En esa escena cantan el «Tomorrow Belongs to Me», que es momento muy inquietante (ves cómo los nazis han pasado de ser rechazados al principio, a ser ensalzados por el pueblo).
«Tiller Girls» te cuenta de una forma muy original lo violentos que son los nazis, que una guerra se avecina, y que nadie hace nada para impedirlo. «If You Could See Her» se mofa de la boda de los judíos, y muestra cómo el sentimiento antisemita ya se ha instalado en Alemania. De la historia de los judíos me encanta que él, por amor y para poder casarse con ella, acaba reconociendo que es uno, aún sabiendo que les esperan unos años muy duros en Alemania.
La divertidísima «Cabaret» muestra que Sally Bowles jamás va a cambiar, y que esa es su vida. Y «Finale» es el turbador reverso del principio, donde ves que entre la audiencia hay varios nazis perfectamente integrados.
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