Reseña: «Crónicas marcianas», de Ray Bradbury

Reseña de Crónicas marcianas, de Ray BradburyCUENTOS

The Martian Chronicles
(EE.UU., 1950, 220 páginas)
Ray Bradbury
 

En una maravillosa entrevista de The Paris Review, Ray Bradbury contaba que a finales de los 40 estaba buscando editorial para un conjunto de relatos. En Nueva York se lo rechazaban, ya que lo que querían eran novelas, pero un editor le sugirió que transformase esos relatos en una novela. De este modo, Bradbury escribió pasajes que conectaban las historias, y así nació uno de los libros de ciencia ficción más famosos del siglo XX: Crónicas marcianas. 

SINOPSIS

Los marcianos presienten que unos seres alienígenas, llamados humanos, están a punto de llegar a su planeta. Primero intentarán rechazarlos con violencia y técnicas mentales, pero finalmente los humanos dominarán Marte, trayendo consigo anhelos y problemas que ya tenían en la Tierra. 

ANÁLISIS

Dejando de lado Fahrenheit 451, Crónicas marcianas es posiblemente el libro más conocido de Bradbury. A pesar de su fama, y de ser interesantísimo, el conjunto no deja de ser irregular, donde unos relatos muy sólidos conviven con otros más flojos, apañados entre ellos por conexiones muchas veces muy forzadas. Crónicas marcianas sigue la evolución de Marte desde los primeros intentos de los humanos por llegar al planeta en 1999, hasta la desaparición de la humanidad, y de los marcianos (aunque hay un resquicio de esperanza), en 2026.

Crítica de Crónicas marcianas, de Ray BradburyEn un primer momento, los humanos son rechazados de maneras muy originales, luego toman posesión del planeta e intentan que Marte sea una nueva Tierra. Entonces estalla una guerra atómica en la Tierra, e incomprensiblemente los humanos deciden volver (esta decisión es lo que más me desconcierta de este libro); la parte final, que para mí es la más floja, son historias de unos pocos humanos que se han quedado en Marte.

Como no podía ser de otra forma viniendo de Bradbury, hay partes poéticas preciosas y partes muy juguetonas, con una creación de Marte muy exuberante e imaginativa. En los cuentos, con toques melancólicos, humor, y varios giros, el autor te habla de espiritualidad, materialismo, racismo, anhelos de cariño, colonialismo, o espíritu de supervivencia. 

Cuentos y enlaza-cuentos

Bradbury va alternando cuentos propiamente dichos, los cuales tienen protagonistas y conflictos distintos, con pequeños pasajes independientes y titulados que sirven para enlazar un relato con otro, y se vea la evolución de Marte.De estos últimos, me gustan mucho el que abre la colección, “El verano del cohete”, por el hálito poético que tiene, y lo divertido que era Bradbury para mostrar los efectos del despegue de un cohete en un pueblo; “Noche de verano”, que es el más largo de estos pasajes enlaza-cuentos, por lo misterioso que resulta que los humanos se están colando en las mentes marcianas sin ellos saberlo; o “Los músicos”, donde un Bradbury macabro muestra a niños tocando el xilófono con las cajas torácicas de los cadáveres de marcianos, antes de que los bomberos lo quemen todo (bomberos que encienden fuegos, ¿ya le estaba dando vueltas Bradbury a Fahrenheit 451?).

Ray Bradbury
Ray Bradbury

Pasando a los cuentos, “Ylla” es el primero, y es uno de mis favoritos. Bradbury aprovecha a mostrarte la civilización de Marte, con frutos dorados creciendo de paredes de cristal, libros metálicos con jeroglíficos, casas que giran buscando el sol, o pájaros de fuego que transportan doseles cargados de marcianos. Ylla lleva veinte años casada, y comienza a tener visiones de la llegada de un hombre. Bradbury muestra lo atrapada que se siente en ese matrimonio, y los celos que esas visiones provocan en su marido.

Los hombres de la Tierra”. Es una gozada. Tras una primera expedición fallida (la explicación viene en el anterior relato), los hombres por fin llegan a Marte, pero les desconcierta lo fríos que se muestran los marcianos. Después de hablar con varios, finalmente llegan a un sitio donde les hacen la recepción que ellos esperaban… sin saber que les aguarda una desagradable sorpresa. Aquí Bradbury habla del ego inflado de algunos, y de dar por supuesto que todas las civilizaciones siguen los mismos patrones.

La tercera expedición” es uno de los mejores, si no el mejor. De nuevo, unos astronautas llegan a Marte, pero para su sorpresa descubren que han llegado a un pueblecito de Estados Unidos. Aturdidos, creen que han viajado en el tiempo por alguna paradoja temporal, pero al encontrarse con seres queridos que habían perdido, llegan a la conclusión de que han alcanzado una especie de cielo. Es muy bonito, te habla del anhelo humano de la inmortalidad, y acaba con un giro triste.

