Caretakers [7]
NOVELA
Caretakers
(EE.UU., 1983, 274 páginas)
Tabitha King
Llevaba lustros queriendo leer una novela de esta escritora; concretamente desde que me enteré, de adolescente, de que la mujer de Stephen King también era novelista. Tabitha King ha publicado ocho novelas, pero sólo la última, “Voces del silencio” (“Candles Burning”, 2006) ha sido traducida al castellano, y no es completamente suya ya que lo que hizo fue acabar una novela de Michael McDowell.
Tabitha King no ha tenido tanta suerte como su marido, y la mayoría de sus novelas están descatalogadas. Leyendo “Secret Windows”, una rareza de ensayos y entrevistas a Stephen King, King decía que la mejor novela de su mujer era “Caretakers”, y que él jamás llegaría a escribir algo tan bueno.
Ya sabía qué leerme de Tabitha. Tiré de Iberlibro, y me hice con una copia de segunda mano. “Caretakers” fue la segunda novela de Tabitha, publicada en 1983, y habiéndomela leído, lo que puedo decir es que, aunque no está nada mal, a Stephen King el amor por su mujer le hizo ser poco objetivo cuando hizo esa declaración.
En 1982, Joe Nevers, un hombre de 73 años que cuida la casa de verano de Torie Christopher, se entera de que Torie ha vuelto a Nodd’s Ridge, en Maine. Cuando va a visitarla, Joe ve que Torie ha chocado su Cadillac contra un roble, estando borracha. En el interior de la casa, Joe Nevers descubre que Torie se está muriendo de cáncer. Ese mismo día, el roble cae sobre la casa, destruyendo los cables del teléfono, dejándolos aislados. Joe Never decide cuidar a Torie mientras intenta liberar el Cadillac del roble. Mientras lo hace, Joe debe enfrentarse a fantasmas del pasado recordando su vida, la relación que mantuvo con Torie y descubriendo secretos.
Lo mejor que tiene “Caretakers” es su estructura. Durante la primera parte el libro se centra en el personaje de Joe Nevers, y King al tiempo que cuenta la historia de 1982, su reencuentro con Torie Christopher, introduce capítulos que cuentan toda su vida, desde la niñez hasta la ancianidad; sin llevar un orden cronológico.
A mitad de novela sucede algo que hace que sea Torie la que tenga que cuidar de Joe Nevers, y desde entonces hasta el final, la novela se centra en la historia de Torie. King utiliza la misma técnica del principio: en la historia de 1982 se entremezclan escenas que recuerdan la vida de Torie, también dando saltos en el tiempo. Así, Tabitha King muestra dos puntos de vista que se complementan y el lector puede llenar huecos y ver todo el cuadro cuando acaba la novela.
Las dos partes son como un espejo: acontecimientos que pasan en una tienen su reflejo en la segunda parte. Al principio Joe Nevers hace todo lo posible por cuidar de Torie y liberar el Cadillac; en la segunda parte es Torie la cuidadora y la que intenta liberar el coche. En la primera parte, Joe recuerda sus fracasos matrimoniales y sus problemas familiares; en la segunda parte es Torie quien hace lo mismo.
La técnica que utiliza King para atrapar al lector es darle pistas de que algo extraño o malo pasó en el pasado, y entonces relatar las escenas donde lo explica. O lo deja a medias, para que en la segunda mitad de la novela se desvele el secreto. Esto funciona muy bien en ciertas ocasiones: las muertes que hay, que todas tienen mucha emoción, la descomposición de los matrimonios, o la relación entre Torie y Joe Nevers.
Pero en otras ocasiones, King antecede lo que va a pasar, y la escena que viene a continuación es muy forzada. Sucede cuando la segunda mujer de Joe Nevers se pelea con su hija, a la que odia, pero que sorprendentemente ha invitado para pasar la cena de Acción de Gracias; y en la parte de Torie, que curiosamente es el reverso de la anterior, cuando se pelea con su familia por amor a su prometido, Guy. En la parte de Torie también está muy forzada la parte de Mark, que aparece nombrado de repente como un amante sádico de Torie, y a continuación tiene una importancia muy importante para el desarrollo de esa trama.
La novela tiene partes geniales. Tabitha, además de contar la historia de estas dos personas y sus vidas, quería retratar la vida durante varias décadas en la ficticia Nodd’s Ridge; y le dio pie para escribir grandes escenas. Al principio de la novela vemos a Joe Nevers de niño, siendo incapaz de entender las convenciones sociales de los adultos; más adelante King explica en varias ocasiones cómo se corrían los rumores por el pueblo (hay una parte muy buena en la que la hijastra lesbiana de Joe, en los 60, provoca que la gente no pare de chismorrear); o la costumbre, en una escena muy bonita, que tenía el pueblo de reunirse para ver jugar a los chicos al baseball; lo minusvalorada que se sentía Torie en los 40 por ser mujer, o la distancia que la separaba de sus padres.
El punto más flojo de “Caretakers” es su comienzo. Cuesta mucho saber de qué va la novela, y la estructura que tiene resulta muy confusa. Tabitha presenta muchos personajes, incluso se mete en sus cabezas, y luego no vuelven a aparecer. Lo hace porque quiere retratar al pueblo, pero al principio no lo entiendes. Hasta que no empieza a anteceder acontecimientos que luego se resuelven, la novela no funciona.
A mitad de la novela también hay escenas muy aburridas, especialmente los intentos de Joe y Torie por cuidar al otro o liberar el coche. Suelen ser escenas muy frías, en las que King describe desde la distancia lo que hacen. Esas escenas mejoran cuando King muestra sus pensamientos o cuando dialogan.
El final resulta un poco decepcionante. La epifanía de Torie está un poco forzada, y uno de los secretos es muy previsible.
¿Ha merecido la pena esperar tanto para leer una novela de Tabitha King? Pues sí; “Caretakers” no será una obra maestra, pero es muy interesante.
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