
CINEFILIA
The Dead
(Reino Unido, Irlanda, EE.UU., 1987, 83 min)
Dirección:
John Huston
Guión:
Tony Huston
Intérpretes:
Anjelica Huston
Donald McCann
Helena Carroll
Cathleen Delany
Donald Donelly
Ingrid Craigie
Colm Meaney
John Huston se estaba muriendo cuando dirigió “Dublineses”. El director estaba postrado en una silla de ruedas y necesitaba respiración asistida, y le quedaba tan poca vida que no llegó a ver el estreno de su película. Pero aún con esas dificultades, le dio tiempo a dirigir un film bellísimo que paradójicamente es al mismo tiempo muy triste y sumamente vitalista.
“Dublineses” está basada en el cuento “Los muertos” de James Joyce y cuenta cómo en Dublín, en 1904, las señoritas Kate y Julia Morkan (Helena Carroll y Cathleen Delany) celebran una fiesta el día de la Epifanía. Entre los diversos invitados se encuentra el matrimonio Conroy (Donald McCann y Anjelica Huston); y a lo largo de la noche Gretta Conroy se emocionará con dos acontecimientos: el recital de un poema de amor y una canción que canta uno de los invitados. De regreso a su hotel, Gretta le explica a su marido qué sintió en esos momentos, develándole un secreto, lo que hará que él reflexione sobre su vida con Gretta y la muerte.
“Dublineses” es una película con la que si conectas emocionalmente, te encanta, pero si no, te parece muy aburrida porque apenas pasa nada. Y es que si nos fijamos en la trama, los 15 últimos minutos son los que dan sentido a la película, y el resto es simplemente una cena con gente más o menos normal.
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Anjelica Huston |
Lo que hace que esta película sea tan grande, aparte del final, es cómo retrata Huston la condición humana: en esa cena se ver perfectamente cómo somos las personas. Puede que no vivamos en Dublín o a principios del siglo XX, pero la esencia sigue siendo la misma. Esa cena es tan interesante por lo bien identificados que tienes a los personajes, lo reales que parecen todas las situaciones y los diálogos (a través de diálogos aparentemente intrascendentes, van relevando personalidad), y cómo evolucionan a lo largo de la noche. Supongo que gran parte del mérito en cuanto a caracterización, estructura y diálogos hay que dárselo a Joyce, aunque esos actorazos los dirigió Huston, y el director logró momentos muy emocionantes (a mí me parecen especialmente bonitos el recital del poema, sobre todo por cómo afecta a la audiencia; la canción de tía Julia; y cuando Conroy da las gracias a las anfitrionas, que es un momento precioso).
La columna vertebral de la película es la evolución de los Conroy. Anjelica Huston va dando pistas de que algo le afecta mucho, primero en el recital y después al final de la velada en la escalera, en una escena que siempre me ha puesto los pelos de punta por lo emocionante, bonita y misteriosa que es (incluso la primera vez que la vi, cuando no sabía qué estaba pasando. Ahora que sé qué esconde, me emociona más). Después en el carruaje, donde es obvio que ella está rumiando algo, hasta que explota en el hotel y comienza uno de mis finales favoritos.
Huston cuenta una historia de amor desesperado y McCann, mirando por la ventana, reflexiona sobre lo que es estar vivo de verdad, y cómo todos nos vamos convirtiendo en sombras, mientras en el exterior la nieve cae sobre los vivos y los muertos.
Bella la película y precioso el comentario crítico.
Gracias.