Carlos [8]
(Francia, Alemania, 2010, 165 min)
Dirección:
Olivier Assayas
Guión:
Olivier Assayas
Dan Franck
Daniel Leconte
Intérpretes:
Édgar Ramírez
Alexander Scheer
Alejandro Arroyo
Fadi Abi Samra
Juana Acosta
Nora von Waldstätten
“Carlos” es una mini-serie franco-alemana de cinco horas y media que cuenta dos décadas, de los años 70 a los 90, de la vida de Ilich Ramírez Sánchez, apodado Carlos “El Chacal”, un terrorista que mató para luchar contra el capitalismo, apoyando causas comunistas e islamistas. La serie se exhibió por primera vez en el Festival de Cannes de 2010, y días después, en tres partes, en el Canal + francés. Para su exhibición en cines (tuvo un presupuesto de 18 millones de dólares, bastante más que la media de una película europea, y tiene unos valores de producción buenísimos, que no la diferencian de un largometraje en absoluto), se hizo un montaje de dos horas y 45 minutos, que es el que se ha estrenado en España y el que he visto yo. En enero de 2011 “Carlos” ganó el Globo de Oro a Mejor Mini-Serie, y en febrero Édgar Ramírez, que interpreta al protagonista, logró, gracias a la versión cinematográfica, el Cesar al Mejor Actor Revelación. La película, que es excelente, no pudo competir en los Oscars porque se exhibió antes en la televisión que en los cines.
A mí “Carlos” me recordó a “R.A.F. Facción del Ejército Rojo” (2008), una película de Uli Edel que está muy bien, que fue nominada al Oscar a Mejor Película de Habla no Inglesa, pero que casi nadie conoce. “R.A.F.” cuenta la creación, ascensión y caída del grupo terrorista Facción del Ejército Rojo (que también luchaba contra el capitalismo, y comenzó con jóvenes idealistas que forzaron tanto los límites de su lucha que se volvieron terroristas). Con “Carlos” comparte la época, que cubre varios años y que por tanto pasan muchísimas cosas, y que son películas muy realistas: aparte de un diseño de producción genial y unos actores excelentes, los personajes hablan el idioma que les corresponde; es decir, si están en Alemania, hablan alemán, si están entre amigos sudamericanos, hablan español… Lo cual me parece perfecto.
Si “R.A.F.” tenía un problema era que seguía a muchos personajes y no paraba de dar información; casi no había pausas y a veces era agotadora. “Carlos”, en ese sentido, es mejor. La película es en un 90% su protagonista, (a Édgar Ramírez no lo conocía, pero aquí está impresionante), lo que les permite preparar y ejecutar mucho mejor los momentos, viéndose, además, muy bien las consecuencias que tienen los actos de Carlos.
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Édgar Ramírez |
La primera mitad cuenta la ascensión de Carlos como asesino de elite, con una ideología bastante confundida (confundida porque para asentar la revolución, mata a gente), y su asociación con el Frente Popular para la Liberación de Palestina. En una escena sobresaliente, y con muchísima tensión, Carlos mata a dos policías franceses en su casa de París, mientras celebraba una fiesta con sus amigos (esas muertes serán las que dos décadas después hagan que sea detenido, juzgado y encarcelado en Francia, donde en la actualidad sigue cumpliendo cadena perpetua).
Cuando Carlos se ha ganado un nombre, el Frente Popular le encomienda el asalto a la central de la OPEP en Viena en 1975, donde Carlos y otros seis secuestran a varios ministros de países productores de petróleo. Enmascaran el secuestro con reivindicaciones para el Estado palestino; pero el asalto está financiado por Saddam Hussein, y quiere que Carlos mate al ministro de Arabia Saudí y al de Irán, países que se oponen a los planes de Irak. El secuestro no sale como estaba previsto, y Carlos tiene que resolver un dilema: morir por la revolución o venderse por 20 millones de dólares. Toda esta parte dura una hora, y es sobresaliente cómo se mantiene la tensión.
La segunda parte de la película es algo peor, y me parece que es porque aquí metieron más tijera; supongo que en la mini-serie el nivel no decaiga. Carlos, por el fracaso del ataque a la OPEP, es expulsado del Frente Popular, y decide ir por libre y crear un grupo terrorista nuevo. Las escenas está mucho menos hilvanadas, hay momentos preparados que no llevan a nada (como su posible alianza con la Unión Soviética, o la competencia que va a hacerle al Frente Popular), y hay saltos en el tiempo enormes (los años 80 son un suspiro, y la relación con su primera mujer está resuelta en un abrir y cerrar de ojos). La película narrativamente sigue siendo muy clara, aunque está demasiado fragmentada, y es la evolución de personaje de Carlos, que es magnífica, la que mantiene la unidad. Los últimos minutos, los de la detención de Carlos, vuelven a tener el nivel del principio.
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