Fahrenheit 451 [10]

Portada original de Fahrenheit 451, de Ray Bradbury
NOVELA
Fahrenheit 451
(EE.UU., 1953, 179 páginas)
Ray Bradbury
Cuenta Ray Bradbury en «Zen en el arte de escribir» que tardó nueve días en escribir la primera versión de «Fahrenheit 451» y que le costó nueve dólares y ochenta centavos. El motivo era que en el garaje de su casa, donde tenía la máquina de escribir, sus hijas pequeñas no hacían más que interrumpirle para que se pusiera a jugar con ellas, algo que siempre acababa haciendo, poniendo en peligro la economía familiar. Bradbury descubrió que alquilaban máquinas de escribir en la biblioteca de la Universidad de California a diez centavos la media hora, y no le quedó más remedio que escribir a toda pastilla para no gastarse mucho dinero. (Un aparte: por favor, si eres un aspirante a escritor y no haces más que quejarte de no tener tiempo, vuelve a leer este párrafo.)
   Con esta versión de 25.000 palabras Bradbury creó la novela corta «The Fireman», que se publicó en 1951 en la revista «Galaxy Science Fiction». Más tarde Bradbury expandió la obra hasta las 50.000 palabras actuales, la llamó «Fahrenheit 451», y se publicó por primera vez en 1953. En la actualidad, y con justifica, está considerada una de las obras de ciencia ficción más importantes del siglo XX.
   Es un placer quemar. En un futuro próximo, los bomberos no se dedican a apagar incendios, sino a provocarlos, y lo que queman son libros, ya que están prohibidos. Guy Montag es uno de ellos, y cada vez que quema libros, siente un placer tremendo. Pero una serie de acontecimientos provoca que se plantee su vida y la sociedad en la que vive. El primero es un encuentro con Clarisse McClellan, una chica de diecisiete años que le enseña a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida y le habla de cómo era la vida no hace mucho; el segundo es una confusión que tiene su mujer Mildred con pastillas de dormir, quien casi muere una noche por tomarse demasiadas sin darse cuenta; y el tercero es una redada a una casa con libros que acaba horriblemente mal. Las ansias de conocimiento de Montag, de saber por qué los libros son tan peligrosos, se despierta, poniendo en peligro la vida feliz y segura que le proporciona la sociedad.
   Recuerdo que cuando comencé a leer a Bradbury, yo tenía diecinueve y fue «Las doradas manzanas del Sol», no acaba de gustarme del todo. No sé qué hizo que siguiera leyéndolo a lo largo de los años, pero me alegro, porque ahora mismo es uno de mis escritores favoritos. No es que cambien los libros, es que cambiamos nosotros.
   Me leí «Fahrenheit 451» hará unos doce años, y se me había olvidado por completo. Al releerla ahora (ésta es una novela que hay que leerse en papel, nada de libro digital), me ha parecido una de las novelas más emocionantes que he leído jamás, y es que coincido muchísimo con lo temas que trata Bradbury y qué opina de ellos.
   Por una parte, me toca muchísimo el cambio de Montag, quien llevaba una vida completamente rutinaria, sin plantearse por qué hacía las cosas y olvidando su pasado (es muy significativo que no recuerde cómo conoció a su mujer); a tener ganas de saber, lo que provoca que descubra lo horrorosa que es esa sociedad. Y se siente que tan vivo que va a arriesgar todo por provocar un cambio (para mí es especialmente emocionante cuando se pone a leer libros a las amigas de su mujer).
   Me encanta la relación con Clarisse McClellan, que muestra al Bradbury más juguetón. Claro que de vez en cuando tienes que probar la lluvia o frotarte un diente de león en la barbilla para saber si estás enamorado.
   Y me encanta que esa sociedad, que en ciertos aspectos es inquietantemente similar a la nuestra, fuera la que impuso la censura de los libros. La gente no quiere pensar ni ampliar la mente, o simplemente leer ideas contrarias a las suyas, así que toma entretenimientos inocuo las 24 horas del día. Y toma el dominio de lo políticamente correcto, para no ofender a nadie. La masa le puso en bandeja al Gobierno que los trataran como borregos. Incluso un asesinato en directo es un espectáculo, y ya nadie sabe qué significa una guerra. La masa parecen zombis obsesionados con la televisión.
   Y me gusta mucho la estructura: Montag despierta gracias a Clarisse, al incidente con las pastillas de Mildred, y al incidente con la dueña de los libros, y ya no hay marcha atrás. Aun sabiendo que es peligroso, y que su jefe posiblemente sospeche, Montag sigue adelante, metiéndose más y más en la boca del lobo, y buscando ayuda en gente que le puede meter en problemas. Bradbury escribe una persecución muy imaginativa (Montag puede seguir su propia caza en las televisiones de las familias), y acaba con una nota llena de esperanza.
   Maravillosa, maravillosa novela.
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.