Un viaje de diez metros [6]

Poster de Un viaje de diez metrosThe Hundred-Foot Journey
(EE.UU., 2014, 122 min)
Dirección:
Lasse Hallström
Guión:
Steven Knight
Intérpretes:
Helen Mirren
Om Puri
Manish Dayal
Charlotte Le Bon   
Lasse Hallström vuelve ahora de la mano de Steven Spielberg y Oprah Winfrey con «Un viaje de diez metros», una película basada en la novela de Richard C. Morais de 2010, y protagonizada por Helen Mirren. Al film no le está yendo mal en taquilla, y Hallström parece que se ha reconciliado con la crítica.
   Tras abandonar la India por motivos políticos, y después de una breve estancia en Londres, la familia Kadam acaba en un pueblo de Francia, donde deciden quedarse y poner un restaurante. Pero tienen tan mala suerte que justo en frente de su local, a diez metros (realmente son 30), está el restaurante de Madame Malory (Helen Mirren), una chef obsesionada con ganar una segunda estrella Michelín, y que no mira con buenos ojos a sus nuevos y ruidosos vecinos.
   «Un viaje de diez metros» tiene buenas interpretaciones y humor, y está llena de buenas intenciones y de planos muy bonitos, pero narrativamente no hay quien se la crea. Pero a pesar de ser completamente increíble y muy blandita, te hace sentir muy bien, y merece la pena verla.
Manish Dayal y Helen Mirren en Un viaje de diez metros
Manish Dayal y Helen Mirren

La película va encadenando conflictos, y lo que hace que sea inverosímil, es que después de presentarlos (y en algunos casos parecen de muy difícil solución), todos se resuelven sin mayor complicación, y en varias ocasiones, los personajes cambian  de forma improbable con la única justificación de que haya una solución feliz.

   El primero conflicto es la rivalidad entre los hindúes y la chef francesa estirada. Es lo mejor de la película, y tiene momentos muy divertidos (la noche de apertura, o las compras en el mercado). Entonces de una forma muy inverosímil, Madame Malory, que odiaba a sus vecinos hindúes, resulta que es una consumada anti-racista, y llega a despedir a uno de sus cocineros por un ataque racista. Y entonces comienza hacerse amiga de sus vecinos.
   Como todavía queda más de media película, ahora se sacan de la manga otro conflicto. La francesa guapa que estaba ayudando al chico hindú a ser mejor cocinero, se cabrea cuando Madame Malory le coge como aprendiz, y ahora hay una historia de rivalidad entre los jóvenes.
   Si vas a verla, deja de leer, que destripo el final.
   Entonces se resuelve el conflicto de la segunda estrella Michelín, que era algo muy previsible, y el chico se va a París, donde tiene una enorme suerte y se vuelve un chef estrella (la escena en la que el padre ve el reportaje en la revista tiene mucha gracia). La enemistad entre el padre hindú y la chef francesa ha desaparecido (de hecho, están intimando, y así resuelven el problema de soledad que tenían por haber perdido a sus parejas), y cuando el chico regresa al pueblo (un poco porque le da la gana), la francesa guapa lo acepta como si nunca hubiera pasado nada. Y así todos acaban felices y comiendo perdices.
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