Aunque siga brillando la luna” habla de la colonización. Llega una cuarta expedición, y los marcianos corpóreos han muerto de varicela (los etéreos siguen vivos), llevada por los anteriores astronautas. Uno de los hombres parece volverse loco al matar a otros. Lo que realmente sucede es que intuye que los humanos destrozarán Marte para crear una nueva Tierra, ignorando todo lo que había antes, y quiere evitarlo.

La mañana verde” es intrascendente, y si vale algo es por las imágenes que crea Bradbury. En él, un hombre está empeñado en que crezcan árboles en Marte, para que se pueda respirar bien; parece una tarea imposible, pero el misterioso suelo marciano obrará un milagro.

Reseña de Crónicas marcianas, de Ray BradburyEncuentro nocturno” es muy curioso. El protagonista, Tomás, se encuentra con un anciano que reconoce disfrutar de Marte, ya que las cosas cotidianas que daba por sentadas en la Tierra son distintas en ese planeta. Más tarde Tomás se encuentra con un marciano en extrañas circunstancias, y nunca se sabe si Tomás se ha encontrado con una visión del pasado o del futuro, y por tanto, con una civilización muerta o una que ni siquiera ha nacido.

En “Los globos de fuego”, un grupo de sacerdotes viaja de Marte buscando liberar a los marcianos de posibles pecados. El cuento trata de espiritualidad, de la búsqueda de transcendencia, y de cómo imponer nuestro punto de vista nos puede confundir cuando encontramos otra civilización. En mi opinión, tiene el pasaje más bonito de todo el libro, cuando el protagonista se acuerda de los globos de fuego que hacían volar en su pueblo el 4 de julio cuando era niño.

Un camino a través del aire” no es el más sutil, pero está bien. Bradbury trata del racismo, y en él, los negros de Estados Unidos abandonan en masa el país para ir a Marte (lo cual hace incluso más incomprensible que regresen en cuanto, más adelante, comience la guerra nuclear).

El marciano” es bonito y retoma uno de los temas recurrentes de la colección: la posibilidad de reencontrarse con los seres queridos ya fallecidos. En esta ocasión, una pareja madura añora que su hijo muerto estuviera con ellos, y para su asombro, este aparece al día siguiente. Pero ese reencuentro es una ilusión que esconde algo.

Fuera de temporada” es de los que menos de gusta, a pesar de que habla de la avaricia. Un hombre pone un puesto de perritos calientes, esperando forrarse con la llegada de más y más humanos. En un encontronazo con un marciano, lo mata, y más tarde otros marcianos lo persiguen. El principal problema que le veo es que las acciones de los marcianos no son muy coherentes: toda esa persecución, todo lo que se molestan, simplemente para acabar con una ironía.

Crítica de Crónicas marcianas, de Ray Bradbury

Los pueblos silenciosos” es el que menos me gusta. Está muy bien el Marte abandonado que dibuja Bradbury, pero la trama es bastante tonta (casuales llamadas de teléfono, travesías en coche que no conducen a nada…), y no acaba de funcionar, a pesar del humor que tiene. Aquí un hombre que se ha quedado solo en Marte, recibe una llamada de una mujer, y este espera que sea la mujer de su vida.

Los largos años” es muy melancólico. Un hombre vive con su familia en un Marte desierto; cuando llegan unos astronautas, estos se dan cuenta de que la familia no puede estar viva. De nuevo aquí, el anhelo de que no desaparezcan los seres queridos.

En “Vendrán lluvias suaves” no hay personajes, y es simplemente la destrucción de una casa automatizada en California, cuando la guerra nuclear está en pleno apogeo. Si merece la pena es porque está escrito por Bradbury, y la evolución de los acontecimientos es muy imaginativa.

Cierra la colección un buen cuento, “El picnic de un millón de años”. Todo parece desolado, pero siendo Bradbury, acaba con una nota de esperanza: una familia humana, que ha huido de la Tierra y espera la llegada de otra familia, quiere que renazca la humanidad, ahora en Marte.

Si Crónicas marcianas no me parece una de las grandes obras de Bradbury (Fahrenheit 451, La feria de las tinieblas o De la ceniza volverás son mejores), pero sí una muy, muy interesante, es por inconsistencias en el tono y en la calidad de los cuentos, y porque se nota demasiado que son relatos independientes pegados para crear una narración.

Fotografía de Ray Bradbury: Alan Light (Creative Commons Attribution 2.0 Generic).

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