Sin noticias de Gurb [6]
Sin noticias de Gurb
(España, 1990, 144 páginas)
Eduardo Mendoza
En la introducción de «Sin noticias de Gurb», Eduardo Mendoza cuenta que a instancias de un amigo suyo (el director de «El País» en Cataluña), escribió por entregas en 1990 las aventuras de un extraterrestre en Barcelona. Cuando más tarde le propusieron publicarlas en forma de libro, él aceptó, aunque no creía que le pudiera interesar a mucha gente. Y se equivocó, porque es uno de sus libros más vendidos, y ha sido traducido al inglés, francés, alemán, italiano, danés, rumano, polaco y búlgaro. Yo diría que su éxito se debe a que es divertidísimo y se lee muy rápido; puede que literariamente no tenga mucho valor, ¡pero lo que te ríes!
A la Barcelona de 1990 llegan dos extraterrestres. El primero en salir de la nave a explorar el terrero es Gurb, quien para no llamar la atención, se transforma en la humana Marta Sánchez. Gurb desaparece, y su compañero no tiene noticias de él, así que decide recorrerse la ciudad, a ver si lo encuentra, y al mismo tiempo, saber cómo es la civilización terrícola.
La trama de la novela es muy sencilla: es el diario de ese extraterrestre que busca a su compañero Gurb, quien además tiene una forma muy peculiar de interpretar lo que hacen los humanos, y que tiene un don para meterse en situaciones rocambolescas. A medida que pasa el tiempo, más se integra en la sociedad barcelonesa, y acaba comprándose un piso y querer echarse novia y regentar un bar para sentar la cabeza, aunque siga buscando a Gurb
Lo peor que tiene es que es su humor es muy irregular, y si bien hay muchos momentos y chistes geniales, otros cuantos no tienen mucha gracia (supongo que porque ese día Mendoza no estaba muy inspirado). Y el final es un poco decepcionante: después de preparar mucho un acontecimiento (¿quién dejará esos mensajes misteriosos? ¿y por qué le odia todo el mundo?), cómo cierra la trama es un poco tontorrón.
Es la segunda vez que me leo «Sin noticias de Gurb», y como en la primera, hará unos diez años, en varias ocasiones tuve que dejar de leer porque me estaba riendo a carcajadas. A mí me encanta la escena en el tascorro (ahí varias veces tuve que dejar de leer), la historia del chino que piensa que está en San Francisco y lleva años buscando el Golden Gate, la artimaña del protagonista para ligar con su vecina (pedirle muchísima comida en pocos minutos), el ruido que hacen los camiones de basura, las actuaciones en el Liceu, la conversación de radio que capta al principio, la churrería ambulante, la película de Arnold Schwarzenegger financiada por la Generalitat que ve en el cine, o cómo descubre que el dinero no da la felicidad.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?