PROYECTO NOVELA. 18- «SU MAJESTAD EL REY DE LOS NIÑOS ZOMBIS» Y LA PIRATERÍA EN INTERNET (II): AMATEURS Y PROFESIONALES, EL FÚTBOL LIBRE, HORADEZ Y LA MÚSICA
Hoy, antes de volver a meternos en las procelosas aguas de internet, tengo una buena noticia que contaros: Pedro Pablo Picazo, del que ya hablé al final del artículo 10, está a punto de publicar su primera novela. Como ya conté entonces, Pedro Pablo no tenía ningún contacto en el mundo editorial, pero eso no le amedrentó para escribir novelas e intentar publicarlas.
Aquí está su historia de cómo lo consiguió (daré una pista: perseverancia):
“Me pide Carlos que os cuente cómo he conseguido llegar a publicar mi primera novela, ‘Su Majestad el Rey de los Niños Zombis’, que se edita el próximo 17 de febrero a nivel nacional. La historia es muy sencilla, en mayo de 2010 la presenté a un concurso, a la II Edición del Premio As de Picas, convocado por Playstation y la Editorial Viceversa. En septiembre recibo una llamada en la que me avisan que no he ganado pero que he sido finalista y que la Editorial Viceversa tiene interés en publicarla. Os podéis imaginar mi alegría y el agujero que hice en el techo con el enorme salto que di. Básicamente este es el resumen, pero Carlos quiere que relate cómo fue el desarrollo de esta historia, que cuente también un poco de los tropiezos, de los avatares hasta llegar a este punto. Yo lo siento por vosotros, pero él ha insistido.
Esta es la primera novela que me publican, pero antes escribí otra, una que argumentalmente no comparte nada con ésta, salvo el propósito y el deseo de hacer una gran aventura, una fantasía desbordante de imaginación y emoción donde el lector no pudiera ni imaginar qué es lo siguiente que va a pasar. Aquella primera historia empecé a escribirla en verano de 2001. Realicé un desarrollo completo, aunque sin corregirlo, y por diversas circunstancias lo abandoné, hasta que en 2009 encontré la convocatoria de la I Edición del As de Picas y decidí desempolvarlo para repasarlo y terminarlo. Durante este proceso fui añadiendo cosas, ampliando las historias de los personajes, expandiendo el universo mágico en el que se desarrollaba, sin ponerme límites y, claro, la cosa se desmadró. Aquella novela llegó a las 500 páginas y no tardé en darme cuenta de los errores y excesos que había cometido, pero ya era demasiado tarde, la había enviado al concurso. Seguí dándole vueltas a la historia y decidí, en lugar de continuar corrigiéndola, pasar a un nuevo proyecto, uno que compartiera el espíritu de lo que quería hacer con aquel primero, pero en el que ejercería el control desde el principio hasta el final, y así fue como surgió “Su Majestad…”, u “Oscar Z”, como se tituló en un primer momento y como todavía se llama la carpeta de mi ordenador donde nació. Una historia con un número de personajes más reducido, así como de mundos mágicos, que podía desarrollar y explorar con tranquilidad. Su redacción no me llevó demasiado tiempo, fueron dos meses en los que corrí bastante para poder presentarla a un concurso distinto, en el que finalmente no tuve suerte, pero eso me permitió hacer una nueva versión y participar otra vez en el As de Picas, donde, como ya he contado, la cosa fue mucho mejor. Pero, claro, esto no lo supe hasta septiembre y, mientras tanto, seguía intranquilo dándole vueltas a si esta vez habría acertado o no, así que decidí embarcarme en una tercera novela, que me ha dado bastantes quebraderos de cabeza pero que he conseguido finalizar hace poco y que ya anda por algún concurso, probando suerte. Ojalá dentro de no demasiado tiempo pueda contar alguna historia similar de ella. Reflexionando sobre lo sucedido recuerdo algo que solía decirnos un profesor de guión de la Escuela de Cine. Afirmaba que para que las cosas salieran adelante todo se resumía en tres pilares fundamentales: escribir, escribir y escribir. Me alegra poder decir que en este caso ha sido así.”
Así que ya sabéis, el 17 de febrero estará en las librerías de toda España. Para empezar a abrir boca, podéis leer el primer capítulo en la web de la editorial.
AMATEURS, PROFESIONALES Y HOBBIES
Antes de continuar quiero diferenciar lo que es un amateur, un profesional y el que tiene un hobby. Un amateur es aquel que comienza una disciplina, artística o deportiva, porque le pica la curiosidad, sin saber si le va a gustar practicarla o no. No hace falta ni que tenga conocimientos técnicos ni que practique mucho esa disciplina. Simplemente está probando. Si no le gusta, después de un tiempo la abandona.
El que tiene un hobby empieza como amateur, pero se da cuenta de que esa disciplina le llena mucho, y se convierte en su pasatiempo favorito. El que tiene un hobby se puede conformar con un nivel técnico muy bajo, y está feliz porque simplemente lo hace porque le gusta, o puede que el hobby le obsesione tanto que se rete a si mismo para ir mejorando más y más, llegando a tener el nivel de un profesional. No quiere ser profesional porque para ser profesional hay que pasar una serie de barreras que no le apetece pasar, y seguramente si el hobby fuera su profesión, se sentiría muy presionado y ya no disfrutaría practicándolo.
Un profesional es aquel que siente pasión por una disciplina y trabaja todos los días en ella para cada día ser mejor en lo que hace. Empezó como amateur, practicando un hobby. Tiene el sueño de poder ganarse la vida con eso que tanto le gusta, y para ello tiene que tener un nivel de ejecución en esa disciplina excelente. Y si ya trabaja en ello, tiene que mantener ese nivel de perfección. Ha dedicado mucho tiempo a formarse en esa disciplina y a practicarla. Esa disciplina es una parte fundamental de su vida.
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El trasto donde pedaleo |
No es fácil abrirse camino, primero porque la educación y el sistema están diseñados para que la gente no trabaje en estas profesiones, y muchas personas no entenderán por qué alguien quiere cobrar por algo que le gusta hacer; y luego tiene demostrar que es lo suficientemente bueno como para poder cobrar por lo que hace.
Hay una excepción con los profesionales, y es la gente que no ha trabajado en su vida por mejorar su disciplina, pero tiene buenos contactos, y les parece que trabajar en esas profesiones mola. Esta gente puede que al principio, por los enchufes, consigan algo, pero si no trabajan duro, van a durar un suspiro.
Creo que las diferencias son claras. Pero hay gente que no las ve. Pondré un ejemplo: yo cada día doy unas pedaladas en una bicicleta estática, y no por eso digo que soy ciclista; sin embargo, unos cuantos se venderían como ciclistas haciendo lo que yo hago.
Con el modelo de cultura libre, a priori sería imposible diferenciar a los profesionales de los otros dos tipos. Recordemos que muchos dirían que son ciclistas. Habría tantas obras presentadas de la misma forma que sería dificilísimo saber qué merece la pena, qué cosas son la obra de un chapuzas, o cuáles tienen una calidad mínima.
O dicho en otras palabras, sería imposible diferenciar a José Saramago de Pepe el que escribe.
Además, ahora mismo, sin cultura libre, internet permite que si tienes un hobby, o te ha dado un arrebato de inspiración y has escrito una novela en dos semanas, la puedas dar a conocer sin necesidad de pasar por medios tradicionales.
Además, ahora mismo, sin cultura libre, internet permite que si tienes un hobby, o te ha dado un arrebato de inspiración y has escrito una novela en dos semanas, la puedas dar a conocer sin necesidad de pasar por medios tradicionales.
Y ninguna ley, de las muchas que se están aprobando en el mundo, coarta la libertad de difundir tu obra.
FÚTBOL LIBRE
Vayamos al fútbol. Esta idea me la dio mi madre; a mí jamás se me hubiera ocurrido pensar en ese deporte.
El fútbol, no queda ninguna duda, es un entretenimiento (que creo que es lo que son principalmente la música, el cine, las series de televisión, la literatura y los videojuegos). No es necesario para vivir, pero a mucha gente le encanta.
De repente un día unos internautas, en nombre de todos los internautas, deciden que el fútbol debe ser gratis. La idea se pone de moda, y todo el mundo quiere el fútbol gratis. Y como no van a decir “Queremos fútbol por la patilla”, que es lo que realmente están pidiendo, se inventan una serie de justificaciones:
-El fútbol debe ser libre para lograr un mundo mejor, sin olvidar que los futbolistas tienen que ser recompensados en su justa medida. (Y no dicen cómo se va a recompensar a los futbolistas.)
-El modelo de negocio ha cambiado. Hace falta la reconversión industrial, como cuando llegó la radio o la televisión. Renovarse o morir. (Y no explican en qué consiste la reconversión industrial.)
-Que se financien como la Wikipedia, a través de donaciones. (Esta me hace gracia: los futbolistas pasando la gorra después de cada partido.)
-El fútbol perdió su esencia cuando se convirtió en negocio.
-Cobrar el fútbol atenta contra la libertad de expresión.
-El fútbol libre es más democrático. El pueblo vuelve a tener el poder de decir quién es futbolista y quien no, no los grandes clubes, que siempre se mueven por intereses económicos.
-¿De cuándo acá han cobrado los futbolistas? Si lo que realmente quieren es el clamor del público.
-El fútbol libre beneficia a los futbolistas. Yo veo muchos más partidos ahora que antes. Es publicidad para ellos.
-¡Qué sinvergüenzas son los futbolistas, que nos quieren hacer pagar por lo que más nos gusta!
-¡Con la crisis que hay, cómo osan los futbolistas cobrar las millonadas que cobran, si solo trabajan hora y media a la semana!
-Mi barrio está lleno de chiquillos que juegan al fútbol, y bien que no cobran.
-Mis colegas y yo quedamos los domingos para echar un partido, y lo hacemos gratis.
Demencial, ¿verdad? Imaginemos que el modelo de fútbol libre se impone. ¿Qué sucedería? Pues que las ligas de fútbol profesionales desaparecerían. Sí, quedaría como hobby, pero nadie se iba a matar para ser futbolista, simplemente para complacer a las masas.
HONRADEZ
Los defensores del “todo gratis” (perdón, de la cultura libre) también se escudan en lo miserables que son las editoriales, las discográficas y las productoras. A llegado la hora de hacer un ejercicio de honradez. Ya sabes que ahora mismo existen millones de obras artísticas con licencias de copyleft en internet: novelas, cortometrajes, películas y canciones que sus autores han colgado y que puedes disfrutar gratis, de forma legal.
Coge tu lista de reproducción y mira cuántas de esas canciones tienes y cuántas tienes de artistas respaldados por discográficas. Ahora piensa en las películas que te has bajado o has visto últimamente en el ordenador, ¿cuántas de ellas no venían de productoras? Y si te descargas libros de internet, ¿cuántos te bajaste de autores sin editorial?

En el caso de la música, es más fácil que los artistas se puedan saltar las discográficas. Una discográfica supone mucha más presencia en los medios de comunicación, más publicidad, más conciertos, más dinero. Pero un cantante o un grupo se puede crear una base de fans en internet y dar conciertos, con los que consiguen beneficios económicos.
Supongo que haya cantantes y grupos que lo que quieren es llamar la atención en la red para que les contrate una discográfica. Esto funciona porque para componer canciones, hay que tener conocimientos musicales. Y cualquier usuario, aún sin tener idea de música, reconoce qué suena bien y qué suena amateur.
Y volviendo a la honradez, ahora mucha gente clama que la música debe financiarse exclusivamente a través de conciertos. Vuelve a tu lista de reproducción y mira las canciones que tienes pirateadas, ¿de todos los grupos y cantantes que tienes allí, a cuántos de sus conciertos has acudido últimamente?
Que los financien otros mientras yo disfruto de su música por la jeta…
Bueno, este artículo ya es muy largo; lo dejamos por hoy. Pero todavía no hemos acabado con la piratería en internet. Aún nos queda ver por qué son necesarias las editoriales y el actual sistema cinematográfico; por qué en España la tasa de piratería está en la estratosfera, y lo que creo que será el futuro. Querámoslo o no, internet sí está cambiando el sistema de negocio (pero no como muchos se piensan). Todo es lo vemos en el siguiente artículo.Siguiente artículo: 19- La piratería en internet (III).
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